Cómo actuar de manera sabia: 7 claves que te ayudarán
Para actuar de manera sabia no hace falta tener un cociente intelectual (CI) muy alto, en cambio, sí mostrar una cierta tendencia a la sensatez y a la bondad. Como bien decía Sócrates, la sabiduría parte del reconocimiento de la propia ignorancia y de la imposibilidad del conocimiento absoluto.
Por otro lado, si nos preguntamos por esa competencia psicológica que nos permitiría responder mejor a un mundo en crisis, incierto y cambiante, esta sería el mejor ejemplo. Así, y aunque es cierto que la filosofía y la religión han sido las que se han aventurado por el terreno que exploramos hoy, esto ha ido poco a poco cambiando. En los últimos 20 años, la psicología se ha interesado de manera particular en ella.
Las universidades de Illinois y de Klagenfurt, en Austria, llevan tiempo investigando el comportamiento sabio en la vida cotidiana. Su hipótesis de trabajo es que lo que llamamos sabiduría es especialmente importante en los momentos más desafiantes. Puesto que, quien más y quien menos, se encuentra en esta tesitura existencial, vale la pena comprender cómo despertar y desarrollar esta maravillosa herramienta.
“El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona”.
-Aristóteles-
¿Cómo podemos actuar sabiamente?
La sabiduría se define como la capacidad para tomar decisiones acertadas. Al mismo tiempo nos habilita para ayudar mejor a los demás. Es decir, no solo hay un sentido de eficiencia, sino que además en esta dimensión hay un componente que apela a la capacidad para inspirar.
Según Glück y Weststrate (2022) autores de la investigación antes citada, el comportamiento sabio se caracteriza por:
- La habilidad para resolver problemas a corto plazo. Es decir, abordan las dificultades antes de que estas sean mucho mayores.
- Generar un bien mayor (apoyando y ayudando a amigos, familiares, conocidos o desconocidos, etc.).
- Cierta destreza para saber qué es lo correcto en cada circunstancia. Aunque ello implique, en ocasiones, obtener una ganancia menor.
Si bien llevamos siglos comprendiendo la sabiduría desde una visión más bien espiritual como es la del budismo, es momento de ir un poco más allá. La psicología nos ofrece ahora claves concretas para aprender a actuar sabiamente. Profundicemos en ellas:
1. Regular las emociones para pensar mejor
Ninguno de nosotros tomaremos una buena decisión cuando estamos atenazados por la ira, la frustración o el enfado. Por ello, un primer ejercicio es atesorar una buena gestión y regulación emocional. Comprender cada sensación, sentimiento y emoción para situarla a nuestro favor y no en nuestra contra, es la base de un comportamiento sabio.
2. Calma y la serenidad
Para actuar sabiamente hay que desarrollar un temperamento relajado. Solo desde la calma se observa mejor la agitación del mundo. Solo desde una mirada serena uno es capaz de comprender perspectivas y opiniones contrarias. Nada es tan decisivo que ser capaz de entender a los demás, que saber qué hay detrás de cada evento y circunstancia.
La persona sabia actúa siempre tras haber analizado una situación, y entendido cada dinámica que da forma a ese evento. Y esto, solo puede llevarse a cabo desde una mente tranquila, centrada y sosegada.
3. Mentalidad exploratoria
Todo desafío tiene más de una salida. Por lo general, aquellos que actúan de manera sabia son amantes del conocimiento y disponen de una mente que adora aprender y explorar nuevas opciones. Esto explica por qué, ante un mismo desafío, proponen varias soluciones.
“El sabio puede cambiar de opinión. El necio, nunca”.
-Immanuel Kant-
4. Preocupación empática
Para actuar sabiamente hay que dejar los intereses personales a un lado. Importa el bien común, preocupan los demás y uno tiene como prioridad lograr un beneficio amplio y compartido. Esto es lo que diferencia, a menudo, al inteligente del sabio.
Mientras el primero se focaliza en la ganancia personal, el segundo es alguien altamente empático y sensible a las necesidades ajenas.
5. Comportamiento ético
Las personas sabias no solo toman buenas decisiones, sino que además estas resoluciones siempre son éticas. Sus valores son nobles y difícilmente cruzarán esa línea que está justo al otro lado de la bondad.
6. Habilidades metacognitivas
Las personas inteligentes tienen un gran potencial metacognitivo. Es decir, tienen un gran autocontrol, regulan su propio aprendizaje, saben planificar, evaluar la información… Sin embargo, un aspecto que suele definir a la persona sabia es combinar un gran conocimiento y unos recursos cognitivos con la humildad.
Su carácter es sencillo, abierto y siempre accesible. Deslumbran por poseer una actitud esperanzadora, muy resuelta e inspiradora, también fresca, capaz de despertar sonrisas por su ingenio y cercanía. Son mentalidades muy positivas, que encandilan por su humildad conjugada con profundos conocimientos.
7. Autorreflexión
La mente sabia no es producto del simple paso del tiempo, sino también de la autorreflexión. Esa capacidad para valorar cada acontecimiento, para pensar en las propias acciones y decisiones tomadas nos permite tomar a nuestra propia experiencia como maestra.
Leyendo lo que les sucede, los sabios no olvidan que los altibajos, los fracasos o las pérdidas forman parte del paisaje cotidiano, al igual que los éxitos o las ganancias. Es el propio devenir, son los acontecimientos propios de la existencia y también los eventos que precisamente nos permite acumular conocimiento.
En esencia, atesorar sabiduría requiere desarrollar una conciencia más profunda, sensible y bondadosa sobre lo que nos rodea. Intentemos poner en práctica estas claves.
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- Glück J, Weststrate NM. The Wisdom Researchers and the Elephant: An Integrative Model of Wise Behavior. Personality and Social Psychology Review. June 2022. doi:10.1177/10888683221094650