Qué es y cómo funciona la cognición
Uno de los procesos mentales más fundamentales y, a la vez, sofisticados de la vida humana es la cognición. Comúnmente la ejecutamos sin darnos cuenta. Y es que sin esta no hay aprendizaje, ni crecimiento, ni vínculos, ni experiencias.
En este artículo, ofrecemos su concepto, exploramos las fases que la componen y presentamos ejemplos de su aplicación en el día a día.
Definiendo la cognición
La palabra «cognición» proviene del latín cognitio, que significa ‘conocimiento’ o ‘comprensión’. Según la RAE, se define como la «acción de conocer». Se trata, entonces, de la capacidad de adquirir, analizar, almacenar, interpretar y utilizar información.
En esencia, abarca todas las actividades mentales que nos permiten entender el mundo que nos rodea y responder a él. No solo se refiere al conocimiento en sí, sino también a cómo este se transforma en acciones y respuestas ante diversas situaciones.
Es un concepto crucial en múltiples campos, empezando por la psicología. En neurociencia, se explora cómo los procesos cognitivos se relacionan con la actividad del cerebro. Por otro lado, en el ámbito de la educación, entenderla permite desarrollar métodos de enseñanza adecuados para las necesidades de los estudiantes.
Primeros estudios
La función mental ha sido objeto de estudio desde tiempos antiguos. Filósofos como Aristóteles y Platón reflexionaron sobre la naturaleza del conocimiento y el pensamiento.
Sin embargo, la psicología cognitiva —como disciplina formal— comenzó a desarrollarse en la década de 1950, en respuesta al enfoque conductista que predominaba en esa época. Uno de los mayores referentes fue Ulric Neisser, quien se enfocó en cómo los humanos procesan la información, memorizan, toman decisiones y resuelven problemas.
A partir de ahí, se han utilizado diversas metodologías, como la observación del comportamiento, estudios de caso y, más recientemente, estudios neurológicos.
Neurociencia cognitiva
Liderada por figuras como George A. Miller y Michael Gazzaniga, la neurociencia cognitiva busca entender las bases biológicas de la cognición. Esta investiga cómo las estructuras y funciones cerebrales están relacionadas con procesos cognitivos como la memoria, la atención y el lenguaje.
A través de técnicas de neuroimagen como la resonancia magnética funcional (fMRI), se ha logrado mapear áreas específicas del cerebro que intervienen en diferentes funciones cognitivas, dando un entendimiento más profundo sobre cómo pensamos, aprendemos y decidimos. Entre los hallazgos más relevantes de esta disciplina se incluyen los siguientes:
- El cerebro humano es plástico, cambia y se reorganiza en respuesta a las nuevas experiencias y aprendizajes.
- El área de Broca es importante para la producción del lenguaje, y el área de Wernicke se encarga de la comprensión.
- El hipocampo es esencial para almacenar y consolidar recuerdos, mientras que el tálamo filtra la información sensorial antes de su procesamiento.
- La amígdala evalúa el significado emocional de las situaciones, mientras que la corteza prefrontal ayuda a regular esas emociones al tomar decisiones.
Estos son solo algunos de los descubrimientos que revelan la complejidad de la mente humana y nos ayudan a comprender mejor cómo opera.
Los procesos cognitivos: la clave de nuestro funcionamiento
¿Conoces la analogía que suele hacerse entre la mente humana y las computadoras? La perspectiva mecanicista de la cognición sugiere que esta funciona de una manera muy similar a una máquina, donde diferentes componentes colaboran de manera organizada para procesar la información.
Pero es innegable que la mente humana es mucho más compleja y rica en matices que cualquier aparato tecnológico, lo que plantea límites a esta comparación.
A continuación, mencionamos los tipos de cognición, también conocidos como procesos cognitivos:
- Memoria: la facultad de almacenar, retener y recuperar información.
- Metacognición: la capacidad de pensar en nuestro propio pensamiento.
- Atención: la capacidad de concentrarnos en ciertos estímulos mientras ignoramos otros.
- Razonamiento: la facultad de analizar información y sacar conclusiones lógicas a partir de ellas.
- Percepción: el proceso mediante el cual interpretamos y damos sentido a la información sensorial que recibimos.
- Lenguaje: la habilidad para comprender y producir lenguaje oral y escrito. También nos permite organizar nuestro pensamiento.
- Funciones ejecutivas: el conjunto de procesos mentales que nos permiten planificar, gestionar el tiempo, resolver problemas y regular nuestras conductas y emociones.
Cognición en acción
No estás solo ante un concepto abstracto, sino frente a una parte integral de tus actividades del día a día. Está presente en cada momento de tu vida, aunque, a menudo, ni siquiera lo notes. Aquí hay algunos ejemplos cotidianos que ilustran cómo estos procesos operan en situaciones diarias.
Hacer la compra
Cuando vas al supermercado, tu percepción te ayuda a identificar los productos que necesitas. Tu atención se centra en la lista de compras, y tomas la decisión de ignorar las tentaciones de los pasillos. Al elegir un producto, utilizas tu memoria para recordar si ya lo tienes en casa y, quizás, también comparas precios y calidades, aplicando un razonamiento práctico.
Andar en bicicleta
Al subir a la bicicleta, tus sentidos captan la información del entorno. Mantienes tu atención en el equilibrio y el tráfico. Gracias a la memoria procedimental pedaleas sin pensar en cada movimiento. Además, tu cerebro evalúa situaciones, como frenar o cambiar la dirección, utilizando el razonamiento para tomar decisiones rápidas y efectivas.
Leer una novela
Tus ojos captan las palabras y tu cerebro las interpreta. La atención es fundamental para seguir la trama sin perder el hilo de la historia. El lenguaje te permite comprender las ideas del autor, reflexionar sobre ellas y formular tus propias opiniones.
Planificar un viaje
Usas la atención para filtrar información relevante y la memoria para recordar lugares que te han recomendado. Empleas la imaginación para anticipar cómo será el viaje y el juicio crítico para decidir qué es lo mejor para ti.
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Un concepto que nos conecta con el mundo y con nosotros mismos
Es un hecho que la cognición teje la historia de nuestras vidas. Con frecuencia, ni siquiera nos fijamos en su importancia, pero está en el corazón de todo lo que hacemos y sentimos.
Desde las decisiones que tomamos hasta los recuerdos que atesoramos, este proceso mental nos une a nuestro entorno, a las personas que amamos y a nuestra propia identidad. Así que, aunque a veces lo pasemos por alto, es bueno recordar que le da forma a nuestras vidas y las hace únicas.
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