Dais de verdad solo cuando dais de vosotros mismos

Dais de verdad solo cuando dais de vosotros mismos
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Rafa Aragón

Última actualización: 30 septiembre, 2019

Aprender a dar de corazón es algo que se cultiva, se aprende con el tiempo, a través de la bondad y del amor. Normalmente por lo adquirido, suele haber una intención oculta en la persona que da. Hemos aprendido que para sobrevivir hay que dar, con la expectativa de que así obtendremos algo a cambio.

¿Qué sucede cuando damos esperando obtener algo a cambio? Aparece inevitablemente la frustración, la desesperación y la tristeza. Nos alejamos de muchas relaciones creyendo que no hay reciprocidad, y con la idea de que somos merecedores de mucho más de lo que estamos recibiendo por parte de la otra persona.

Pero, lo que estamos dando, ¿es superficial?, ¿forma parte de nuestras posesiones, de nuestros bienes?, o ¿estamos ofreciendo algo valioso de nosotros mismos, entregando algo de corazón que sea significativo? Reflexiona…

“No dais sino poco cuando dais de vuestras posesiones.  Es cuando dais de vosotros mismos que realmente dais.”

-Khalil Gibran-

Aprender a dar lo mejor de nosotros mismos

Cuando estamos dando lo mejor de nosotros mismos a los demás, no necesitamos reconocimiento, no tenemos la intención oculta de sentirnos valorados y queridos por lo que estamos haciendo. Simplemente aportamos algo valioso que nace desde nuestra generosidad y honestidad.

Al estar en disposición de valorarnos a nosotros mismos y creer en nuestro propio amor, es cuando cultivamos esta actitud desinteresada, en la que no se busca nada a cambio. De una forma auténtica y compasiva podemos acercarnos a ayudar a quienes lo necesitan.

Lo mejor de uno mismo aparece mediante la autenticidad, desde la naturalidad y espontaneidad. A través del miedo, la preocupación, la inseguridad y la falta de motivación solo podemos ofrecer falsedad y superficialidad.

“Hay quienes dan con alegría y esa alegría es su recompensa.  Y hay quienes dan con dolor y ese dolor es su bautismo.  Y hay quienes dan y no conocen la pena de dar, ni buscan alegría ni dan con preocupación de virtud. Dan como en el valle lejano el mirto exhala su fragancia, en el espacio.”

-Khalil Gibran-

Dar con autenticidad

Cuando no tenemos suficiente con lo que recibimos

Se nos educa para ser víctimas de recibir algo que necesitamos a cambio. Vendemos nuestro propio amor por obtener atención y consuelo; vendemos nuestros valores y nuestras virtudes para obtener la ilusión de seguridad, de control y de continuidad.

Cuando creemos encontrarnos seguros, en un estado de aparente estabilidad, nos aferramos a lo que tenemos, acabamos dependiendo y por lo tanto, temiendo a perderlo. Acabamos por contaminar todo aquello a lo que nos aferramos hasta finalmente darle fin.

Puesto que todo lo que conseguimos obtener para mantener nuestra estructura de aparente seguridad, deja de ser suficiente, de una forma voraz necesitamos más muestras de amor, atención y compromiso. Nos quedamos vacíos sin que nada tenga ya suficiente valor. Vamos, pues, en búsqueda de otras personas que sacien nuestra sed.

Al encontrarnos vacíos de nuestro propio amor, procuramos hallarlo fuera de manera insaciable

Abrazando al amor

No es posible dar desde la seguridad

Si lo que buscamos es sentirnos seguros, ofreciendo lo mejor de nosotros sin que nos puedan rechazar, sin que nos puedan herir, y que nos atiendan, comprendan y presten atención tal y como nosotros necesitamos; seguramente nos apartemos del propósito de dar desde el corazón, siendo nosotros mismos.

“Y ¿qué es el temor de necesitar, sino la necesidad misma?
¿No es temer la sed cuando vuestra fuente está llena, la sed que es inexistente?
Hay quienes dan poco de lo mucho que tienen, y lo dan para reconocimiento y su oculto deseo hace sus dádivas insanas.
Y hay quienes tienen poco y lo dan todo. Los árboles de vuestro huerto no dicen así, ni los rebaños de vuestros campos.

Ellos dan para poder vivir porque retener es perecer. Seguramente que aquel que es merecedor de recibir sus días y sus noches, es merecedor de todo lo demás de ti. Y aquel que merece beber del océano de la vida merece llenar su copa en vuestra pequeña corriente. Y ¿quién sois vosotros para que los hombres deban abrir su pecho y develar su orgullo a fin de que podáis ver su valer desnudo y su orgullo no envilecido?

Ved primero que vosotros mismos merezcáis ser dadores y un instrumento del dar.
Porque en verdad es la vida la que da a la vida; mientras vosotros que os creéis dadores no sois sino testigos.”

-Khalil Gibran-

El acto de dar surge de la compasión, del amor y la generosidad. Es un acto bondadoso libre de egoísmo y de interés. Aprender esta forma de dar conlleva haber pasado antes por mucha frustración e incomprensión. Supone un estado de paz donde no transita el rencor. Te invito a que juntos lo practiquemos y lo incorporemos en nuestras vidas…


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