¿Qué dice la psicología sobre la infidelidad?
La infidelidad implica, en gran parte de los casos, un drama personal de gran trascendencia. Es la vulneración de la confianza en la pareja, ahí donde se socava el compromiso, los anhelos, los pactos, la intimidad… Esta experiencia humana tan habitual origina infinitas grietas del corazón, dando forma a unas situaciones que no siempre manejamos con la necesaria eficacia.
Existen muchos motivos por los cuales uno de los miembros de la pareja llega a ser infiel. Los expertos en relaciones de pareja nos recuerdan que estas dinámicas basadas en la traición, van mucho más allá del carácter, la personalidad o la existencia de posibles déficits en la relación. No obstante, sea como sea, el resultado siempre es el mismo: insatisfacción, sufrimiento, problemas que se enquistan y el complejo dilema sobre cómo actuar después de dicha infidelidad.
“La infidelidad no solo es engañar o quebrantar un código moral, es lastimar, herir y destruir al semejante”.
-Walter Riso-
¿Cuáles son las causas de la infidelidad? Esto es lo que nos dice la psicología
Lo decíamos al inicio: no hay una causa exacta que explique la infidelidad. No obstante, se han podido identificar algunos detonantes comunes en las personas infieles. Veamos qué nos dice la psicología al respecto.
Factores neurológicos
Este dato es interesante. Cada vez hay más evidencia de la implicación de la testosterona elevada como predictor de la infidelidad. La doctora Sari van Anders, Ph.D. psicóloga clínica de la Universidad de Michigan ha realizado fascinantes evaluaciones de los niveles de T (testosterona) tanto en hombres y mujeres, descubriendo que cuanto más altos eran los niveles de esta hormona, mayor era el deseo de buscar otros compañeros sexuales.
Tipos de apego
El apego es un vinculo afectivo que le permite a una persona conseguir o mantener proximidad con otra. La teoría de apego de John Bowlby nos dice que según el tipo de apego con el que hemos sido criados, determinará un menor o mayor riesgo a la hora de evidenciar conductas basadas en la infidelidad.
- Un apego ansioso define a las personas más temerosas al rechazo, perfiles con escaso o nulo control de los impulsos. Un factor este de riesgo a la hora de traicionar a las parejas afectivas.
- Un apego desorganizado. En este caso tenemos a esos hombres y mujeres incapaces de vincularse de forma auténtica con alguien. Son impredecibles, carentes de esa madurez emocional con la que construir un compromiso firme y seguro.
Un estudio en parejas casadas indica que la ansiedad por el apego predice positivamente la infidelidad conyugal, mientras que la evitación del apego propio no está relacionada con la infidelidad.
Los amantes del riesgo
Hay personas que tienen el sentido del riesgo más acentuado en su personalidad. Sus niveles de dopamina son más altos y necesitan de esas situaciones intensas con las que realizar algo prohibido, algo emocionante con las que intensificar el placer y la satisfacción. Traicionar a la pareja, tener encuentros sexuales fuera de la relación, son realidades que les generan un gran interés.
Poder y nivel económico
Por término medio, los perfiles con más poder y mayores ingresos muestran un perfil de infidelidad más elevado. No solo porque tienen más oportunidades, sino porque encuentran a menudo personas afines, personas con los mismos rasgos y atributos sociales, psicológicos y motivacionales con los que cruzar esa línea.
Los resultados de un estudio mostraron que el poder se asocia positivamente con la infidelidad, ya que incrementa la confianza en la capacidad de atraer parejas. Esta asociación se encontró tanto para la infidelidad real como para las intenciones de infidelidad en el futuro.
Por otro lado, una investigación sobre las relaciones de pareja, la infidelidad y la economía, señala que la dependencia económica aumenta la probabilidad de infidelidad tanto en hombres como en mujeres. Según la autora de este estudio, hay un 5 % de posibilidades de que las mujeres que dependen económicamente de sus maridos sean infieles, mientras que en hombres esta posibilidad es del 15 % (American Sociological Association, 2015).
El deseo sexual
La infidelidad basada en el deseo sexual es la explicación más recurrente. Nuestra libido, el deseo incontrolable que nada tiene que ver con el enamoramiento, da pie a situaciones donde ciertos perfiles dan el paso y cometen la infidelidad. Otras personas, en cambio, a pesar de ser conscientes de la atracción sexual, dan más valor al pacto emocional hecho con la pareja y no llegan a cruzar esa línea.
La infidelidad emocional
A día de hoy, en un mundo cada vez más en línea e hiperconectado, son muy comunes este tipo de infidelidades: las basadas únicamente en el componente emocional (sin contacto sexual). Hay veces en que iniciamos una amistad con alguien que llega a niveles más íntimos y cómplices que con nuestra propia pareja. Esto se debe a menudo al peso de la rutina, a la necesidad de algo nuevo o simplemente, a la búsqueda de aquello que no encontramos en nuestra relación.
Las motivaciones para ser infiel según el sexo
Los hombres son más propensos a tener aventuras que las mujeres y, a menudo, buscan más sexo o atención (Wang, 2018). Los hombres expresan su amor de una manera más física, por lo que, en muchas ocasiones, el sexo se convierte en un camino importante hacia la conexión y la intimidad.
Por su parte, cuando las mujeres engañan, a menudo intentan llenar un vacío emocional (Tsapelas, Fisher y Aron, A, 2010). Ellas tienden a quejarse de la desconexión y buscan ser deseadas y apreciadas. Es más probable que las mujeres se sientan despreciadas o ignoradas y busquen la intimidad emocional de una relación extramatrimonial.
Por lo general, una aventura es más a menudo una pareja «de transición» para la mujer. Es como una forma de terminar la relación. Ella está buscando seriamente finalizar el vínculo y esta otra persona le ayuda a conseguirlo.
En gran parte de los casos, la infidelidad surge fruto de una insatisfacción personal. Esto es, un sentimiento de infelicidad con la propia vida. Pero ¿cuándo ha nacido este sentimiento? En muchas ocasiones, este se arrastra desde mucho antes de conocer a la pareja con quien se ha sido infiel.
Con frecuencia, la insatisfacción es fruto de miedos, inseguridades e indecisiones, que hacen que la vida vaya pasando sin ningún aliciente ni sentido personal, ya que no existe el atrevimiento de afrontar, resolver y decidir frente a las situaciones que le hacen infeliz a la persona.
En otras ocasiones, la insatisfacción aumenta dentro de la relación porque la pareja no funciona y no se toman decisiones. Como consecuencia, se mantiene una relación cada vez más distante, fría, y monótona; donde la única solución que se intuye es la evitación y el aumento de la insatisfacción.
“La confianza solo se pierde una vez”
-Anónimo-
Sin embargo, como hemos dicho, la fidelidad es uno de los pilares fundamentales que permiten la estabilidad de la relación; y si este se rompe, generará desconfianza, un valor importante y necesario para vivir la pareja como un lugar seguro.
Dentro de la insatisfacción personal, la persona insatisfecha que llega a la infidelidad evita su realidad. Por lo tanto, no se atreve a afrontarla. Quizás por miedos o por un bajo autoconcepto personal. De ahí que surjan las crisis, los roces y las discrepancias por conflictos antiguos no resueltos, tanto a nivel personal como de pareja.
La infidelidad en la pareja es una de las situaciones más frecuentes.
Para ello, es conveniente la ayuda de un profesional que pueda orientar a la persona infiel a abordar su realidad interna, sus problemas de autoestima o su incapacidad para construir un vínculo firme y seguro. De esta manera, sabrá sacar la valentía y seguridad que le ayudarán a tomar mejores decisiones para llevar una vida mejor, plena y feliz.
¿Cuáles son los efectos de la infidelidad?
Desde un punto de vista conductual, los psicólogos Kristina Gordon y Donald Baucom, citan los siguientes efectos cuando la persona engañada descubre la infidelidad:
Efectos cognitivos
Una de las primeras reacciones de la persona engañada son rumiaciones acerca de lo ocurrido. Estas pueden llegar a ser tan abrumadoras e incontrolables que pueden interferir en la concentración y en la capacidad de llevar a cabo el funcionamiento diario normal.
Por su parte, otra de las respuestas más importantes asociadas al descubrimiento de la infidelidad es el cambio en la forma de ver al infiel y la relación de pareja. Pues, se quiebra la confianza– tanto en esta pareja como en otras futuras- llegando a no sentirse seguro en una relación.
Conductuales
Pueden darse diferentes reacciones. Entre las más comunes están las manifestaciones de agresividad del traicionado, generando violencia contra la pareja o contra el tercero.
Por otro lado, también suele evitarse el contacto con el infiel, llegando a la separación inmediata. Como una evitación del sufrimiento producido por la infidelidad y del que supone la interrelación en esas circunstancias.
Otras reacciones conductuales que pueden aparecer son: una hipervigilancia para conseguir la seguridad de que la infidelidad se ha acabado, la realización obsesiva de preguntas indagando en lo que ha pasado, y una comunicación con índices muy altos de agresividad.
Emocionales
El sufrimiento emocional es enorme. Aparecen sentimientos de rabia, de ridículo, depresión, ansiedad, sentimiento de ser víctima de alguien muy querido, etc.
El descubierto a veces puede desembocar en una depresión asociada a la pérdida del amante, a de la pareja, o a la variación de un statu quo que le era muy beneficioso.
Muchos autores consideran que las reacciones emocionales que se dan en la víctima de la infidelidad son similares a las que aparecen en el trastorno por estrés postraumático. Tales como:
- Dificultades en el sueño,
- Irritabilidad con ataques de ira,
- Hipervigilancia para asegurarse de que no se van a dar de nuevo los problemas,
- Una exagerada respuesta de susto,
- Una fuerte reacción fisiológica a los estímulos que le recuerden la traición, por ejemplo, películas, TV, comentarios, etc.
Las investigaciones muestran que la infidelidad también puede causar un aumento de la ansiedad y la depresión, además del estrés.
Los efectos de la infidelidad también se observan en los niños. Un estudio sugiere que los niños con un padre que ha tenido una aventura pueden tener problemas de confianza en futuras parejas románticas. Además, tienden a imitar en sus relaciones adultas.
Por otro lado, se ha encontrado que las mujeres tienden a angustiarse más por las aventuras emocionales y los hombres tienden a angustiarse por las físicas. Esta diferencia se ve reforzada por un extenso estudio sobre la infidelidad que tuvo hallazgos similares.
¿Es posible que una persona infiel cambie su actitud?
Una persona infiel puede dejar de serlo siempre y cuando tenga la voluntad de tener una relación estable. Si este es el caso, lo más aconsejable es que reciba la atención de un psicoterapeuta que la ayude a gestionar aquellos rasgos de su personalidad que le impiden mantenerse fiel a su pareja.
Asimismo, si el deseo de la pareja es continuar la relación, a pesar de la infidelidad, lo ideal es que la problemática también sea abordada a través de la terapia de pareja. En este caso, ambos deben tener la voluntad para resolver el conflicto. Recordemos que si ambas partes no ponen de su parte, la terapia de parejas no podrá ofrecerles la solución deseada o esperada.
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