7 diferencias entre la salud mental y emocional
¿Hay diferencias entre la salud mental y la emocional? ¿Son las dos caras de una misma moneda? De algún modo, se podría decir que la intersección entre ambas áreas es del 50 %. Al fin y al cabo, el bienestar mental incluye la dimensión física, social y, cómo no, la relativa a las emociones. Sin embargo, hay importantes distinciones entre una esfera y la otra.
Un ejemplo, la salud emocional se expresa en la habilidad para comprender y regular las emociones, pero no incluye el procesamiento de la información o los estados de preocupación crónica. El equilibrio, satisfacción y felicidad requieren del cuidado integral de todos estos ámbitos y sus procesos. Es pertinente conocer, por tanto, las particularidades de las dos áreas.
Las personas que suelen tener problemas para manejar su ira, sus miedos o inseguridades, evidenciarían problemas en su salud emocional.
Diferencias entre la salud mental y emocional
Hay una metáfora que ayuda a entender mejor estas realidades. La salud mental es el océano y la salud emocional son sus olas. La primera lo contiene todo, es una extensión inmensa que abarca buena parte de lo que somos. El oleaje es lo que nos da movimiento, sentido y dirección. Un elemento no puede separarse del otro, pero cada uno presenta unas dinámicas propias.
A veces, es posible encontrarse personas con una buena salud mental que evidencian las mismas reacciones emocionales que un niño de 3 años. Tomar conciencia de dichas particularidades permitiría centrarse en esos ámbitos, quizás descuidados, y que mejorarían muchas parcelas de la vida, como las relaciones sociales. A continuación, mira cuáles son las diferencias entre la salud mental y emocional.
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1. La salud mental tiene que ver con tu forma de pensar
Hay personas que caen en ciclos de pensamientos irracionales, obsesivos y limitantes. Otras, pueden creer que todo el mundo conspira en su contra. La forma de pensar y de procesar la realidad tiene un vínculo directo con la salud mental. Si esos enfoques mentales disfuncionales se mantienen en el tiempo, surge ya la base de algún trastorno mental.
Ideas persistentes como «no podré con esto», «nadie me quiere» o «todo saldrá mal», son patrones de pensamiento problemáticos. Lo mismo sucede con esos trastornos más complejos en los que aparecen delirios o una forma de razonar del todo desorganizada.
2. Ser consciente de tus sentimientos y entenderlos es salud emocional
Los sentimientos son los procesos mentales experimentados justo después de sentir una emoción. Lo cierto, es que no todo el mundo es hábil a la hora de entender aquello que siente y que arremolina en su interior. ¿Es tristeza? ¿Es ira lo que hay en mi mente y que me hace reaccionar de este modo? Ser capaces de tomar contacto con los sentimientos y darles nombre, es un ejemplo de salud emocional.
3. La dificultad para resolver problemas o decidir tiene que ver con la salud mental
A veces, el mundo entero se vuelve un nudo y surge la incapacidad de decidir, de resolver los problemas más simples. Nos sentimos bloqueados, con dificultades para centrar la atención y afrontar los desafíos del día a día. La salud mental también tiene que ver con la disposición y la habilidad para tomar decisiones y pensar en soluciones ante cualquier situación.
En este sentido, investigaciones como las realizadas en la Universidad de Nueva Inglaterra, en Australia, destacaron cómo la terapia basada en la resolución de problemas mejora la salud mental de los estudiantes.
Muchas personas pueden tener una buena salud mental y, sin embargo, carecer de buenas competencias en el área emocional. En estos casos, siempre es de utilidad habilitarse en el desarrollo de una buena inteligencia emocional.
4. Tus miedos e inseguridades se relacionan con la salud emocional
Las diferencias entre la salud mental y emocional tienen que ver también con conductas de evitación y los miedos. Emociones como la vergüenza o la inseguridad limitan en muchos casos y esto se arraiga a el universo emocional.
Dejarse llevar por las emociones más difíciles sin razonarlas, canalizarlas y regularlas, condicionaría por completo nuestro potencial y bienestar.
5. Alteraciones en los procesos cerebrales y los problemas mentales
La salud mental tiene un correlato directo con el cerebro y sus procesos. Tanto es así que una parte de los trastornos psiquiátricos, como es el caso de la esquizofrenia, presentan alguna alteración a nivel neurológico. Al respecto, la revista Biological Psychiatry destacó en un artículo cómo condiciones como el trastorno bipolar evidencian anomalías corticales y subcorticales.
Es decir, es común que las alteraciones mentales tengan un sustrato más profundo que complejo. El área emocional también puede verse alterada, pero lo que más se observará son problemas para razonar, pensar, cambios llamativos en el estado de ánimo y también en la conducta.
6. La inteligencia emocional y la resiliencia son la base de la salud emocional
Sabemos que un buen manejo y comprensión de las emociones media en el bienestar, así como en la capacidad para construir relaciones saludables y alcanzar metas. Ahora bien, una de las diferencias entre la salud mental y la emocional, es que esta última tiene una conexión inmediata con la inteligencia emocional.
Así, una persona sin habilidades sociales o una buena empatía tendrá una salud emocional muy deficiente. Sucede lo mismo con esa bella palabra que nunca deja de estar de moda «resiliencia». No ser capaces de sobreponerse a las dificultades o de mirar la vida de un modo más esperanzador, afecta el bienestar.
Recuerda, por tanto, esas dimensiones que integran la inteligencia emocional, según Daniel Goleman, y que deberías ejercitar a diario:
- Empatía.
- Motivación.
- Habilidades sociales.
- Autoconciencia emocional.
- Autorregulación emocional.
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7. Los cambios en la personalidad y el comportamiento (salud mental)
En las diferencias entre salud mental y emocional hay un factor destacable. Cualquier cambio en la personalidad, por ejemplo, volverse más apático, agresivo, desconfiado o impulsivo podría evidenciar un problema de salud mental. Lo mismo sucede con la conducta, con llevar a cabo acciones que van en contra de la propia salud como autolesionarse.
¿Cómo saber si tengo un problema de salud mental o emocional?
«Me siento solo/a». «Estoy triste». «Mi vida es un desastre». Muchas veces se atraviesan momentos oscuros y de elevado sufrimiento emocional, en los que es común preguntarse si se tiene algún problema de salud mental. Reiteramos: lo emocional y lo mental tienen fronteras muy difusas, pero existen algunas claves para clarificarlo.
El sufrimiento emocional que podemos experimentar a causa de eventos adversos, no tiene nada que ver con un problema de salud mental. Estar mal cuando se pasa por hechos adversos es algo completamente normal.
Estrategias para discernir si lidias con un problema de salud mental o emocional
Algunas experiencias de vida traen consigo un gran nivel de dolor psicológico. Es decir, eventos vitales en los cuales el sufrimiento no implica que haya en ello algo patológico. Una pérdida, una ruptura o estar ansiosos por no encontrar trabajo, son estados vinculados a lo emocional y no tanto a la salud mental. Entonces, ¿qué hacer? Toma nota de las siguientes recomendaciones:
- Considera el tiempo. ¿Llevas meses sin pensar con claridad, con problemas de memoria y con pensamientos muy negativos? Entonces es momento de consultar con profesional.
- Toma conciencia de si ese malestar altera varias áreas de tu vida. Como, por ejemplo, llevar semanas sin dormir, con conductas apáticas y con una tristeza que impide acudir al trabajo o relacionarte.
- ¿Ejecutas conductas que son dañinas para ti y que no puedes evitar? Entran en esta categoría las adicciones, autolesiones y conductas de purga, entre otras. De ser así, es importante la intervención especializada.
- ¿Sientes que no tienes el control sobre realidad? ¿Has dejado de interesarte por cosas que antes te eran significativas? ¿No te sientes bien contigo desde hace tiempo? Todos estos factores dan pistas de algún problema en la salud mental.
Para concluir, cualquiera puede lidiar en algún momento con un problema en el ámbito mental o en el emocional. Si bien son dos esferas que, como las partes de un átomo, siempre van juntas, es recomendable saber distinguirlas por el bienestar integral. Tenlo en cuenta.
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