Tengo problemas de pareja por culpa de mi suegra, ¿qué hago?
«Tenemos que hablar de tu madre». No es fácil dialogar con tu compañero/a sentimental sobre cómo su mamá altera el equilibrio de la relación. No queremos vulnerar o romper ese vínculo materno-filial, pero cuando determinadas dinámicas exceden lo permisible, se hace necesario abordarlo para que los problemas por culpa de tu suegra no fracturen la relación con tu pareja.
Lo más importante es manejar la situación con sensibilidad, pero también con firmeza. Piensa que lo último que debes hacer en estos casos es plantear un ultimátum del tipo «o ella o yo». Las conversaciones honestas orientadas a soluciones, la empatía, consensuar ciertos límites y reforzar el vínculo sexoafectivo serán, sin duda, tus mejores aliados. Encontrar ese necesitado equilibrio entre el «nosotros» y «ella» es posible con las estrategias que aquí te explicamos.
1. Pon perspectiva y analiza las causas
Muchas personas acuden a terapia quejándose de la mala relación con sus suegras y de cómo esto afecta a sus relaciones o matrimonios. «Es una mujer controladora y mi marido no le dice nada», insisten. Es cierto que, en ocasiones, nuestra familia política puede suscitar auténticos quebraderos de cabeza, pero antes de hacer nada es conveniente analizar el contexto.
Tal vez tu suegra no sepa muy bien cómo lidiar con el síndrome del nido vacío. A veces, esa conducta de control o de intromisión es la que siempre se manifiesta con unos hijos que no son capaces de ponerle límites. Hay hilos invisibles que motivan, con frecuencia, determinadas conductas y que es necesario desentrañar.
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2. No le pidas que se posicione contra su madre
Algo que es conveniente no hacer es poner a tu pareja en contra de su madre. De hecho, como bien señala el consejero matrimonial Gary Chapman en Las cuatro estaciones del matrimonio (2005), no le puedes exigir a la persona que amas lealtad exclusiva, cuando antes de conocerte a ti se la ofrecía a sus padres. Por tanto, no le pidas que se posicione, ni dirijas críticas despectivas hacia tu suegra.
Lo ideal es afrontar esa situación desde un prisma de respeto absoluto, valorando ese lazo materno-filial, pero exigiendo, a su vez, cambios que beneficien a todos. La empatía es clave en este aspecto. Por ello, te ayudará reconocer que tu suegra también puede actuar desde el amor y la preocupación por su hijo, pero necesita, eso sí, comprender que hay límites.
3. Fortalece la comunicación con tu pareja
Antes de llevar a cabo cualquier actuación, hay que nutrir el vínculo relacional. Nada puede resolverse sin reparar antes lo roto, ni atender las heridas emocionales, las necesidades, los vacíos descuidados… En este sentido, lo más importante es fortalecer esa piedra angular que es la comunicación o, como señalan en Frontiers in Psychology, el corazón de toda relación entre dos.
Por ello, es útil poner en voz alta pensamientos y emociones para construir un espacio seguro donde todo lo dicho se valide y no se enjuicie. Hay que llegar a acuerdos y establecer estrategias claras y consensuadas sobre cómo abordar el panorama. Recuerda que el objetivo no es «vencer» a tu suegra, sino proteger y cuidar la relación de pareja.
4. Consensúa cuáles límites se establecerán
John M. Gottman es profesor de psicología en la Universidad de Washington y dirige un centro de investigación sobre las relaciones de pareja. En su libro Qué predice el divorcio (1993) recomienda que todo matrimonio que desee mantener la felicidad y el equilibrio, debe acordar cuanto antes unos límites con las suegras y suegros. Estos serían algunos ejemplos:
- Visitas programadas: definir días, horarios y duración para las visitas o reuniones familiares. Y evitar visitas inesperadas, estableciendo la necesidad de avisar con antelación.
- Límites sobre aspectos privados: que nuestra suegra no comente ciertos temas nuestros con otras personas sin permiso. También que nuestra suegra comprenda que hay aspectos que preferimos mantener en la intimidad.
- Estilo de crianza (si hay hijos): evitar que la suegra contradiga o interfiera en las reglas que se establecen en casa. Y determinar que las decisiones sobre la crianza de los hijos son exclusivamente de los padres, aunque se escuchen consejos.
- Toma de decisiones: limitar las opiniones externas cuando ya se haya tomado una decisión conjunta. Asimismo, respetar que las decisiones importantes (sobre crianza, hogar, trabajo, etc.) son responsabilidad exclusiva de la pareja.
Es recomendable que estos límites los plantee tu pareja a su madre. Esto reduce la posibilidad de que ella lo perciba como un ataque personal. Al hacerlo, el mensaje se transmite como una decisión conjunta de la pareja, lo cual fortalece la sensación de unidad y minimiza malentendidos o conflictos adicionales.
5. Empatiza y reconstruye la cercanía con tu suegra
Es cierto que, luego de varias desavenencias, veas más muros que ventanas a la hora de buscar la cercanía con tu suegra. Es más, investigaciones divulgadas en Social Work, destacan que cuanto más cercana sea tu relación con ella, más estabilidad existirá en el tejido relacional. Así que empieza comprendiendo un poco más sus puntos de vista y realidad personal.
Ahora bien, ten en cuenta que demostrar empatía no significa aceptar actitudes irrespetuosas. Es saber actuar desde la calma, el respeto y la asertividad. En ocasiones, solo con reconocer sus emociones alivias tensiones. Por ejemplo, siempre puedes expresar algo como: «Entiendo que te preocupe el bienestar de tu hijo, y eso demuestra cuánto lo quieres, pero en este caso te pediría que (…)».
6. Pasa tiempo de calidad con tu pareja
Además de mejorar la comunicación con tu compañero/a sentimental, es necesario oxigenar la relación, darle nuevos refuerzos, espacios y nutrientes. Tras problemas con tu pareja por culpa de tu suegra, es recomendable abrir una nueva etapa. Para tal fin, siempre viene bien salir de la rutina, hacer un pequeño viaje, poner distancia de la cotidianidad, realizar cosas diferentes…
7. Monitorea los acuerdos pactados
Sabemos que cuando aparecen problemas de pareja por culpa de la suegra, lo más urgente es hacer cambios. Una vez implementados, es momento de valorar cuáles avances se han logrado. Tal objetivo te ayudará a poner la atención en los siguientes puntos:
- ¿Tu suegra cumple los límites que se le plantearon?
- ¿Los ha cumplido por completo o hay algunos que sigue vulnerando?
- ¿Ha mejorado su actitud o conducta? ¿O se ha tomado esos límites de manera adversa (victimizándose, por ejemplo)?
- ¿La relación con tu pareja ha mejorado desde entonces? ¿Siguen existiendo algunas tensiones? ¿Hay puntos que deberían mejorarse?
¿Qué hacer si mi suegra no quiere cambiar?
Hay personas con un carácter complicado y esto se ve en cualquier escenario, no solo en la figura de los suegros como tal. Por tanto, puede darse el caso de que la madre de tu pareja muestre conductas manipulativas y hasta agresivas.
Si hay una suegra tóxica que amenaza no solo el equilibrio de la relación, sino que además pone en riesgo la integridad psicológica, es esencial trazar resoluciones más drásticas, como poner distancia. Esto es algo que deberás consensuar con tu cónyuge o pareja, situando el foco en algo tan básico y necesario como el bienestar y la propia felicidad.
¿Y qué pasa si mi pareja no hace nada?
Hay hombres y mujeres que, llegados a la edad adulta, siguen condicionados por sus figuras maternas. Son «apegos feroces», como describía Vivian Gornik en su libro con el mismo título. En estos contextos, no se ven capaces de desafiar a sus madres, puesto que los hilos y las narrativas que los adhieren a ellas son tan resistentes, que siempre las elegirán antes que a sus parejas.
¿Qué hacer, por tanto, en estos casos? Proponle a tu pareja acudir a terapia. Es el único modo en que él o ella sienta más pleno/a, libre y realizado/a como persona. Sanará heridas. Y por supuesto: es el mejor camino para reparar y fortalecer la relación cuando la figura de una suegra actúa como elemento disruptor en un hogar y se alza con la culpa de los problemas con tu pareja.
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La familia política, un desafío
Hay suegras y suegros maravillosos. Son personas excepcionales que saben dónde están los límites, que respetan y enriquecen con su presencia cualquier instante. Todos conocemos a alguien así. Pero cuando la familia política es justo lo opuesto, se abre un camino directo a la frustración y el conflicto. De hecho, son muchas las personas que llegan a terapia con este conflicto.
Si te ocurre, no te vengas abajo. Trabaja esa situación con tu pareja, sincérate sobre lo que sientes y necesitas sin caer en críticas hacia tu suegra. Abordar esa realidad entre los dos, mediante el consenso y decidiendo qué límites se establecerán, es lo más recomendable. No dudes tampoco en buscar el apoyo y comprensión de tu propia familia y amigos.
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- Chapman, G. (2005). Las cuatro estaciones del matrimonio. Noufront: Tarragona, España.
- Gornick. V (2021) Apegos feroces. Sexto Piso: Madrid.
- Gottman. J (1993). Qué predice el divorcio. Debate
- De Netto, P., Quek, K., & Golden, K. (2021). Communication, the heart of a relationship: Examining capitalization, accommodation, and self-construal on relationship satisfaction. Frontiers in Psychology, 12. https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC8710473/
- Woolley, M., & Greif, G. (2019). Mother-in-law reports of closeness to daughter-in-law: The determinant triangle with the son and husband. Social Work, 64(1), 73-82. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30395348/