Cronotrabajo, adaptar tu jornada laboral a tu ritmo circadiano

Nuestros relojes biológicos deberían definir nuestros turnos laborales, no al revés. Aprende más sobre esta dinámica de trabajo que prioriza el ciclo circadiano de cada persona.
Cronotrabajo, adaptar tu jornada laboral a tu ritmo circadiano
Sharon Laura Capeluto

Escrito y verificado por la psicóloga Sharon Laura Capeluto.

Última actualización: 07 junio, 2024

Paola rinde mejor después de las seis de la tarde, pero trabaja de 8 a. m. a 5 p. m. Julián es un madrugador nato, aunque su horario laboral comienza a las tres de la tarde. Sofía tiene su mayor nivel de concentración entre las once de la mañana y las dos de la tarde, al margen de que su jornada laboral termina al mediodía. ¿No es absurdo? Hay muchos casos como estos en los que no se aplica el cronotrabajo.

Si lo analizamos, es un desperdicio de talento no adecuar los horarios laborales a los ritmos biológicos individuales. Como solución potencial a este problema, surge una propuesta interesante que busca alejarse de los horarios fijos y ajustar los turnos de trabajo a los ciclos circadianos de cada persona. Profundicemos en ella.

¿Qué es el cronotrabajo?

La periodista Ellen Scott, creadora del blog Working On Purpose y copresentadora del podcast Eat, Sleep, Work, Repeat, formuló el término «cronotrabajo» para referirse a la práctica de alinear la jornada laboral al ritmo biológico individual.

Este concepto despierta la reflexión sobre una realidad que a menudo se ignora: mientras que el horario laboral estándar de 9 a. m. a 5 p. m. es conveniente para algunos, para otros resulta en una experiencia agotadora e insatisfactoria.

Tendemos a etiquetar a las personas que les cuesta levantarse temprano como perezosas, irresponsables o desinteresadas en el trabajo, sin considerar que el mundo laboral está diseñado de manera contraria a su genética. Así, el primer paso para aplicar el cronotrabajo siendo freelance, o proponerlo a la compañía de la cual formas parte, es comprender las necesidades de tu cuerpo.

Conoce tu cronotipo, ¿eres alondra, búho o colibrí?

El ritmo circadiano está regulado por el reloj biológico interno, que se encuentra en el hipotálamo, y suele sincronizarse con los ciclos de luz y oscuridad. Si bien los seres humanos solemos ser activos durante el día y necesitamos descansar cuando el sol se oculta, existen variaciones individuales.

Entonces, antes de sentirte culpable por andar como zombi hasta el mediodía o tener dificultades para concentrarte por la mañana, es importante identificar cuál es tu cronotipo. Es decir, saber cuándo tu cuerpo naturalmente busca descansar o ser más productivo. En términos generales, existen tres categorías que, enseguida, te detallamos.

Alondra: el madrugador

Si eres de este grupo estás en una posición privilegiada. Tu reloj biológico es funcional al ritmo de la vida urbana, donde las actividades comienzan muy pronto. Esto significa que resulta sencillo despertarte por la mañana y tu pico más alto de energía lo tienes durante las primeras horas del día; justo lo que el mundo laboral necesita.

Colibrí: el intermedio

En este caso, tu nivel de productividad se distribuye de manera equilibrada a lo largo del día. Aunque puede que te resulte algo complicado madrugar, eres capaz de mantener un buen rendimiento tanto por la mañana como por la tarde. Tu horario óptimo de descanso es entre las doce de la noche y las ocho de la mañana. Alrededor del 50 % de la población es colibrí.

Búho: el noctámbulo

Al igual que los búhos, eres más productivo durante la noche. Tu energía alcanza su máximo esplendor a partir de las seis de la tarde. Levantarse temprano puede ser todo un desafío para ti, y el sonido del despertador es tu mayor rival, ya que interrumpe tu reloj biológico. El hecho de que seas búho, pero sigas una vida de alondra, te haría sentir como en un jet lag constante, lo que a su vez conduciría a problemas de sueño.

¿Todavía tienes dudas sobre tu cronotipo? Puedes realizar el Morningness-Eveningness Questionnaire (MEQ) y responder unas simples preguntas sobre tus estilos de vida, hábitos y preferencias ante situaciones hipotéticas.



Beneficios de esta dinámica de trabajo

Que un trabajador se pase la primera hora desplazando el mouse sin rumbo, porque no logra concentrarse, no beneficia a nadie. Mantener una jornada laboral estricta quizás resulta en baja productividad y empleados insatisfechos.

En cambio, la posibilidad de cambiar los horarios disminuye la probabilidad de estrés laboral en un 20 %. Así, adoptar un enfoque que ponga las necesidades individuales en primer plano traería una serie de ventajas tanto para los colaboradores como para las compañías.

Para los trabajadores

Es una obviedad que trabajar durante los picos de mayor energía se traduce en mayor productividad. También hace que la jornada laboral sea más agradable, llevadera y que la motivación se sostenga durante períodos más extensos. Pero el cronotrabajo no solo produce consecuencias positivas en el plano laboral, sino también en el personal.

Quienes sincronizan los horarios de sus obligaciones con sus horarios biológicos minimizan el estrés, al no tener que lidiar con una organización incómoda. De esta manera, es posible que mejoren su calidad del sueño y prevengan problemas de salud relacionados con el desajuste entre su ritmo biológico y las demandas externas.

Para las empresas

No es una novedad que los trabajadores contentos se desempeñan mejor en sus funciones. Teniendo en cuenta esto, permitir que los empleados gestionen su tiempo de una forma más autónoma y considerando sus propias necesidades, parece ser un winwin. Ambas partes ganan.

A la par, este enfoque conduce a otros efectos positivos que se refuerzan entre sí: mayor satisfacción laboral, menor rotación de personal, reducción del ausentismo o de la impuntualidad y mejora del ambiente laboral. Todos estos aspectos contribuyen a crear un entorno de trabajo más productivo y saludable.



¿Cuán posible es implementar el cronotrabajo?

Desafortunadamente, esta modalidad todavía no es una práctica que muchas empresas consideran. Pero algunas de ellas se animan a dar el paso, pues son conscientes de los beneficios potenciales.

Adoptar tal enfoque implicaría implementar políticas que permitan a los empleados tener más flexibilidad en cuanto a sus horarios, lo cual es un elemento clave del trabajo inteligente. Algunas formas de hacerlo incluyen lo siguiente:

  • Definir períodos de trabajo comunes, pero permitiendo cierta libertad para ajustar el inicio y la finalización de la jornada laboral.
  • Fomentar el teletrabajo o híbrido, con el fin de que cada empleado estructure su día de trabajo de acuerdo con su propio ritmo.

Si trabajas de manera independiente, tienes la oportunidad de adoptar la jornada a tu conveniencia. Si bien es posible que no tengas un control absoluto sobre ello, ya que quizás dependas de proveedores, clientes, horarios de mercado u otros factores externos, aun así, tienes mayor libertad en comparación con las personas que prestan sus servicios a otros.

Aprovecha para planificar tu día en función de tu cronotipo. Asigna las tareas que demandan un nivel alto de concentración y esfuerzo para los momentos en los que tienes más energía, y deja las actividades menos exigentes para los períodos en los que te sientes menos alerta.

No todos funcionamos igual

Así como no todos los alumnos tienen los mismos ritmos o necesitan los mismos estímulos para aprender, tampoco todos los trabajadores encajan con las mismas estructuras de trabajo. No obstante, todavía muchas empresas operan con horarios inflexibles que entorpecen la productividad.

Es más, hay freelancers que se obligan a sí mismos a mantener jornadas de trabajo estándar, por costumbre, creencias irracionales o tan solo porque no son conscientes de sus preferencias genéticas. Como sea, es fundamental considerar el cronotrabajo como una alternativa para mejorar nuestro bienestar integral.


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