Cómo ser una persona asertiva: 10 consejos prácticos
Pocas conductas hay más admirables que mostrarte hábil, resolutivo y honesto a la hora de expresarte. Ser una persona asertiva permite conquistar terrenos sociales, ganarte la confianza de los demás y reforzar tu autoestima. Ahora bien, cabe matizar que tal competencia es una artesanía social muy sofisticada que requiere práctica y dedicación.
Señalamos esto último por un hecho indudable. Hay quien piensa que la asertividad consiste solo en saber comunicar con habilidad aquello que uno quiere. En esta variable falta un componente decisivo: el respeto. Pedir lo que necesitas, defenderte o poner voz a tus sentimientos exige siempre hacerlo con elegancia y consideración. En el siguiente texto encuentras las claves para lograrlo.
«Una de las formas en que construyes la autoestima es siendo asertivo cuando no es fácil hacerlo. Siempre hay momentos en que dar este paso requiere de un gran valor».
Estrategias para ser una persona asertiva
Las personas que suelen tener mayores problemas para desarrollar esta habilidad son las que reprimen lo que sienten y no se atreven a poner voz a sus pensamientos. Sufrir negligencia infantil, por ejemplo, dificulta, en ocasiones, usar este ejercicio psicológico. Sin embargo, con adecuadas estrategias siempre es posible encender el motor del cambio y de la comunicación eficaz.
La asertividad define tu habilidad social para expresar sentimientos, opiniones y necesidades de una manera clara, directa y respetuosa. Cuando eres capaz de regular bien tus emociones, vencer tus defensas y abrirte a los demás con aplomo, defiendes mejor tus derechos y hasta eres más convincente para reclamar lo que deseas. ¿Quieres potenciar esta habilidad? Toma nota de cómo lograrlo.
1. Valida lo que sientes y piensas
Hay un dato muy interesante que precisan en la revista Social and Personality Psychology Compass. Durante los desacuerdos, disputas o negociaciones se suele reaccionar de muchas maneras. Hay quien las evita y están los que responden con un estilo agresivo. Bien, el mejor modo de manejar las situaciones difíciles es mediante la conducta asertiva.
No obstante, para ser capaz de decir en alta lo que sientes, quieres y piensas, debes, en primer lugar, darte valor y apreciarte como persona. Es necesario, por tanto, que valides todas tus emociones y opiniones, porque esas realidades internas merecen defenderse. No las reprimas ni restes importancia a tu universo psicológico.
Ejemplo práctico
La asertividad es un ejercicio que oxigena y fortalece las relaciones afectivas. Por ejemplo, si tu pareja lleva a cabo conductas que no te agradan, como tomar decisiones sin consultarte, no reprimas tu enfado o molestia por temor a hacerle daño. Tu frustración es lícita; es esencial que te comuniques de manera respetuosa para expresarle lo que sientes.
2. Regula tus emociones
Si deseas ser una persona asertiva es conveniente manejar de forma eficaz tus emociones, para que estas no obstaculicen tu comunicación. Seguro que alguna vez te sentiste bloqueado por el miedo, la ira o la ansiedad a la hora de hablar con alguien. Ese nudo en tu estómago impide expresarte de manera serena y esto resulta invalidante.
Frontiers in Education señala en un artículo que la buena regulación emocional y la asertividad son dos pilares fundamentales a lo largo de nuestro desarrollo adulto y, por ello, es importante trabajar dichas competencias.
Ejemplo práctico
Imagina que debes exponer en tu empresa un proyecto personal. Necesitas expresar tus ideas y necesidades con adecuada solvencia para convencer a tus clientes. En estas situaciones, te será de gran ayuda gestionar el estrés mediante técnicas de relajación y de respiración profunda. De ese modo, tus emociones estarán siempre bajo control.
3. Aprende a decir «no»
¿Te cuesta poner límites? ¿Siempre acabas diciendo «sí» a propuestas que, en realidad, no deseas llevar a cabo? Respira hondo porque no estás solo. Uno de los pasos más difíciles de la conducta asertiva es aprender a decir «no quiero esto» o «no me apetece hacer aquello». Para ejecutarla, tienes que aprender a reclamar tus derechos y saber decir «sí» sin miedo y «no» sin culpa.
Ejemplo práctico
Imagina que tu familia pide a tu pareja y a ti que cada fin de semana les hagan una visita. Bien es cierto que no les molesta pasar el día con ellos de vez en cuando, pero no de manera tan continuada. En este contexto, es necesario ser asertivos por el bien de todos. Enseguida, te explicamos cómo:
- Planifica y practica lo que vas a decir.
- Sé amable, respetuoso y positivo en el mensaje.
- Entiende que tus necesidades también son importantes.
- Haz uso de la empatía durante tu comunicación asertiva.
- Exprésate de manera tranquila, decidida y con convencimiento de lo que dices.
- Comprende que debes expresar lo que quieres sin herir, pero de modo claro.
- Propón alternativas (no vendré todos fines de semana, pero sí dos veces al mes).
- Ten previsto lo que te pueden responder, pues así sabrás actuar en consecuencia.
4. Acostúmbrate a usar el pronombre personal «yo»
¿Qué tal se te da resolver problemas? ¿Aplicas la asertividad a la hora de manejar malentendidos o pequeñas diferencias relacionales? En una investigación publicada en BMC Psychology comprobaron que al entrenar a las adolescentes en estas habilidades su salud mental mejoraba. Para lograrlo es necesario que apliques una pequeña técnica relevante.
La asertividad requiere que pierdas el miedo a utilizar construcciones como «yo quiero», «yo necesito», «yo opino». Lejos de parecer egoísta, con estas expresiones pones voz a tu persona. Hacerlo con respeto y efectividad te lleva a lograr acuerdos y mejorar tu bienestar.
Uno de los escenarios donde más te ayudará la asertividad es en el manejo de los conflictos. Lejos de quedarte bloqueado por la ira, la frustración o el deseo de evitar esa situación, te animas a afrontarla. Lo haces mediante una buena regulación emocional y una comunicación relajada, directa y clara que no duda en empatizar con quien tiene en frente.
5. Sé claro y directo
A veces, menos es más. Las florituras, rodeos y ambigüedades comunicativas no son útiles a la hora de demostrar tu asertividad. Ese exceso de palabras impide que el mensaje llegue de manera adecuada y, por ello, es necesario que procures ser claro y directo. Expresar lo que sientes y piensas no requiere de grandes discursos, siempre será mejor ser conciso.
6. Sí a la escucha activa y a la empatía
Una publicación de International Letters of Social and Humanistic Sciences resalta que la asertividad actúa como esa habilidad nuclear en los entornos laborales. Esta valía psicológica impide que se vulneren los derechos de los demás y previene, por ejemplo, situaciones de acoso en el trabajo.
Debes tener en cuenta que esta competencia no busca solo convencer a los demás de lo que quieres o necesitas. Ser asertivo es un ejercicio que conjuga con gran acierto la empatía y la escucha activa.
Ejemplo práctico
Visualízate en tu trabajo intentando resolver un problema con un compañero. Está bien que le digas lo que opinas sobre esa situación, pero debes dejar espacio a la comprensión; es necesario escucharlo con respeto e interés. Conectar con su realidad personal ayuda también resolver antes esas diferencias.
7. La comunicación emocional
¿Deseas ser alguien asertivo que sabe llegar a los demás y que logra impactar de forma positiva? Entonces, mejora mucho más tu inteligencia emocional. Si usas un diálogo hábil, tus palabras calarán de modo significativo en tu interlocutor. Esto es algo que requiere práctica, pero no es imposible.
Con este propósito, no dudes en describir lo que sientes, en hacer uso de un tono de voz claro y seguro, a la vez que directo. La concisión en tus frases y la empatía en tu actitud contribuyen a defender mejor tus derechos y relacionarte de modo óptimo.
8. Domina tu comunicación no verbal
Para ser alguien asertivo es pertinente aprender a regular también tus reacciones impulsivas y la ansiedad corporal. Porque en estas situaciones no importa solo lo que digas, más allá del mensaje verbal, está lo que expresas con tu cuerpo, es decir, con tu comunicación no verbal. Este plano es importante.
Muéstrate relajado, con la espalda recta y evita cruzar los brazos o las piernas para no demostrar actitudes defensivas. Asimismo, la asertividad no demanda una sonrisa constante, pero sí un buen contacto visual, una expresión cálida y serena, de quien confía en sí y en aquello que expresa.
Ejemplo práctico
Pongamos por caso que deseas pedir un aumento de salario a tu jefe. Para tal fin te presentas en el despacho con una idea muy clara de lo que dirás. Sin embargo, no solo procuras expresarte con seguridad y sin miedo. Además, te sientas ante tu superior con tranquilidad y con una posición relajada, mirándole siempre a los ojos. El éxito está asegurado.
9. Entrénate en resolución de conflictos
Tal y como refieren en una investigación en Frontiers in Psychology, cada vez es más necesario enseñar en las escuelas técnicas de asertividad en resolución de conflictos. Estas herramientas no solo facilitan manejar de forma adecuada los desafíos con sus iguales en los institutos. Son, ante todo, habilidades para el viaje de la vida.
Los problemas y malentendidos son dinámicas que siempre aparecerán en tus relaciones o en tu trabajo. La negociación en los conflictos exige que domines la asertividad, así se llega a soluciones justas y satisfactorias para todas las partes.
Ejemplo práctico
Supongamos que surge un problema en tu comunidad de vecinos. Mientras algunos derivan en la conflictividad y las palabras agresivas, tu actitud es la que marca la diferencia. Y lo hace porque te conviertes en la única persona que maneja la situación de forma asertiva, para que pueda acordarse a una solución que beneficie a todos por igual.
10. Ensaya y atrévete
Seguro que ya te has dado cuenta. La asertividad es una habilidad complicada que se desarrolla con la práctica y atreviéndote a usarla cada día. No dudes en buscar oportunidades para expresarte con este mismo estilo comunicativo en diferentes situaciones y con personas diversas (pareja, familia, amigos, compañeros de trabajo, etc.).
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Asertividad y comunicación, un ejercicio de bienestar
La mejor característica de la asertividad es que se puede entrenar y desarrollar. No importa que a lo largo de vida te costara un poco dejar fuera lo que hay en tu interior: opiniones, necesidades, emociones, valores… Siempre es buen momento para cultivar un poco más este músculo psicológico del bienestar.
Cuando lo logres, descubrirás que ser asertivo permite ser más auténtico y congruente contigo. De pronto, ya puedes vivir de acuerdo con tus creencias y principios. Todo ello fortalece tu salud mental y contribuye a un mayor sentido de autorrealización y satisfacción personal. ¿Por qué no intentarlo hoy mismo?
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