Cómo afecta el estrés a nuestra vida sexual

Cómo afecta el estrés a nuestra vida sexual
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Andrea Pérez

Última actualización: 25 agosto, 2019

Sentir que no se tiene tiempo para nada, notar que te resulta complicado concentrarte, experimentar dificultades para dormir,  estar inquieto, tener cambios de humor repentinos, ir al baño más de lo habitual, sufrir dolores de cabeza o estómago, ser consciente de tus latidos del corazón, estar permanentemente cansado, irritado o preocupado, o perder el interés por el sexo son síntomas que indican que una persona padece estrés.

En menor o mayor medida, la mayoría de las personas han oído hablar o han experimentado estrés. A veces resulta muy complicado que una persona reconozca que está estresada puesto que aunque lo suframos muchas veces no nos damos cuenta de ello.

Conocer qué es, cuáles son sus síntomas y cómo reaccionamos cada uno de nosotros a él, nos ayuda a ser conscientes de la situación que experimentamos, de manera que podamos poner en marcha medidas que puedan reducir el nivel de activación.

Del estrés estimulante al perjudicial

Ni todo el estrés es negativo, ni tiene porque ser desagradable. La tensión breve y que está bajo control puede ser placentera. El eustrés, o estrés positivo, nos ayuda a mejorar el rendimiento, proporciona estabilidad emocional y una mejor salud.

“No hacer nada deprime, hacer mucho te estresa, estar en el medio es como destreza”

Mujer con estrés prolongado

Sin embargo, no siempre supone algo positivo. El distress o estrés negativo implica una importante fuente de malestar. Cuando las circunstancias son impredecibles, no podemos controlarlas y somos incapaces de afrontarlas puede perjudicar seriamente nuestra salud.

Un ritmo de vida con efectos secundarios

Cuando el cuerpo experimenta mucha presión este se resiente y responde para hacer frente a la fuerza externa a la que se enfrenta. Tan importante es la causa como nuestra respuesta a ella. Qué situaciones vivimos y cómo las afrontamos va a determinar la respuesta final de nuestro organismo.

“No es el estrés lo que nos mata, es nuestra reacción al mismo”

– Hans Selye –

Las respuestas del organismo ante las situaciones que nos sobrepasan implican diferentes sistemas corporales como el inmunitario o el endocrino. El sistema endocrino es muy sensible a los agentes estresores y su alteración implica prácticamente la alteración de cualquier nivel hormonal.

Así, en situaciones desbordantes, la mayoría de las hormonas se ven afectadas. Algunas de ellas aumentan su liberación como, por ejemplo, las hormonas tiroideas, suprarrenales o hipofisarias. Sin embargo, no todas las respuestas hormonales implican activación. Por el contrario, hay hormonas que disminuyen, como es el caso de las sexuales.

Estrés y sexualidad

Hombre

El estrés puede afectar al hombre favoreciendo la aparición de diversas disfunciones sexuales. Una situación estresante altera las hormonas masculinas y los sistemas que están implicados en el proceso de erección y eyaculación.

La eyaculación precoz y la disfunción erectil son los problemas más frecuentes en el hombre. El estrés dificulta el proceso normal del organismo al tener una relación sexual por lo que es difícil que el cuerpo responda con normalidad.

hombre tapándose el rostro

Para poder tener una erección es necesario tener un mínimo de relajación; sin embargo, para poder eyacular se necesita cierta excitación. Estar permanentemente alerta dificulta la relajación necesaria para poder tener la erección mientras que, por otro lado, en caso de haber erección -al encontrarse tan activado- es más fácil que la eyaculación se produzca antes de lo deseado.

Mujer

Las circunstancias difíciles influyen considerablemente en el cuerpo y la sexualidad de la mujer. Influye tanto en la respuesta del propio organismo como en las emociones y las relaciones con los demás. El cuerpo femenino no responde igual, el ánimo no es el mejor y se tienen menos ganas de mantener relaciones sexuales.

mujer-con-nubes-en-la-cabeza

Los cambios hormonales pueden hacer que sea más complicado poder tener hijos o que la menstruación se altere. Además, puede haber tanto una disminución de la lubricación, provocando relaciones sexuales dolorosas, como un descenso de la libido relacionada con una falta de deseo sexual.

El estrés ocasionado por las dificultades sexuales y las consecuencias que acarrean se suma al estrés ya sufrido por los problemas de la vida diaria. Los problemas de pareja pueden acentuarse y la mujer puede experimentar sentimientos de ansiedad, culpa, soledad o tristeza, acentuando aún más la carga que debe soportar.

Síndrome “de esta noche no pasa”

El estado de tensión que suele causar la vivencia de que la situación nos sobrepase implica no solo una alteración física sino también psicológica. El estrés bloquea a la persona y altera sus emociones, pudiendo reaccionar con ansiedad o tristeza en ámbitos importantes.

Bajo condiciones de estrés, cuando se está buscando activamente tener un hijo, la tensión emocional puede causar el efecto contrario. La impotencia de no poder procrear afecta gravemente a la salud emocional de las parejas, pudiendo producirse una disfunción hormonal que alargue el periodo de infertilidad.

pareja

Las relaciones sexuales dejan de vivirse como una muestra natural de cariño y comienzan a transformarse simplemente en intento de concebir. El propio estrés de la situación suele provocar sentimientos y conductas de ira, pena y aislamiento, lo que añade nuevas formas de estrés.

El síndrome “de esta noche no pasa” es un bucle que se retroalimenta a sí mismo. No poder concebir por estar estresados es una situación estresante que alarga el periodo de infertilidad. Este síndrome afecta emocional y físicamente a ambos miembros de la pareja provocando sentimientos negativos.

Si no puedes cambiar la situación, cambia la manera de relacionarte

El estrés es la suma de lo que nos ocurre, de cómo lo vivimos y cómo le hacemos frente. En ocasiones no podemos cambiar las situaciones que estamos viviendo, sin embargo, es posible cambiar el cómo nos relacionamos con la situación.

Buscar formas diferentes de abordar el problema, intentar encontrar momentos para uno mismo o hacer actividades alternativas que permitan centrarse en otros aspectos diferentes al problema, puede resultar útile para conseguir regular y disminuir los altos niveles de activación.

“La arma más grande contra el estrés es nuestra habilidad de escoger un pensamiento sobre otro”

– William James –

Contactar con un profesional especializado que nos ayude a sobrellevar los problemas cuando estos nos desbordan es una buena idea; piensa que una ayuda profesional siempre va a venirnos bien. Cuando el estrés es excesivo puede bloquearnos y nuestra salud puede verse perjudicada por ello. Si esto ocurre hay que actuar y ponerle freno, para poder continuar viviendo sin la carga extra con la que el estrés nos machaca.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.