La motivación es una de las claves del éxito

La motivación es el combustible que nos lleva de donde estamos a donde queremos estar. Ahora, adentrémonos en este componente psicológico y descubramos cómo aumentarlo.

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Fátima Servián Franco

Última actualización: 02 noviembre, 2023

Siempre estamos actualizándonos con frases, herramientas y filosofías motivacionales para seguir adelante de una forma positiva y plena. Pero, ¿sabes qué? Rara vez nos explican qué es la motivación de verdad, cómo trabaja en nuestro interior y qué podemos hacer para encontrarla.

¿Qué es la motivación?

Dicho de manera simple, la motivación es la energía que nos impulsa a hacer cosas. Ya sea porque nos gusta, nos beneficia o nos hace sentir bien, es lo que nos da el empujón para seguir adelante. Es el primer paso antes de hacer algo significativo.

Cuando vemos un helado delicioso, la motivación es lo que nos hace decir: «¡Quiero ese helado!», y nos lleva a conseguirlo. También es lo que nos lleva a calzarnos las zapatillas para correr a pesar de sentir pereza o lo que nos mueve a abrir nuestros libros y concentrarnos en el estudio, porque nos importa obtener buenas calificaciones y aprender.

En la sociedad occidental actual vivimos en un constante devenir de circunstancias externas que, muchas veces, nos sumergen en la inercia. Vivir sin motivación nos hace entrar en un mundo que nos vuelve mecánicos y donde nos olvidamos de nosotros mismos y de nuestros verdaderos valores.

Motivación intrínseca y extrínseca, principales diferencias.

Hay dos tipos principales de motivación: la intrínseca y la extrínseca. La conducta intrínsecamente motivada tiene como objetivo el interés personal en realizarla. Esto quiere decir que las personas hacen algo porque disfrutan o encuentran satisfacción en el proceso mismo, con independencia de las recompensas externas.

Por ejemplo, alguien que toca el piano por pura pasión, está impulsado por la motivación intrínseca, ya que lo hace por el placer que obtiene al tocar el instrumento, en lugar de hacerlo por un premio o reconocimiento externo.

En cambio, cuando alguien se pone en marcha por la motivación extrínseca, lo hace más por factores externos que por deseos personales. Pensemos en incentivos como dinero, el hecho de sentirse reconocido o incluso evitar castigos.

Imaginemos que a una persona le ofrecen un bono si completa una tarea extra que no le entusiasma mucho. Lo hará porque quiere ese dinero adicional, no porque disfrute de la tarea en sí. Este es un buen ejemplo de motivación extrínseca.

Ahora bien, ¿ambos tipos son igual de importante a la hora de alcanzar metas? Con relación a esto, un artículo publicado en Frontiers In Human Neuroscience, señala que la motivación intrínseca a menudo se asocia con un aprendizaje más profundo y duradero, ya que las personas están impulsadas por tu propio interés en lugar de factores externos.

Motivación + Disciplina: la alianza para el triunfo

Algunos sostienen que la motivación está sobrevalorada y que el secreto del éxito está en la disciplina. Sin embargo, para ser justos, debemos reconocer que es la combinación de estas dos fuerzas lo que marca la diferencia.

La motivación es esa chispa que nos enciende y nos hace decir: «¡Vamos a por ello!». Es aquello que nos da dirección para dar los primeros pasos. Es como el motor de un coche que arranca con fuerza y nos pone en movimiento. Por otro lado, la disciplina nos brinda constancia y la determinación para mantenernos en el camino incluso cuando las cosas se ponen un poco complicadas.

Juntos son imparables, como Batman y Robin. Como equipo, son una fusión ganadora que puede llevarnos a logros asombrosos en cualquier aspecto de la vida.

¿Cómo motivarnos? Aprendiendo de los deportistas…

En el contexto deportivo, la motivación es un motor esencial que impulsa a los atletas a encontrar la pasión y a confiar en sus capacidades, lo que les permite superar sus límites mentales. Compartimos algunas lecciones que podemos aprender de ellos:

• Tener metas claras: Tener objetivos claros es una gran fuente de motivación, porque nos brinda un propósito profundo y significativo para cada uno de nosotros. Al fijarnos metas es fundamental hacernos la pregunta: «¿Para qué lo estoy haciendo?» Esa respuesta es la razón de fondo que nos impulsa a trabajar duro para conseguir lo que queremos alcanzar, incluso cuando el camino se torna desafiante.
• Diseñar un plan de acción y llevarlo a cabo: Los deportistas saben que no basta con establecer metas; es esencial también convertirlas en acciones concretas. A menudo desglosan sus objetivos en pasos alcanzables y así logran mantenerse motivados.
• Visualizar: Muchos atletas aplican técnicas de visualización. Imaginan sus éxitos antes de que sucedan. Cierran los ojos y se contemplan un escenario de triunfo. Al hacerlo, crean una sensación más realista de lo que están tratando de alcanzar.
• Aprender de los fracasos: Incluso los deportistas con mejor desempeño a veces pierden. En realidad, es en los momentos de derrota donde se demuestra su verdadero espíritu. En lugar de darse por vencidos, optan por aprender de sus errores y se comprometen a regresar más fuertes.

Por otro lado, es crucial destacar que la motivación y la autoconfianza están muy relacionadas. Esta sociedad a menudo nos enseña a depender de elementos externos en lugar de confiar en nosotros mismos. Las personas seguras de sí mismas confían en su propia fuerza interna, lo que les permite ser independientes y tomar riesgos en busca de sus objetivos.

Un trabajo diario

Es importante comprender que la motivación no es constante, sino que fluctúa. No todos los días nos levantamos con el mismo nivel de energía y entusiasmo. Requiere de un trabajo constante y consciente.

En la vida, no todo es un camino fácil y lleno de pétalos de rosa. A menudo nos encontramos con desafíos, obstáculos o situaciones que nos desmotivan. Esto es normal. La clave es entender que la motivación es un proceso dinámico y que necesita de nosotros para mantenerse viva y fuerte.