¿Qué es la dopamina y qué funciones tiene?

La dopamina impacta tu vida diaria al impulsar la motivación y el placer en tus acciones. Al entender su funcionamiento, ganas herramientas para enriquecer tu bienestar y relaciones.
¿Qué es la dopamina y qué funciones tiene?

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 23 agosto, 2023

Imagina por un momento que tu cerebro es como un complejo sistema de circuitos que influyen en tus emociones, comportamientos y decisiones. Aquí es donde entra en juego la dopamina, pero ¿qué es con exactitud?.

La dopamina es uno de los neurotransmisores más conocidos de nuestro sistema nervioso. Activa la sensación de placer y estimula los circuitos de recompensa del cerebro, generando también una sensación de calma y relajación, entre otros procesos relevantes. Este compuesto químico fascinante desempeña un rol importante a la hora de regular nuestra conducta.

Para comprender esto, es fundamental, tener en mente que los neurotransmisores son biomoléculas liberadas en la sinapsis de las neuronas, con la misión de transmitir o alterar la información. En el caso específico de la dopamina, las neuronas dopaminérgicas llevan a cabo la liberación y producción de este neurotransmisor.

La dopamina es sintetizada a través del aminoácido tirosina y se acumula en las vesículas sinápticas de los terminales axónicos de las neuronas dopaminérgicas. Estas neuronas se encuentran principalmente en una parte de nuestro cerebro denominada sustancia negra. Desde esta ubicación, dichas neuronas se extienden por diferentes vías, cada una con una función distinta. ¿Te preguntas qué propósito tienen estas vías y cómo funcionan en tu vida cotidiana?, sigue leyendo para descubrirlo.

«Todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro.»

-Santiago Ramón y Cajal-

La dopamina es fundamental para la experiencia humana

En efecto, no estamos equivocados si decimos que la dopamina nos hace humanos. De hecho, todos nosotros no solo necesitamos un nivel adecuado de este neurotransmisor, sino que su distribución en nuestro cerebro es esencial para llevar a cabo un sinfín de funciones.

La dopamina, por ejemplo, nos motiva para ser competitivos, para defendernos de un peligro o para alcanzar una meta personal. Nos impulsa a encontrar la energía necesaria para resolver problemas, regula el metabolismo, la cognición, el comportamiento y hasta nuestro estado de ánimo.

En esta búsqueda por comprender el impacto de este neurotransmisor en nuestras vidas, no debemos pasar por alto el papel clave de la dopamina en la sexualidad, el deseo, los procesos de seducción, considerándola como la hormona del amor.

Ahora, detengámonos por un momento y reflexionemos sobre la trascendencia de este compuesto biológico en nuestra existencia. Es imposible concebir lo que somos sin este particular y poderoso neurotransmisor.


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El sistema de recompensa: la vía dopaminérgica mesolímbica

Aquí se encuentran las neuronas que proyectan hacia las diferentes áreas del sistema límbico, como el núcleo accumbens. El sistema límbico es el principal encargado de los procesos emocionales de nuestro cerebro. En este contexto, la dopamina cumple importantes funciones en diversos comportamientos emocionales.

Una de estas funciones es la gestión del sistema de recompensas del cerebro. Según lo relevado por la Universidad de Connecticut, y publicado en la revista Neuron, cuando realizamos acciones que nuestro cuerpo valora como beneficiosas, se libera dopamina en esta vía.

Es entonces cuando experimentamos una sensación subjetiva de placer que nos incita a repetir dichas conductas. Estas abarcan desde las programadas biológicamente, como saciar el hambre o la sed, hasta aquellas que son sociales y aprendidas. Pero, ¿qué sucede cuando las sustancias entran en juego?

Sistema límbico

Las drogas desencadenan un torbellino en nuestro circuito de recompensa, provocando intensa estimulación. Esto hace que nuestro cerebro evalúe el consumo de estas sustancias como beneficioso para nosotros, lo que nos empuja a repetirlo y volvernos adictos.



Toma de decisiones: las vías dopaminérgicas mesocortical

Estas vías se proyectan hacia la corteza prefrontal de nuestro cerebro. La cual se encarga de las habilidades ejecutivas, es decir, aquellas relacionadas con la planificación y la toma de decisiones. La dopamina actúa en esta área al generar opciones, elegir la más adecuada y dirigirnos hacia ella.

Un déficit de dopamina en esta área cerebral (como ocurre en la esquizofrenia), provoca un fuerte aplanamiento cognitivo. El individuo deja de reaccionar a estímulos externos y parece no interesarse por nada. Otras disfunciones en esta vía están vinculadas a trastornos como el TDAH o la depresión.



Nuestros movimientos motores: la vía dopaminérgica nigroestriada

Los axones de estas neuronas dopaminérgicas se proyectan hacia los ganglios basales de nuestro encéfalo. Esta vía forma parte del sistema nervioso extrapiramidal, el cual se encarga de controlar los movimientos motores de nuestro cuerpo.

La deficiencia de dopamina en esta vía produce trastornos del movimiento característicos de la enfermedad de Parkinson, manifestados a través de rigidez, temblores o lentitud en los movimientos. Por lo contrario, un aumento de la actividad dopaminérgica en esta zona provoca trastornos hiperquinésicos, como la corea o los tics.

La maternidad: la vía dopaminérgica tuberoinfundibular

En contraste con las demás rutas, esta vía no se origina en la sustancia negra, sino que se extiende desde las neuronas del hipotálamo a la hipófisis anterior. Su función principal radica en regular la liberación de la hormona, denominada prolactina: encargada de la producción de leche tras el parto.

Esta vía opera con actividad constante, y es la dopamina la encargada de la inhibición de la prolactina. Sin embargo, en el período posparto, la actividad de estas neuronas disminuye, lo que desencadena una liberación significativa de prolactina. En consecuencia, se establece el proceso de la lactancia. Cualquier alteración en este mecanismo puede derivar en galactorrea (secreción mamaria), amenorrea (ausencia de menstruación) y disfunción sexual.

Sueño y vigilia: la vía dopaminérgica talámica

El Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía demostró la relevancia de la dopamina en el control y regulación del sueño. Este proceso se lleva a cabo a través de la glándula pineal, un componente esencial en el establecimiento del «ritmo circadiano» en el ser humano.

Dicha función se inicia cada día cuando la dopamina inhibe los efectos de otro neurotransmisor, la norepinefrina. Es en este momento que el cerebro se relaja y solo entonces se procede a la producción y liberación de melatonina. Un hallazgo interesante revela que la dopamina actúa en la glándula pineal hacia el final de la noche, justo cuando hay mayor oscuridad. Más tarde, a medida que se hace de día, este neurotransmisor vuelve a «despertar» el cerebro.

Mujer durmiendo sola

La complejidad de la dopamina

A pesar de su renombre en relación con la sensación de placer y recompensa, la dopamina desempeña, como hemos observado, múltiples funciones. Conocer esta complejidad nos ayuda a entender mejor el funcionamiento los neurotransmisores de nuestro cerebro.

Este conocimiento se convierte, sin duda, en un aspecto primordial para el desarrollo de tratamientos médicos o fármacos destinados a gestionar los síntomas de las alteraciones de esta sustancia, en las diferentes áreas de nuestro sistema nervioso.


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