¿Qué es la teoría de la frustración-agresión?

¿Dónde nace la agresión? Hay múltiples aproximaciones, pero en este artículo nos centraremos en la teoría de la frustración-agresión.
¿Qué es la teoría de la frustración-agresión?
Sara González Juárez

Escrito y verificado por la psicóloga Sara González Juárez.

Última actualización: 13 marzo, 2021

Las teorías que intentan explicar la agresividad son múltiples y, al menos en apariencia, lógicas. En esta ocasión podrás conocer la teoría de la frustración-agresión, una de las más populares en su momento histórico y la base para otras más actuales.

Esta teoría da una explicación quizá demasiado sencilla a la pregunta de la agresión, pero su autor fue capaz de crear un enunciado aplicable a prácticamente todas las situaciones de violencia. ¿Te ha picado la curiosidad? Sigue leyendo.

¿Qué es la teoría de la frustración-agresión?

Esta teoría fue formulada por John Dollard y Neal Miller, dos psicólogos de la escuela del conductismo que quisieron teorizar sobre las causas de la agresión. Allá por 1939 formularon la teoría de la frustración-agresión, en la que esta tendencia conductista vuelve a reducir al estímulo-respuesta uno de los procesos básicos del comportamiento en sociedad: la violencia.

Sin embargo, el bagaje psicoanalítico de Dollard les movió a buscar una teoría que aprovechara los puntos fuertes de ambas teorías.

¿Qué postula la teoría de la frustración-agresión?

La hipótesis principal es que la agresión es siempre una consecuencia de la frustración y que esto funciona también al contrario: la frustración siempre lleva a algún tipo de agresión. Con estas premisas sencillas, Dollard y sus colaboradores buscaban hacer predicciones acerca de cuándo las personas y contra quién lo hacían.

Pero, ¿cómo funcionan la frustración y la agresión? A continuación puedes leer cómo estos autores describieron los dos procesos por separado.

La frustración

En esta teoría, la frustración se entiende como una interferencia en la secuencia del comportamiento, es decir, una persona se frustra si no consigue que se materialicen sus deseos. Esto puede ocurrir por razones que enumeraré más adelante.

Por ejemplo, si se le da a un niño una bolsa de caramelos mientras ve una película y de repente se le saca de la sala y se le quita la bolsa, no podrá terminar ninguna de las dos acciones. Y es probable que se sienta frustrado, claro.

La teoría también postula que cuanto mayor es la frustración, más intensa es la agresión resultante. Si alguien se cuela en la cola del supermercado, por ejemplo, la probabilidad de que sea señalado o recriminado aumenta o disminuye en función del puesto al que haya accedido o intentado acceder.

Además, dice que la agresión lo libera la frustración, se acumula. De este modo, llega un punto que cualquier pequeña frustración puede dar lugar a una agresión intensa, producto de esta acumulación.

La agresión

Dentro de la teoría de la frustración-agresión, la agresión es la conducta cuyo objetivo es dañar a la persona a la que está dirigida. La agresión puede ser física o verbal, directa o indirecta.

Sin embargo, la agresión no siempre llega hasta la persona que la ha generado directamente. En estos casos se recurre a la agresión desplazada, que consiste en ejercer violencia sobre otro objetivo que comparta alguna semejanza con el original. Además, si la violencia directa se entorpece o se impide, se recurrirá a la indirecta -como propagar rumores o burlarse de alguien-.

Más adelante, un estudio demostró que quienes tienen autoestima elevada, pero inestable muestran hostilidad rápidamente ante la frustración, pues están en guardia continuamente.

Ante este panorama, esta teoría describe dos formas de reducir la agresión:

  • Suprimir la frustración: si el desencadenante se elimina, por lógica se borra también la consecuencia. Un ejemplo sería que la persona que acaba de tirarte el café al suelo se disculpe y te invite a otro café.
  • Catarsis: según este método, traducir la frustración en acción reduce la activación del individuo y previene las agresiones en el futuro.

Las ramificaciones de la teoría de la frustración-agresión

Tras esta teoría surgieron muchas otras tratando de desarrollar sus puntos débiles. Ted Gurr, por ejemplo, aplicó esta teoría a la forma en que originan las revueltas sociales a medida que las aspiraciones y esperanzas de la gente se ven frustradas.

Por otro lado, Engebretson postuló en 1989 que a quienes se les permite dar rienda suelta a su ira de la manera que prefieran estarán menos activados después que a aquellos a quienes se reprime. ¿Significa esto que hay que permitir la agresión como forma de catarsis? La respuesta más obvia es que no, pero el debate sigue abierto a día de hoy.


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