¿Por qué nos equivocamos cuando utilizamos la expresión "amor platónico"?
Todos hemos escuchado o utilizado la expresión “amor platónico” para referirnos a una persona por la que sentimos una fuerza romántica pero que resulta inalcanzable. Un sentimiento de amor no correspondido con el que se fantasea e idealiza. Pero realmente, ¿qué tiene que ver este tipo de amor con Platón? ¿Hablaba Platón de este “amor platónico” que utilizamos hoy en día?
La respuesta es no. Platón nunca dijo que su concepto de amor hiciera referencia a una persona inalcanzable. Lo que ha sucedido es que hemos creado una variación del concepto de amor platónico. Aunque la evolución del término es comprensible de alguna forma, es importante saber diferenciar el amor platónico moderno del amor del que hablaba Platón. Profundicemos.
El concepto de amor en El banquete de Platón
El filósofo griego en El banquete, uno de sus diálogos más apreciados tanto por su contenido filosófico como literario, abarca el tema del amor –como siempre en boca de Sócrates–. En esta obra, se celebra un banquete en el que cada uno de los presentes realiza un discurso sobre el amor. Estos van desde lo más superficial hasta la profundidad del discurso final de Sócrates, que es el que representa realmente el pensamiento de Platón.
Fedro, el primero en hablar, señala que Eros –dios griego del amor– es el más antiguo de los dioses y es la fuerza inspiradora para realizar grandes acciones, afirmando que el amor es aquello que nos da la valentía para ser mejores personas.
Pausanias, más profundo, habla de dos tipos de amor: el amor corporal y el amor celestial. Uno más físico y superficial, y otro más relacionado con la perfección moral.
Aristófanes cuenta una concepción mitológica sobre el hombre. Este cuenta que en el principio había tres tipos de seres: machos, hembras y andróginos. Estos último, conspiraron contra los dioses y como castigo, Zeus los partió en dos. Desde entonces los seres humanos buscan su otra mitad –de aquí el mito de la media naranja–, unos inclinándose por la homosexualidad y otros por la heterosexualidad, dependiendo de su estado primitivo, en busca de esa mitad de la que fueron separados.
Por último, Sócrates habla del amor como la fuerza para la contemplación de la belleza más pura e ideal.
El amor para Platón
Como hemos mencionado anteriormente, el personaje de Sócrates en las obras de Platón representa su propio pensamiento. Por ello sabemos que la aportación de Sócrates en El banquete es la concepción del amor que posee Platón.
Platón, como en toda su filosofía, diferencia entre el mundo de las ideas y el mundo terrenal. En el mundo de las ideas se encuentra el conocimiento más puro, mientras que en el mundo terrenal hay un conocimiento imperfecto, que imita al mundo perfecto de las ideas.
De la misma forma sucede con el amor para Platón. El amor platónico está alejado de lo puramente físico y se encamina a la búsqueda de lo bello. El amor a lo bello en sí se entiende como concepto supremo de amor, el cual encontraríamos en el mundo de las ideas. Conocer lo bello en todo su esplendor es la meta del amor. Por lo tanto, la belleza como concepto más puro y abstracto es el significado que da Platón al amor. Un amor de contemplación y admiración.
El amor platónico
Platón hablaba de amor a la sabiduría como el más perfecto y puro concepto de amor. Por lo tanto, el amor platónico no se corresponde con una idealización de una persona sino por alcanzar la sabiduría, un tipo de belleza espiritual.
Es comprensible imaginar que con el paso del tiempo el concepto de “amor platónico” haya podido derivar en esa definición como “ideal” e “inalcanzable”. Para Platón, el recorrido que hay que hacer para alcanzar lo bello, y así poder hablar de amor en todo su esplendor, es todo un arduo camino a través del conocimiento.
Este camino parte del amor a la belleza corporal como un ideal estético, pasando por la belleza de las almas hasta el amor de los conocimientos, para poder llegar al conocimiento de lo bello en sí. Platón dice:
“Belleza que existe eternamente, y ni nace ni muere, ni mengua ni crece; belleza que no es bella por un aspecto y fea por otro, ni ahora bella y después no, ni tampoco bella aquí y fea en otro lugar, ni bella para estos y fea para aquellos. Ni podrá tampoco representarse esta belleza como se representa, por ejemplo, un rostro o unas manos, u otra cosa alguna perteneciente al cuerpo, ni como un discurso o como una ciencia, sino que existe eternamente por sí misma y consigo misma. La contemplación de la belleza en sí”
-Platón-
Por último, como curiosidad, la primera vez que se utilizó la expresión “amor platónico” fue en el siglo XV, cuando Marsilio Ficino se refirió al amor por la inteligencia y la belleza del carácter de una persona. Más tarde se popularizó tras la publicación de la la obra Platonic Lovers del poeta y dramaturgo inglés William Davenant, quien compartía la concepción del amor de Platón.