8 Escritores famosos con trastornos mentales

A los genios artísticos se les ha asociado con la locura, o de forma más correcta, con los trastornos mentales. Aquí te resumimos la historia de 8 de ellos.
8 Escritores famosos con trastornos mentales
María Vélez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Vélez.

Escrito por María Vélez

Última actualización: 16 junio, 2020

A lo largo de la historia se han relacionado a los artistas con los trastornos mentales. Mientras que a muchos pintores se les ha asociado a la esquizofrenia, a los escritores comúnmente se les ha conocido padecer de trastornos de estrés o ansiedad. De hecho, en un estudio reciente ha encontrado que los escritores profesionales tiene un 121% más de probabilidades de sufrir un trastorno bipolar que el resto de la población.

Muchos de los mejores escritores de nuestra historia han padecido en algún momento de su vida de trastornos en el estado de ánimo o bien han sufrido trastornos durante toda su vida. Así, no sorprende que el debate acerca de si la creatividad o genialidad está asociada con la inestabilidad mental, siga manteniéndose vivo.

León Tolstoi

El autor de ‘Guerra y paz’ y ‘Ana Karenina’ podría estar orgulloso, pues sus novelas todavía se consideran obras maestras de la literatura universal. Estos dos ejemplares son una prueba irrefutable del perfeccionismo y exhaustividad con las que Tolstoi emprendía sus creaciones. Sin embargo, menos conocido es su ensayo ‘Mi confesión’, en que habla de su crisis depresiva, cómo ésta le afectaba y qué sentía.

Con el tiempo, al llegar a la edad madura, su depresión empeoró. Estaba demasiado preocupado por su éxito, y comenzó a donar sus posesiones. Más tarde, fue crítico de sí mismo recriminándose no haber tenido el valor de suicidarse.

Ernest Hemingway

Hemingway es conocido como un brillante autor ganador del Premio Nobel por la obra El Viejo y el Mar. Él mismo dijo que sufrió de depresión, trastorno bipolar, que tenía rasgos de la personalidad límites y narcisistas, y que más tarde sufrió psicosis. En lugar de acercarse a los médicos en busca de ayuda, Hemingway, lamentablemente, se automedicaba con alcohol.

Tuvo varios comportamientos de alto riesgo, tales como la pesca de altura o esquivando balas como corresponsal de guerra. Como sucede comúnmente, tenía antecedentes genéticos para la depresión. Su árbol genealógico estaba poblado con familiares que sufrían de depresión, muchos de los cuales se suicidaron. Y como si fuera una predicción, Ernest acabó también suicidándose con su escopeta el 2 de julio de 1961.

Virginia Woolf

‘La señora Dalloway’ y ‘Al faro’ son dos de las obras más conocidas de Woolf. Cuando tenía unos viente años, ella era propensa a sufrir ataques nerviosos, que se podrían entender como ataques de ansiedad hoy día. Éstos se cree que fueron provocados por un episodio de abuso sexual que sufrió en su infancia.

Después de terminar su última novela, ‘Entre actos’, Woolf cayó gravemente en una depresión. La pérdida de su casa en Londres durante la Segunda Guerra Mundial, contribuyó a empeorar su salud mental. En 1941, llenó sus bolsillos con piedras, se metió en un río cerca de su casa y se ahogó.

Philip K. Dick

Dick es quizás el más visionario escritor del siglo pasado. Sus obras se encuentran los clásicos de ciencia ficción más adaptados en la historia del cine reciente. Películas como Blade Runner, The Minority Report y Total Recall, son sólo tres de las historias adaptadas de sus novelas y cuentos que escribió.

Cuando era adolescente, Dick sufría de vértigo. A medida que crecía, empezaron a aparecer síntomas de esquizofrenia, como alucinaciones visuales y auditivas. Entonces fue hospitalizado, pero de alguna manera allí se las arregló para seguir escribiendo. De hecho, escribió una novela llamada ‘Sivainvi’, la cual describe la búsqueda teológica de Amacaballo Fat tras ser alcanzado por un rayo láser rosa, el cual identificaba como una fuente de conocimiento. Este láser rosa había sido nombrado por Dick en alguna ocasión, diciendo que lo transmitía directamente a su conciencia.

Franz Kafka

Kafka ha sido un referente de la escritura tan grande que incluso el término kafkiano forma parte de nuestro lenguaje. ‘El juicio’ y ‘La metamorfosis’ son dos de sus cuentos más conocidos. Franz era solitario, un genio, que sufría de ansiedad social y depresión. Tenía una relación tormentosa con los miembros de su familia. Al parecer, padecía unos celos insufribles hacia sus hermanos, a quien les deseó la muerte. Lamentablemente, dos de ellos murieron de forma natural más tarde y Franz no fue capaz de superar la culpa. También tuvo una relación tensa con su padre, algo que se ve reflejado en su obra de manera constante.

La escritura fue una obsesión para él, terminando algunas obras como ‘El Juicio’ en sólo ocho horas. En medio de ese caos, tuvo un amor no correspondido que le hizo entrar en una depresión. De ahí, de estar atrapado en su habitación sin tener fuerzas para salir comienza a crear al personaje de Gregorio Samsa.

También sentía mucha inseguridad hacia sus escritos, los cuales pidió que destruyeran una vez falleciese. Sin embargo, su mejor amigo no hizo caso y publicó la gran parte de sus documentos. Entre ellos, se encontraban sus diarios, donde mencionaba el infierno y el desamparo que le daba la soledad.

Sylvia Plath

Esta autora sólo publicó un libro de poesía y una novela en vida, con el pseudónimo de Victoria Lucas. La novela, llamada ‘La campana de cristal’, fue publicada el mismo año en el que suicidó abriendo el gas e inhalando monóxido de carbono. Es una crónica literaria sobre la depresión nerviosa, el tratamiento de electrochoque, de un intento de suicidio anterior y de su supuesta recuperación. Además, esta obra se consagró en los años 70 como un icono feminista, pues también criticaba las opciones que tenían las mujeres de la época.

Sylvia padecía de trastorno afectivo bipolar, una enfermedad en la que el riesgo de suicidio es 30 veces más alto que en la población general.

Hermann Hesse

El famoso autor de ‘El lobo estepario‘ o ‘Siddharta’, tuvo numerosos conflictos con sus padres, lo que le llevó a estar continuamente moviéndose entre instituciones. Más tarde, entre los años 1915 y 1919, entró en una etapa de depresión promovida por la muerte de su padre, la enfermedad de su hijo y una crisis esquizofrénica de su esposa. Entonces, se llegó a plantear el sentido de la vida, teniendo ideas suicidas y un intento de cometerlo.

Fue entonces cuando decidió acudir a terapia psicoanalista con J.B.Lang, discípulo de Carl Gustav Jung, que también pasaría a ser su terapeuta años más tarde. En esa crisis, Hermann escribió ‘Demian’, una obra en la que se refleja todo el desequilibrio interior y la búsqueda de la sanación. La cual, para él, vino de la mano de la publicación de esta novela, aunque de forma temporal.

Edgar Allan Poe

Poe es considerado el mejor autor de los cuentos de terror. Tenía una personalidad inestable y algo excéntrica, por lo que fue tachado de vicioso, degenerado o loco. Sin embargo, la realidad era que padecía de un gran desequilibrio mental.

Hoy día, no está muy claro qué es lo que sufría Poe en realidad. Algunos analistas sospechan hoy día que podía sufrir de trastorno bipolar. Otros indican que podía ser epilepsia parcial compleja. Otros, indican que pudo padecer las dos, ya que podrían presentar cuadros similares.

Como fuese, Edgar sufrió a lo largo de su vida y se cobijó en los excesos y adicciones, los cuales a su vez inspiraron su obra. Fue en 1849 cuando lo encontraron por la calle vestido con ropa que no era suya y lo ingresaron en un hospital mental. A los pocos días murió de “inflamación cerebral”, un eufemismo que se utilizaba para el consumo excesivo de alcohol y drogas.

En definitiva, la creatividad y los trastornos mentales siempre han sido relacionados, aunque no haya conclusiones sobre si realmente la creatividad es mayor en esta población. Lo que es difícil de negar, y asumir, es que en relación a eso, nos dejaron obras exquisitas.


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