Niños que ven pornografía: ¿cómo les afecta?
Es probable que los niños que consumen pornografía vean lastrado su desarrollo neurológico y su funcionamiento sexual. Esta es una realidad evidente y además descuidada. Somos esa sociedad preocupada por el hecho de que nuestros niños vean contenidos violentos en las series o películas. Sin embargo, no dudamos en darles acceso a los móviles desde edades tempranas.
En la actualidad, son muchos los pequeños de 7, 8 o 10 años que tienen acceso a la pornografía online. Estos contenidos son gratuitos, anónimos y asequibles. No hace falta pagar ni tampoco demostrar que uno es mayor de edad. Es una ventana a la que asomarse en cualquier lugar: en casa, en el cole, en el autobús, con amigos o solos.
La pornografía online está distorsionando por completo aspectos relativos al género, la igualdad y la sexualidad. Casi sin saber cómo, estamos viendo cómo preadolescentes evidencian conductas hipersexuales que no son acordes a su desarrollo físico y socioemocional. Fantasean de manera constante con el sexo y crean en su mente representaciones violentas y degradantes sobre el mismo.
Esta realidad traza un problema que va más allá de meros aspectos morales. Hablamos de una cuestión de bienestar social y salud mental. Se están normalizando prácticas que perpetúan el sexismo, la violencia contra la mujer y que además sesgan de manera temprana la infancia abocándola hacia conductas problemáticas. Lo analizamos.
Ver porno online es la fuente primaria que tienen los niños y los adolescentes de aprender sobre la sexualidad. Los efectos de acudir a estos recursos de manera continuada es grave.
¿Cuáles son sus consecuencias?
Save The Children establece en los 8 años la edad media en la que los niños empiezan a ver pornografía online. Ese primer contacto se hace por curiosidad, casualidad o presión de sus iguales en las escuelas. Sea como sea, lo que experimentan casi siempre es una mezcla de confusión que los puede dejar conmocionados al principio, pero también lo bastante intrigados como para seguir viendo estos contenidos.
Trabajos de investigación como los realizados en la Universidad de New Hampshire destacan que buena parte de los niños sufren una exposición no deseada a las imágenes pornográficas mientras usan internet. Ese primer encuentro meramente casual (y a falta de un software de filtrado y bloqueo parental) puede incentivar la posterior curiosidad.
Buena parte de los padres o bien subestiman esta realidad o no son conscientes de las búsquedas o páginas que hacen sus hijos en sus dispositivos electrónicos. Esto provoca que en ocasiones se sorprendan ante el repentino cambio de conducta y personalidad de estos. Lo analizamos.
Países como Reino Unido están pensando en iniciar campañas contra el consumo de la pornografía del mismo modo que se hacen para las drogas.
1. Aprendizaje por imitación: cuando la pornografía sustituye a la educación sexual
La teoría del modelaje y el aprendizaje social nos recuerda que los niños aprenden por imitación. Sus neuronas espejo son mucho más sensibles a edades tempranas, y todo lo que observan tiene impacto en ellos. Esto resulta altamente problemático cuando hablamos de pornografía online.
Los contenidos sexuales en línea sustituyen por completo a la educación que puedan recibir de sus padres o en las escuelas. La imagen siempre tiene mayor poder y a ello se le añade otro aspecto. Los niños que ven pornografía dan por sentado que lo que ven es real y que esas conductas violentas son las que habituales (y esperables) en una relación sexual.
2. Conductas sexuales tempranas y problemáticas
La pornografía a edades tempranas despierta la curiosidad sexual y la autoexploración. Esto provoca que se inicien antes de tiempo en una etapa que no les pertenece aún por edad y desarrollo socioemocional. Pierden la infancia y pueden evidenciar una hipersexualidad muy contraproducente para su salud mental.
Un niño de 8 años no debería empezar fantasear de manera constante con el sexo. Ese despertar temprano a la sexualidad condicionará poco a poco sus relaciones y conducta.
3. Promueve la conducta violenta hacia las mujeres
Los niños que ven pornografía interiorizan una visión sesgada sobre el sexo. No podemos dejar de lado que buena parte de estos contenidos es sexista, degradante y hostil hacia la mujer, quien se convierte en poco más que un mero objeto de satisfacción sexual.
El porno online perpetúa e intensifica los estereotipos de género y patrones de desigualdad en las relaciones. Es más, las propias niñas y adolescentes llegan a asumir que aquello que ven en estos medios es lo que se espera de ellas. Lo que las expone a experiencias tempranas con el sexo que pueden ser muy traumáticas.
Por ejemplo, es común que este tipo de contenidos normalicen los insultos, los golpes o la asfixia hacia la mujer para ejercer sobre ellas una clara dominación.
Los adolescentes que consumen pornografía violenta tienen mayor probabilidad de iniciarse en el sexo perpetuando esas mismas prácticas sexistas y violentas contra la mujer.
4. Prácticas sexuales inseguras e insatisfactorias en la adultez
Pensemos que la industria de la pornografía perpetúa un tipo de sexualidad violenta y falta de intimidad o de conexión emocional. Asimismo, se llevan a cabo prácticas sexuales de alto riesgo. La exposición temprana a estas imágenes termina normalizando desde la cultura de la violación hasta el sexo sin preservativos.
Por otro lado, es muy frecuente que los niños que ven pornografía lleguen a la edad adulta sin disfrutar de una vida sexual plena y satisfactoria. Muchos experimentan desde ansiedad a miedo y temen no estar a la “altura” de lo que ven esas páginas.
5. Puede conducir a la adicción
Los niños que ven pornografía, al igual que los adolescentes, pueden desarrollar comportamientos sexuales compulsivos. La adicción a estos contenidos es un riesgo a todos los niveles, afectando a su funcionamiento social y a su salud psicológica. Y tengámoslo en cuenta, pocas cosas son más tristes que perder la infancia, que quemar etapas y perder la oportunidad de tener una visión más saludable sobre el sexo y la sexualidad.
Es imperativo que tomemos conciencia de este hecho. Estamos dejando la educación de nuestros niños a manos de internet. En ese universo inabarcable no hay límites ni legislaciones. Como adultos, como padres y educadores es urgente que seamos sensibles ante este hecho tan grave.
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