Charles Dickens y cómo sanar el dolor por la pérdida
En la historia de la literatura hay un autor eterno y que destaca por un don excepcional. Charles Dickens trazó con su pluma los personajes más asombrosos y los universos emocionales más revulsivos. Amor, odio, melancolía, tristeza, anhelo, decepción, soledad, arrepentimiento… Sus libros son auténticos compendios de las emociones humanas.
Por ejemplo, inolvidable fue el personaje de Pip en Grandes esperanzas. La evolución de aquel huérfano tímido que, de pronto, se vio bendecido por la ayuda económica de un benefactor es una lectura casi obligada para toda generación.
En sus páginas, descubrimos a personajes como Miss Havisham, una mujer que fue abandonada en el altar el día de su boda. Ese hecho la paraliza, negándose a quitarse ese vestido desde entonces, viviendo en una casa congelada en ese mismo y trágico instante temporal.
Dickens fue un escritor muy eficaz para sondear los abismos del sufrimiento en cualquiera de sus formas. Esa habilidad no solo la demostró en la escritura, también en la vida real evidenció esa misma sensibilidad.
«Hay una sabiduría de la mente y… hay una sabiduría del corazón».
-Tiempos difíciles, 1854-
Sanar el dolor por la pérdida según Charles Dickens
En 1862, Letitia Austen perdió a su esposo Henry Austen, un conocido artista y arquitecto con quien había compartido vida a lo largo de 25 años. Puede que este nombre no nos sea conocido. Sin embargo, el interés de esta historia, en apariencia anónima, reside en el hecho de que esta mujer era la hermana menor del escritor Charles Dickens.
Es bien conocido que el mejor escritor de la era victoriana fue un hombre de gran sabiduría y sensibilidad. Esta creencia no es una mera opinión, una creencia que uno obtiene tras leer buena parte de sus novelas. Lo cierto es que disponemos de toda la recopilación de sus interesantes misivas recogidas en The Letters Of Charles Dickens, 2012.
El sufrimiento de Letitia por ese duelo que no lograba superar hizo que Charles Dickens le escribiera una carta para intentar reconfortarla. Sin embargo, hizo algo más que conferirle consuelo a través de sus letras, le dio unas estrategias que desde un punto de vista psicológico son muy interesantes.
En este mundo no hay más sostén que la esperanza de uno y la misericordia y bondad de Dios. A través de esos dos puertos de un corazón náufrago, creo firmemente que, con el tiempo, encontrarás un lugar de descanso pacífico, incluso en esta tierra agobiada por las preocupaciones.
La fe y la esperanza, las luces internas
Para sanar el dolor por la pérdida, según Charles Dickens, hay que volver la mirada hacia nuestro interior. Es en ese espacio íntimo donde cada cual debe aferrarse a aquello que le da sentido. Las dos dimensiones que desde siempre han proporcionado consuelo al ser humano han sido la fe y la esperanza.
Estas dos dimensiones hablan el lenguaje del corazón y forman ese amarre capaz de darnos apoyo y seguridad cuando nuestro mundo se viene abajo. Perder a nuestro ser amado es una experiencia para la que nadie está preparado. A pesar de ello, pocas vivencias son más comunes en el devenir de las personas, y a pesar de ello logramos sobrevivir y avanzar.
La esperanza es la idea de que, a pesar del dolor actual, seguirán existiendo motivos para seguir avanzando con menores cuotas de sufrimiento. La fe, la espiritualidad y la religión conforman una dimensión privada, cada cual tiene la suya, pero es una herramienta que atempera tristezas, sin sentidos y miedos.
El esfuerzo cotidiano y los hábitos: las guías externas
El autor de Oliver Twist, Tiempos difíciles, Grandes esperanzas o David Copperfield le insiste a su hermana en que el tiempo avanzará y el desconsuelo será menor. Le comenta con sutil elegancia y empatía que ese mar agitado en el que navega la confusión se calmará en algún momento.
Sin embargo, para sanar el dolor por la pérdida, según Charles Dickens, ese avance no será posible si no hay esfuerzo. Las palabras que le dirige a su hermana tienen una gran trascendencia terapéutica. Le indica que debe asentar los pensamientos (evitar ideas irracionales, no caer en la desesperanza más absoluta, etc.).
Asimismo, le propone que la necesidad de mejorar sus hábitos: organizar sus días, buscar nuevas ocupaciones, levantarse de la cama, hacer cosas para que la mente se distraiga… Todo ello hará que las emociones oscuras den paso a la luz, a la esperanza.
Nada se puede lograr sin esforzarse. En un esfuerzo decidido por asentar los pensamientos, repartir el día, encontrar una ocupación regular o hacerla, levantarse y hacer algo, se encuentran principalmente los medios mecánicos para crear una mejor mentalidad.
El objetivo: alcanzar un estado de un estado de ánimo más tranquilo.
«La mente y los afectos perturbados, como el mar agitado, rara vez se calman sin un tiempo intermedio de confusión y problemas». Dickens no duda en advertirle a su hermana una realidad evidente. El equilibrio y la superación del duelo por una pérdida no es un viaje sencillo. Es tener que transitar por un mar revuelto en el que las dificultades la acompañarán durante un tiempo.
Hay verdad, sensibilidad y honestidad en la misiva que le escribió a su familiar. No le ofrece unas palabras vacías, ánimos fáciles y sin consistencia como quien nos da una palmada en la espalda y nos convence de que «todo pasará». Para sanar el dolor por la pérdida según Charles Dickens debemos entender que hay un proceso y que este no está exento de altibajos y caos emocional.
A pesar de ello, lograremos tarde o temprano alcanzar un estado de ánimo más tranquilo. En ningún momento habla de felicidad o bienestar. Y también en ese aspecto nos resulta honesto y hasta valiente a la hora de dirigirse a un ser querido como es su hermana.
Superar un duelo es pasar de la tormenta a la estabilidad, de la oscuridad a un nuevo amanecer más sereno. Para concluir, aún ahora las palabras de Dickens nos siguen ofreciendo confort y sabiduría. No por ello se alzó como uno de los mejores escritores sobre la vida, el amor y el sufrimiento humano.
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- Colledge, Gary (2012), God and Charles Dickens: Recovering the Christian Voice of a Classic Author. Baker Books.
- Ledger, Sally y Holly Furneaux, (2011), Charles Dickens in Context, Cambridge University Press. p. 318.
- The Letters Of Charles Dickens, 2012. New Publisher
- Walder, Denis (1981). Dickens and Religion. London: Allen.