Cultura de la cancelación en redes sociales, ¿de qué se trata?
La cultura de la cancelación en redes sociales alude a un fenómeno que aglutina defensores y detractores. Es cada vez más común eliminar el estatus o retirar el apoyo a alguien conocido, a raíz de un comportamiento o comentario ofensivo o alternativo. Las críticas públicas no son nuevas; pero sí lo es que cualquiera las haga de manera anónima, teniendo un potencial tan grande e influencia.
Figuras como la cómica británica Maureen Lipman temen hacer determinados tipos de humor por miedo a la cancelación. Y quien es cancelado no solo deja de existir en los medios. Además, sufre el ataque en ese universo digital donde las palabras llegan a compartirse millones de veces. ¿Cuál es el origen de este fenómeno? ¿Qué lo alimenta y por qué gana adeptos? Lo analizamos a continuación.
Las redes sociales no han hecho más que facilitar un fenómeno que siempre ha existido. Ahora es más fácil que nunca vetar (cancelar) a alguien en cuanto su conducta nos parezca poco ética o, simplemente, no compartamos sus opiniones.
¿En qué consiste la cultura de la cancelación en redes sociales?
Famosos, empresas, grandes marcas y hasta nosotros mismos; cualquiera puede sufrirlo. La cultura de la cancelación en redes sociales consiste en castigar y retirar la visibilidad de figuras cuyas conductas son mal vistas en lo social. En ocasiones, ni tan solo es necesario que dichas personas o entidades cometieran un delito.
Es suficiente con que un colectivo identifique una actuación como poco ética o tener una opinión que se desvíe de la mayoritaria. Si bien el acto de «invisibilizar» o «hacer el vacío» a la persona díscola, inmoral o transgresora siempre ha existido, el mundo de las redes sociales multiplica las consecuencias. De hecho, la mayoría de las cancelaciones se gestan al hacerse viral un comentario o noticia.
Si bien esta práctica puede ser una ayuda para visibilizar ciertas injusticias (como el acoso, el abuso o la discriminación), hay un matiz. A menudo, prevalece un exceso de sensibilidad y cualquier comentario es sobreprocesado, sin contar con que, a veces, el juicio tiende a desvirtuarse por una interpretación o réplica parcial descontextualizada.
Cancelar significa quitar la presencia e inversión en alguien, es dejarlo en el ostracismo a raíz de una conducta supuestamente ofensiva para la mayoría de los usuarios de redes sociales.
¿Cuál es su origen y qué explica su auge?
Estábamos en la primera década del 2000 y el programa South Park ya ironizaba con la cultura de la cancelación en redes bajo la etiqueta #CancelSouthPark. Lo cierto es que llevamos tanto tiempo escuchando este término, que tenemos la sensación de que siempre formó parte de nuestra realidad social.
Es más, los adolescentes normalizaron este fenómeno y forma parte de su cotidianidad. Así, investigaciones como las realizadas en la Universidad de Utrech destacan como los jóvenes de entre 18 y 25 años regularizan que ciertas figuras caigan en el ostracismo digital, como le ha sucedido a J. K Rowling, Ellen Degeneres, James Gunn o Kanye West. Pero, ¿cómo empezó todo?
1. El término «cancelar» y su raíz misógina
Curiosamente, la expresión «cancelar» como sinónimo de borrar o hacer desaparecer a alguien tiene su origen en una película de Wesley Snipes, New Jack City, 1991. En ella, el protagonista insulta, con el objetivo de que «cancelen», a una mujer que consideraba inútil. Más tarde, esta expresión volvió a usarse en Love and Hip-Hop, un programa de televisión.
2. Cultura de la denuncia, el auténtico propósito
La cultura de la cancelación en redes surgió con un propósito claro: denunciar lo injusto. Si bien boicotear o invisibilizar el estatus de alguien por su conducta no es nuevo, el mundo digital lo facilitó e impulsó. En el 2014, la activista Sue Park escribió el hashtag #cancelColbert, pidiendo cancelar al cómico Stephen Colbert por un comentario racista sobre los asiáticos, por ejemplo.
Ahora bien, el auténtico auge del fenómeno llegó con el movimiento # MeToo en el 2017 . El objetivo era denunciar las experiencias de acoso y agresión social vividas por las mujeres. El desencadenante fue poner sobre la palestra pública la realidad de decenas de actrices con el productor de cine Harvey Weinstein.
La cultura de cancelación en redes sociales es un instrumento para castigar a personas conocidas o poderosas por conductas que nos parecen reprobables.
3. Búsqueda de responsabilidad por las conductas ofensivas
A partir del 2019, hay una evolución: de la denuncia pasamos a la búsqueda de la responsabilidad y a la aplicación de un tipo de justicia digital. La del acoso, la devaluación y el ostracismo público. Las conductas ofensivas son vilipendiadas y sancionadas en redes sociales.
De este modo, lo que se interpreta como política o moralmente incorrecto se traslada al universo de las redes para castigarlo. La gran masa, los usuarios de Twitter, por ejemplo, se convierten en jueces y verdugos y logran arrebatar el estatus, la imagen pública y hasta el futuro laboral de quienes cometieron algún acto ofensivo.
La Universidad de Zhejiang analizó este fenómeno. Twitter actúa como ese instrumento de justicia social, capaz de incitar a despidos y boicots hacia organizaciones, empresas y hasta países.
¿Qué se logra con la cultura de la cancelación en los medios?
Cancelar a alguien es un modo de reconocer que, aunque uno no cambia la desigualdad estructural o las injusticias, puede denunciarlas y castigarlas. Y las redes sociales son el mejor escenario, el instrumento más idóneo y, en ocasiones, el más peligroso. Porque no podemos dejar de lado la implicación que tendría este fenómeno.
Estamos en una sociedad donde la participación/contribución es fácil. Basta con abrirse una cuenta y opinar, compartir o dar likes. Esto ha tenido consecuencias positivas, pero también promueve que la cultura de la cancelación sea un fenómeno en crecida. Todos los días se invisibiliza a alguien y son muchos los que temen expresarse por temor a dicho castigo. ¿Qué logra esta tendencia? Veamos enseguida:
- Es una herramienta de poder, pues es posible elevar a alguien, pero también convertirle en un villano.
- Cancelar es para muchas personas un mecanismo correctivo cuando sienten impotencia por las injusticias.
- Si bien la cultura de la cancelación en redes busca responsabilizar a las personas por sus acciones, los resultados podrían ser nefastos. A la pérdida del empleo se le suman problemas de salud mental e incluso suicidios.
- Este fenómeno condiciona la libertad de expresión, homogeneizando el pensamiento, con la pérdida de riqueza lógica. Hay miedo a la hora de opinar, de hacer humor, de trasgredir en una dirección que no sea políticamente correcta, de comunicar.
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Cancelación en redes y prudencia
Hay un hecho evidente. En nuestra sociedad abundan las conductas inapropiadas y los personajes poco éticos. Las injusticias se dan a diario y las redes sociales son un canal excepcional para su denuncia. De este modo, si bien es posible que los cancelados cosechen lo que sembraron, es mejor ser prudentes.
Existe una línea de fondo que debemos considerar. En este juego de cancelaciones todos podríamos ser, en algún momento, la figura de paja a quemar en la pira pública. Y no hay peor experiencia que la humillación y la vergüenza en el universo digital. Midamos bien nuestra conducta en redes y la figura que elegimos cancelar. No porque alguien opine diferente, por ejemplo, merece la condena al ostracismo. Reflexionemos en ello.
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