¿Qué son los celos retrospectivos y cómo hacerles frente?

Sentir celos e incomodidad por los ex de tu pareja es más común de lo que crees. La inseguridad, los problemas de apego y la baja autoestima suelen describir esta dimensión. Te explicamos qué hacer al respecto.
¿Qué son los celos retrospectivos y cómo hacerles frente?
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 23 octubre, 2024

Tal vez recuerdes la maravillosa película de Alfred Hitchcock, Rebecca (1940). En ella, su protagonista habitaba en una enorme mansión donde la alargada sombra de la mujer fallecida de su marido parecía dominarlo todo. Los celos hacia esa figura invisible —e inexistente— no solo la torturaban, sino que llenaban de inseguridad el vínculo con la persona que amaba.

El conocido como «síndrome de Rebecca» define la tipología de celos retrospectivos. Si bien es normal pensar en cómo fueron los vínculos anteriores de nuestras parejas, el problema llega cuando esto se convierte en obsesión. Comparar tu relación actual con la que tuvo tu compañero/a en el pasado puede ocasionarte un gran sufrimiento.

¿Qué son los celos retrospectivos?

Con frecuencia, en el universo de las relaciones sexoafectivas experimentamos emociones difíciles de definir. Los celos retrospectivos son un claro ejemplo de ello. Pensar de forma constante en las relaciones pasadas de tu pareja y sentir malestar o ansiedad por ellas es un fenómeno muy desgastante. A veces, ni siquiera importa que esas historias no tengan ninguna relevancia en el presente.

La mente se obsesiona igual. Porque los celos pueden tener, en ocasiones, un componente irracional difícil de regular. Esto provoca el surgimiento de conductas en las que, de pronto, como señalan en un trabajo divulgado en Social Media + Society, te veas buscando en redes sociales a esas exparejas para compararte con ellas. Son realidades autodestructivas.



Cómo se manifiestan

Tu pareja —al igual que tú— dispone de un pasado, de un equipaje relacional y una serie de historias afectivas que trazan parte de su línea de vida. A pesar de ello, existe un hecho indudable: si todo esto se quedó atrás es porque no funcionó. Sin embargo, hay quien se obsesiona con ese historial sexoafectivo del ser amado y, la forma en que se manifiesta, es la siguiente:

  • Inseguridad y baja autoestima: esta manera de celar está muy ligada a problemas de autoestima. Quienes la sufren tienen la necesidad de obtener validación casi a cada instante, de sentir que son amados y aceptados en todo momento.
  • Angustia emocional: a menudo, son celos que se acompañan de altos niveles de ansiedad, preocupación y angustia emocional. Los pensamientos sobre el pasado pueden volverse intrusivos y difíciles de regular, mermando por completo el bienestar.
  • Búsqueda de información: en este tipo de contextos es muy común necesitar saber todo sobre las personas con las que ha estado nuestra pareja. Esto se traduce en pasar horas en redes sociales, mirando fotos, leyendo comentarios, publicaciones, etc.
  • Comparación: un fenómeno recurrente en estas dinámicas son las comparaciones con las exparejas. Esto puede hacer que uno examine la apariencia física de esas personas y la compare con la propia, así como los logros, la personalidad o incluso la posible vida sexual.
  • Distorsión cognitiva: la mente dominada por esta clase de celos suele desarrollar llamativas distorsiones cognitivas. Ejemplo de ello es magnificar la importancia de las relaciones pasadas o asumir que, si el ser amado comenta algo de alguna de sus exparejas, es señal de que aún siente algo por ella.
  • Rumia sobre el pasado de tu pareja: las personas que experimentan estos celos acostumbran a pensar de manera repetitiva y obsesiva en las relaciones anteriores de su pareja. Tales ideas se centran en la duración de esas relaciones, características físicas, si hubo una mayor conexión emocional o sexual, etc.
  • Dudas persistentes: el síndrome de Rebecca alimenta a quien lo padece de toneladas de dudas y variadas inseguridades. Es usual pensar que el ser amado, por ejemplo, aún tenga sentimientos por esas personas. Algo así abre un abismo de desconfianza con la pareja, a pesar de no existir ninguna evidencia al respecto de esas ideas o sospechas.
  • Hipervigilancia: cuando las inseguridades se combinan con la ansiedad, el cerebro entra en un estado de alerta constante. La desconfianza, el miedo a la traición o al abandono tienden a hacer que la persona interprete casi cualquier situación como una amenaza hacia su vínculo afectivo. Ejemplo de ello es obsesionarte con saber a quién le envía mensajes tu pareja, pues crees que te traiciona con algún ex.

¿Por qué aparece este tipo de celos?

Según un estudio divulgado en Frontiers in Psychology, los celos cumplirían un fin evolutivo: aparecen cuando percibes una amenaza hacia tu relación. Pensar que perderás ese vínculo te pone en alerta y a la defensiva. Ahora bien, con los celos retroactivos sucede algo más complejo.

Lo que te asusta pertenece al pasado y no al presente. Tampoco es una amenaza real, sino que responde a un compendio de miedos e inseguridades incrustadas en ti. ¿Los motivos? Hay varias razones que podrían explicar esta emoción tan incómoda y peligrosa para todo vínculo afectivo. Las analizamos:

El sesgo del idealismo romántico

Puede que te llame la atención, pero algunas personas desearían que su pareja no tuviera un pasado amoroso, ni que hubiera sentido afecto y deseos sexuales por otros hombres o mujeres. Ese sesgo irracional e idealista les hace ver el historial amoroso del otro como una amenaza.

Apego ansioso

El apego ansioso se caracteriza por una necesidad constante de validación y miedo al abandono, lo que predispone a quienes lo experimentan a desarrollar celos retrospectivos. La Universidad de Catania realizó una investigación en la que destacan estas mismas características, además de la necesidad de cuidado, búsqueda de protección y la rumia de pensamientos.

Alguien con este estilo de apego está atenazado por las dudas, tanto sobre sí mismo como sobre la propia relación. Ese temor hace que busque detalles sobre el pasado amoroso de su pareja y que se compare con antiguos ex. Este ciclo de inseguridad y celos genera conflictos en la relación presente, creando una espiral negativa que puede ser difícil de romper sin un trabajo emocional o terapéutico adecuado.

Experiencias pasadas negativas

Muchos de nosotros vivimos relaciones difíciles, esas en las que, entre otras dinámicas, pudimos padecer engaños y traiciones. Este tipo de experiencias afectivas adversas dejan una «herida emocional» que, a veces, dificulta confiar en la pareja actual. El miedo a revivir nuevas infidelidades quizás hace que veamos a los ex como amenazas potenciales para nuestro vínculo.

Necesidad de control

Hay quien experimenta una necesidad excesiva de controlar todos los aspectos de la relación, incluyendo el pasado del compañero/a. Este deseo estaría motivado por una falta de confianza en uno mismo y en la pareja. Es común que los celos retrospectivos sean una manifestación de este intento de dominar algo que, en realidad, ya no existe ni tiene relevancia en el aquí y ahora.

Ansiedad y pensamientos intrusivos

Las personas que sufren trastornos de ansiedad, en ocasiones, pueden tener pensamientos intrusivos difíciles de controlar. En el caso del síndrome de Rebecca, estas ideas están centradas en las experiencias pasadas de la pareja, lo cual lleva a una rumiación constante y a un ciclo de ansiedad muy agotador.

Falta de confianza en la relación actual

Las inseguridades son uno de los elementos constitutivos de los celos. Con frecuencia, cuando alguien no se siente seguro en su relación y no confía en el ser amado, aparece esta emoción. De pronto, cualquier cosa se vuelve amenazante y es motivo de sospecha, incluidas esas exparejas que, a lo mejor, la persona amada mantiene todavía en sus redes sociales.

Herramientas psicológicas para regular los celos retrospectivos

Regular este problema requiere de un enfoque consciente y reflexivo. No solo son clave las buenas estrategias de comunicación. También lo es trabajar aspectos como la autoestima, la seguridad en nosotros mismos y comprender incluso el tipo de apego que nos define. Ello hace que, en muchos casos, sea recomendable la terapia. A continuación, te brindamos algunas estrategias básicas.

Reconocer y aceptar los celos

Ten en cuenta que los celos son un fenómeno emocional, cognitivo y conductual que siempre ha acompañado al ser humano. Y tiene su propósito muy claro: alertarte de una posible amenaza al equilibrio emocional con tu pareja.

Nunca está de más comprender la anatomía de estas realidades psicológicas. Sentir celos es una reacción emocional que, aunque incómoda, es válida, y todos la podemos experimentarla más de una vez. Lejos de reprimirla, lo ideal es reconocer su presencia y darle nombre, para, después, comprender su origen y regularla de manera efectiva y racional.

Identificar los desencadenantes

Comprender qué situaciones o pensamientos están activando esta forma de celar es decisivo. Para ello, puede serte útil llevar un registro de cuándo y cómo aparecen estos sentimientos, identificando patrones específicos. Esta estrategia te permitirá tomar conciencia sobre los contextos que te generan más inseguridad y ansiedad, como pueden ser las conversaciones con tu pareja sobre su pasado.

Cuestionar pensamientos irracionales

Una herramienta de utilidad es la reestructuración cognitiva. Consiste en identificar y modificar patrones de pensamiento distorsionados a través de cinco pasos que enseguida te describimos:

  1. Identificar: lo primero es reconocer esos pensamientos automáticos que surgen en respuesta a ciertas situaciones y que despiertan en ti celos retrospectivos.
  2. Evaluar: identifica las sensaciones, emociones y sentimientos que experimentas como resultado de esos pensamientos o ideas que te vienen a la mente y que refuerzan dichos celos.
  3. Analizar: pregúntate «¿qué pruebas tengo de que esas ideas sean tal y como yo las creo?». «¿Hay algo que me demuestre su evidencia?».
  4. Generar alternativas: una vez que los pensamientos disfuncionales han sido cuestionados, es momento de generar pensamientos alternativos más realistas y equilibrados. Por ejemplo, «mi pareja no tiene por qué traicionarme con su ex. Si ahora está conmigo es porque me ha elegido a mí, porque me quiere y puedo percibir a diario que está feliz a mi lado».
  5. Cambiar la perspectiva: el último paso es visualizarte en futuras situaciones de celos, enfrentándote a esa sensación de una manera más resuelta, firme y efectiva. Se trata de trabajar en tu bienestar para que la relación de pareja vaya bien, dejando a un lado patrones de pensamiento y conducta disfuncionales.

Fortalecer la autoestima

Como ya mencionamos, los celos retrospectivos, a menudo, están asociados con una baja autoestima e inseguridad personal. Trabajar en la autoconfianza y el amor propio es fundamental para regular esta realidad. No dudes, por tanto, en practicar la autoaceptación, en validarte y centrarte en tu propio bienestar emocional, en lugar de compararte, por ejemplo, con los ex de tu pareja.

Buscar apoyo terapéutico

Quizás esta clase de celos es difícil de manejar por tu cuenta, en especial, si están arraigados en problemas de apego o en experiencias pasadas traumáticas. La terapia de aceptación y compromiso (ACT), la cognitivo-conductual (TCC) o la terapia EMDR en caso de traumas, resultan útiles en estos escenarios.



Mirar al presente con confianza

Los celos retrospectivos te invitan a mirar hacia adentro, más que hacia el pasado de tu pareja. Son, sobre todo, un reflejo de tus propias inseguridades y de la lucha por sentir que vales y eres suficiente en una relación. No veas esta emoción como algo disfuncional, sino más bien como una señal de aviso, como una oportunidad para trabajarte y mejorar tu autoconfianza.

Al aprender a confiar en ti y en la conexión presente con tu pareja, transformas el miedo en aceptación y las dudas en amor propio. Superar los celos no solo te libera del pasado, sino que te permite construir un futuro con base en la confianza, el respeto mutuo y la paz interior. Vale la pena trabajar en ello.


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