Trastorno de oposición desafiante en adultos (TOD): síntomas y tratamiento
El trastorno de oposición desafiante en adultos es más frecuente de lo que pensamos. Son personas eternamente enfadadas, adictas a las discusiones, de las que pierden los estribos con facilidad y acumulan problemas a nivel laboral, familiar, social, etc. Así, a pesar de que esta condición psicológica se asocia de manera frecuente a la población infantil, es común que este trastorno persista con los años.
Esa falta de control temperamental lo que provoca en muchos casos es que, al llegar a la edad adulta, derive en una realidad psicológica más problemática. Es muy común que el niño desafiante desemboque con los años en un trastorno de la personalidad antisocial. Esa oposición a la autoridad que se manifiesta en la infancia y que no se trata roza cuotas más desafiantes y peligrosas al llegar a la madurez.
No estamos por tanto, ante un problema menor. Tanto es así, que hay un dato que resulta, cuanto menos, preocupante. Se estima que el trastorno de oposición desafiante (TOD) afecta entre el 5 y el 15 % de la población escolar. Sin embargo, buena parte de los casos no se diagnostican, con lo que es muy común alcanzar los 20, 30, 40 años evidenciando un comportamiento tan adverso como conflictivo.
Trastorno de oposición desafiante en adultos es muy complicado de diagnosticar en la edad adulta porque cursa con rasgos antisociales e incluso con conductas adictivas.
Trastorno de oposición desafiante en adultos: ¿qué síntomas presenta?
Hay niños contestones, difíciles y hasta problemáticos, pero luego están aquellos con un trastorno de oposición desafiante (TOD). Esta es una condición recurrente en la infancia en la que orbitan un conjunto de comportamientos complejos como son la agresividad hacia figuras de autoridad, las rabietas constantes, las conductas vengativas, el rencor, la irritabilidad constante…
Estamos ante lo que conocemos como trastornos externalizantes (Achenbach et al., 1983; Quay et al., 1987), es decir, son realidades que cursan con comportamientos desadaptativos y que, de no tratarse de manera temprana, pueden dar pie en la etapa adulta a conductas delictivas y de serio desajuste social.
Veamos ahora cómo se manifiesta el trastorno de oposición desafiante en adultos.
Características que los definen
El adulto con esta condición psicológica se define básicamente por una clara imposibilidad de integrarse en un entorno con unas normas básicas. Si la etapa escolar ya fue problemática para este perfil, mantener un trabajo en la madurez es todo un reto. No suelen estar mucho tiempo en un puesto determinado.
- Pierden la paciencia con frecuencia y tienen muy baja resistencia a la frustración.
- Presentan notables cambios de humor, pero lo cierto es que la irritabilidad es la emoción con la que más conviven.
- Se definen a sí mismos como figuras rebeldes, personas independientes que viven la vida a su manera. Sin embargo, el hecho evidente es que no pueden adaptarse a casi ninguna situación. Tienen problemas familiares, laborales, les cuesta mantener los amigos, las parejas…
- Evidencian una nula responsabilidad personal.
- No respetan reglas ni leyes; tampoco aceptan consejos.
- Se sienten enfadados con el mundo, con el sistema, con toda figura de autoridad…
- Se perciben también como personas incomprendidas. Según ellos, nadie aprecia sus valías, su potencial o buen hacer.
- Suelen hacer uso de la violencia verbal.
- Manifiestan conductas peligrosas al volante.
- Pueden derivar en conductas adictivas y violentas.
¿Cuáles son las causas de este trastorno psicológico?
Existen diversas teorías que explican el trastorno de oposición desafiante en adultos. Por un lado, están los enfoques neurobiológicos que hacen referencia a causas genéticas. También tenemos la explicación social, esa que nos remite a patrones disfuncionales de crianza y educación en los que se conjugan a menudo, la figura de padres agresivos con madres deprimidas, pero controladoras a la vez.
Es decir, si bien es cierto que no están claros los desencadenantes de este trastorno externalizante, hay un hecho llamativo. El niño o adolescente que no recibe atención psicológica en su trastorno desafiante deriva en la edad adulta en conductas más problemáticas. De hecho, es muy común que acaben manifestando un trastorno antisocial de la personalidad.
Por otro lado, trabajos de investigación como los realizados en la Universidad Estatal de Washington hablan de una estructura psicológica latente que se aprecia ya sobre los 4-6 años. Es decir, hay niños que evidencian una hostilidad y desafío a la autoridad de manera muy temprana. Estos rasgos van adquiriendo mayor relevancia entre los 14 y 16. Más tarde, en la adultez temprana (18-25 años) ya surgen conductas antisociales.
Por tanto, sería necesario realizar un diagnóstico temprano para evitar y prevenir el trastorno de oposición desafiante en adultos, así como el trastorno antisocial de la personalidad.
El estudio citado advierte de otro hecho. Esta dimensión psicológica se acompaña, por término medio, de otros trastornos como la hiperactividad o el trastorno explosivo intermitente.
¿Cómo se trata el trastorno de oposición desafiante en la población adulta?
Los adultos con un trastorno desafiante tienen muchas dificultades para responsabilizarse de sus conductas, permaneciendo en muchos casos ciegos a las consecuencias de las mismas. Al mismo tiempo son muy vulnerables a trastornos como la depresión, por su aislamiento y la debilidad de su sistema de apoyo.
De alguna manera, un hecho parece contrastar con el otro, ya que a pesar de sufrir directamente las consecuencias de sus actos, niegan con frecuencia la necesidad de hacer cambios en su manera de comportarse.
En muchos casos, para que una persona con esta condición mental o con un trastorno antisocial reciba asistencia profesional es necesario una sentencia judicial que la obligue a ello. Cometer un delito o caer en una adicción a las drogas les obliga a pasar por terapia.
¿Qué se puede hacer en estos casos? Existen diferentes enfoques.
- Terapia individual para favorecer el control de impulsos, la gestión emocional, las habilidades sociales, resolución de problemas… La reestructuración cognitiva orientada a tratar aquellos pensamientos disfuncionales, sumada a las técnicas operantes para reducir conductas antisociales, son algo esencial.
- Es importante a su vez que entren en programas de terapia ocupacional, educativa y de rehabilitación psicosocial.
Para concluir, si bien es cierto que estamos ante realidades de elevada complejidad, siempre hay recursos y buenos profesionales que pueden reeducar y reintegrar estos perfiles comportamentales tan problemáticos.
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- Barry, T. D., Marcus, D. K., Barry, C. T., & Coccaro, E. F. (2013). The latent structure of oppositional defiant disorder in children and adults. Journal of psychiatric research, 47(12), 1932–1939. https://doi.org/10.1016/j.jpsychires.2013.08.016
- Vásquez, J., Feria, M., Palacios, L., & De la Peña, F. (2010). Guía clínica para el trastorno negativista desafiante. México: Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fente Muñiz.(Serie: Guías clínicas para la atención en trastornos mentales).