¿Qué es la personalidad?

¿Qué es la personalidad? ¿Cómo se ha definido desde la psicología de la personalidad? ¿Qué elementos incluye? Te responderemos a estas y otras cuestiones.
¿Qué es la personalidad?
Laura Ruiz Mitjana

Escrito y verificado por la psicóloga Laura Ruiz Mitjana.

Última actualización: 29 julio, 2023

Somos seres únicos e irrepetibles y nuestra psicología es tan individual e idiosincrática como nuestra personalidad. Todo aquello que vivimos hace mella en ella, aunque hay experiencias que nos marcan más que otras. A día de hoy, se sabe que la personalidad tiene componentes tanto genéticos y hereditarios como ambientales.

Pero, ¿qué es realmente la personalidad? ¿Tiene que ver únicamente con nuestras acciones o también con nuestro mundo interior (pensamientos, recuerdos…)? Lo cierto es que tiene que ver con todo esto y mucho más. Por ello, la psicología de la personalidad se ha encargado de estudiar este constructo. ¿Cómo? Vamos a verlo aquí.

«Todas nuestras experiencias se funden en nuestra personalidad. Todo lo que nos ha pasado es un ingrediente»

―Malcolm X―

¿Qué es la personalidad?

Este concepto ha recibido varias definiciones. Se entiende como un constructo hipotético que inferimos de la conducta de las personas y engloba una serie de rasgos característicos del individuo. Incluye también la forma de sentir o pensar que se va forjando durante toda la vida gracias a nuestras experiencias, especialmente, en la infancia y adolescencia.

Una de las definiciones más completas es la propuesta por Bermúdez, en el libro Psicología de la personalidad (2003), quien la define así: «la personalidad es una organización relativamente estable de características estructurales y funcionales, innatas y adquiridas bajo las especiales condiciones de su desarrollo, que conforman el equipo peculiar y definitorio de la conducta con que cada individuo afronta las distintas situaciones». 

¿Para qué sirve la personalidad? Más allá de definirnos como sujetos únicos que somos y de ayudarnos a construir nuestra propia identidad, la personalidad es la que nos permite adaptarnos de forma exitosa al entorno.

¿Cómo se desarrolla?

En su libro Teorías de la personalidad, Susan Cloninger (2003) detalla que la personalidad se desarrolla en la interacción de las influencias biológicas (la genética) y las experiencias vividas en la niñez y la adultez. Ella sostiene que «La personalidad se desarrolla con el tiempo. La experiencia, especialmente en la niñez, influye en la manera en que cada persona se desarrolla hacia su propia y única personalidad».

Por su parte, y con base en varios enfoques clásicos y modernos, Carol Dweck (2017) propone una teoría que integra la motivación, la personalidad y el desarrollo dentro de un mismo marco. Según ella, la personalidad se configura mediante la interacción entre las necesidades psicológicas básicas (aceptación, previsibilidad y competencia) y las metas que las personas buscan cumplir.

En este proceso, los individuos desarrollan representaciones mentales, denominadas «BEATs» (Beliefs, Emotions, Attitudes and Thoughts). Estas se crean a medida que se persiguen metas para suplir las necesidades psicológicas básicas. Las «BEATs» son el fundamento de la personalidad, ya que influyen en la selección de objetivos y en la consolidación de patrones conductuales.

La teoría que esta autora propone también sugiere que la personalidad se desarrolla a lo largo del tiempo y que las experiencias infantiles tienen un impacto sobre ella. Por ejemplo, si un niño experimenta una falta de conexión social, puede desarrollar representaciones mentales negativas de las relaciones sociales que influirán en sus actitudes en la adultez.

En resumen, podemos decir que el desarrollo de la personalidad depende de la relación entre factores biológicos y ambientales, entre los que destacan las necesidades psicológicas básicas, la herencia y las experiencias infantiles y adultas.

La psicología de la personalidad

La psicología de la personalidad es la disciplina encargada de estudiar el efecto de las diferencias individuales de la personalidad sobre la conductaEn concreto, se trata de una rama de la psicología que ahonda en el estudio de este constructo y en cómo varía entre personas (diferencias individuales).

Uno de los autores más relevantes en esta disciplina es Gordon Allport, psicólogo estadounidense y autor de La personalidad. De hecho, Allport es considerado uno de los fundadores de esta rama de la psicología y puso especial énfasis en el carácter único de cada individuo y en la importancia del contexto presente (vs. la historia pasada).

¿Qué elementos incluye este constructo?

Desde esta disciplina se propone que el concepto de personalidad incluye dos grandes grupos de conductas o características del individuo. Dichas conductas incluyen:

  • La conducta manifiesta: alude a las acciones observables que una persona realiza en su vida cotidiana. Estas conductas pueden ser medidas, registradas y analizadas por otros. Por ejemplo, caminar, hablar, interactuar con los demás, etc. Este tipo de comportamientos es una parte esencial de la personalidad, ya que refleja cómo actúa alguien en diferentes momentos.
  • La experiencia privada: es el conjunto de procesos internos que no son observables. Los pensamientos, los deseos, los recuerdos, las necesidades y las opiniones. Es una parte importante de la personalidad, al igual que la conducta manifiesta, porque representa el mundo subjetivo de las personas.

Así, la personalidad es un constructo distintivo de cada persona, que la hacen única e irrepetible. Sin embargo, también es cierto que existen patrones de personalidad concretos (tendencias a ser de una determinada manera), lo que incluye, a su vez, los denominados trastornos de la personalidad.

Es decir, aunque cada persona es de una determinada manera, existen patrones que pueden ser compartidos por muchas personas. Es lo que denominamos rasgos, ampliamente estudiados por la psicología de la personalidad.

¿Cómo se puede estudiar?

Encontramos tres grandes enfoques o modelos para estudiar este constructo; dichos modelos se centran en analizar la conducta para establecer hipótesis, ya que esta nos dice mucho de cómo es alguien.

Las siguientes son sus características de acuerdo al Manual de psicología de la personalidad, del profesor Eliseo Chico Librán, de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona (2015):

1. Internistas

La conducta está determinada por variables personales. Se centra en los rasgos de personalidad individuales y asume que estos son estables y consistentes a lo largo del tiempo y en diferentes contextos. No obstante, este enfoque es poco realista, ya que, como se puede observar, las personas cambian su conducta dependiendo de la situación.

2. Situacionistas

Las causas de las acciones son externas al individuo. Este modelo concibe a los individuos como agentes pasivos ante el entorno. Además, asume que toda conducta es aprendida y que deben ser analizadas como procesos de aprendizajes. Para este enfoque de estudio de la personalidad lo que importa es el contexto y no las variables personales o internas.

3. Interaccionistas

El comportamiento es el resultado de la interacción entre variables personales y contextuales. Este abordaje integra el enfoque internista y el situacionista. Así pues, la personalidad es entendida como el producto de la relación que una persona establece con sus circunstancias.

Rasgos de personalidad y Modelo Big Five

Los rasgos son aquel conjunto de características comunes que configuran ciertos tipos de personalidad. Ejemplos de rasgos serían: el optimismo, la alegría, la sinceridad, la transparencia, el pesimismo, la introversión.

Uno de los modelos más importantes en este ámbito es el Modelo Big Five, el cual surge como una alternativa más resumida y aplicable de las teorías sobre las diferencias individuales de los dos investigadores más destacados del siglo XX, Hans J. Eysenck y Raymond B. Cattell

  • La extraversión (vs. introversión): alude al grado en que un individuo es sociable, activo, enérgico. Quienes tienen mayores niveles de extraversión son más habladores, amigables y amantes de la aventura y la emoción. Por su parte, los introvertidos son reservados, prefieren la soledad y estar tranquilos.
  • El neuroticismo (vs. estabilidad emocional): es la tendencia a sentir emociones negativas como la ansiedad, la ira y la depresión. Los neuróticos son inestables, sensibles y propensos a preocuparse. Quienes tienen un bajo de neuroticismo se preocupan menos, suelen ser más tranquilos y relajados.
  • La conciencia o responsabilidad (vs. irresponsabilidad): se le conoce también como «escrupulosidad». Hace referencia al compromiso, planeación, autocontrol y organización. Los responsables suelen ser meticulosos, confiables y muy organizados. Mientras que los que tienen un nivel más bajo de este rasgo son desorganizados y descuidados.
  • La apertura a la experiencia (vs. cerrazón): se relaciona con la disposición a explorar nuevas sensaciones, ideas y actividades. Los sujetos con alto grado de apertura son curiosas, imaginativas y están abiertos a intentar cosas nuevas. Por su parte, los que están cerrados a las experiencias son poco imaginativos, prefieren la rutina y lo convencional.
  • La amabilidad (vs. insensibilidad): es la medida en que una persona es considerada y está dispuesta a ayudar a los demás. Se asocia con la empatía y el vínculo social. Las personas amables son altruistas, modestas y francas. Las insensibles son escépticas, presumidas, poco empáticas, menosprecian a los otros y se interesan poco por las vidas ajenas.

Estos 5 factores (y sus opuestos) han recibido diferentes denominaciones, pero todas hacen referencia al mismo significado. Sin embargo, lo que debe quedar claro es que, según el modelo, a través de estos factores (y sus rasgos correspondientes) podríamos definir la personalidad de cualquier persona.



Los trastornos de personalidad

Como ya introducíamos, aunque la personalidad es única, existen patrones que pueden repetirse con frecuencia, dando forma a distintos tipos de personalidad. Cuando estos tipos incluyen rasgos extremos, disfuncionales, desadaptativos o normativamente desviados, entonces hablamos de trastornos de personalidad (TP).

Además, para poder diagnosticar un TP, este debe generar malestar en la persona que lo padece, o interferencia en su funcionamiento. Los diferentes TP están recogidos en el DSM-5 (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) y la CIE-10 (Clasificación internacional de enfermedades). Según sus características, los TP pueden agruparse en tres grandes grupos (o clústers: A, B y C):

Grupo A: raros o excéntricos. Son aquellos trastornos de personalidad caracterizados por un comportamiento extraño, excéntrico, o anormal. Incluye:

  • Paranoide: patrón de desconfianza y suspicacia, donde se interpretan las intenciones de las demás como malévolas.
  • Esquizoide: consiste en un distanciamiento de las relaciones sociales y una restricción de la expresión emocional.
  • Esquizotípico: alude a un malestar agudo en las relaciones íntimas, distorsiones cognitivas o perceptivas y a excentricidades conductuales.

Grupo B: dramáticos, emocionales o erráticos. Agrupa trastornos de personalidad definidos por un comportamiento dramático, en exceso emocional e impredecible.

  • Antisocial: patrón de desprecio y violación de los derechos humanos.
  • Límite: impulsividad e inestabilidad en las relaciones íntimas y la imagen de sí mismo.
  • Histriónico: patrón de emotividad y búsqueda de atención constante.
  • Narcisistagrandiosidad, necesidad de admiración y falta de empatía.

Grupo C: ansiosos o temerosos. Son aquellos trastornos de personalidad caracterizados por preocupaciones, ansiedad y miedo.

  • Evitativo: inhibición social, sentimientos de inadecuación e hipersensibilidad a la evaluación negativa.
  • Dependiente: patrón de comportamiento sumiso y relacionado con una necesidad excesiva de ser cuidado.
  • Obsesivo-compulsivo: preocupación por el orden, el perfeccionismo y el control.


Reflexión final

La personalidad es algo que se va construyendo durante la infancia, aunque llega un momento de la vida en el que se vuelve relativamente estable. Podemos cambiar pequeñas cosas de nuestra manera de ser, pero la personalidad perdura.

Ella tiene una base genética, pero también se construye a partir del aprendizaje, del contexto, de las relaciones y de las situaciones que vamos viviendo. Incluye todo aquello que somos por dentro, pero también cómo nos comportamos por fuera.


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