¿Cómo superar un trauma infantil en la vida adulta?

Conectar con la emoción, aceptarla y buscar apoyo social son excelentes rutas para empezar a vencer la experiencia traumática. Si quieres conocer otras estrategias y algunos tratamientos psicológicos, ¡sigue leyendo!
¿Cómo superar un trauma infantil en la vida adulta?
José Padilla

Escrito y verificado por el psicólogo José Padilla.

Última actualización: 09 abril, 2024

Las experiencias traumáticas en la niñez, si no se procesan de manera adecuada, influyen en la forma de sentir, pensar y relacionarse de una persona mayor. Cuando no es posible superar el trauma infantil en la vida adulta, a pesar de haber pasado mucho tiempo, la mejor opción es recibir ayuda profesional.

Ahora bien, además del acompañamiento de un experto, ¿qué hacer en paralelo? En este artículo, te daremos algunas pautas generales que ayudan a avanzar al respecto. Asimismo, compartiremos varias señales para saber si llevas contigo una vivencia dolorosa de la infancia. ¡Comencemos!

¿Qué es el trauma infantil?

El trauma en la infancia es una respuesta cognitiva, emocional, conductual y fisiológica ante un evento traumatizante vivido en esta etapa. Este tipo de experiencias se caracterizan por ser dolorosas, violentas, amenazantes o aterradoras y poner en peligro la vida del menor. Podemos mencionar las siguientes:

  • Acoso
  • Abusos
  • Violencia
  • Violaciones
  • Negligencia
  • Enfermedades
  • Pérdidas significativas

Para desarrollar un trauma, los niños no de manera necesaria deben ser las víctimas primarias, también pueden ser testigos. De modo que observar que la vida de un ser amado está en riesgo llega a ser traumático para ellos.



¿Cuáles son las señales de un trauma infantil en adultos?

Los efectos que tiene el trauma de la niñez sobre la vida adulta son múltiples y varían de un caso a otro. Aunque no es posible trazar una relación causal directa, la ciencia identifica ciertas correlaciones interesantes. A continuación, listamos algunos de los principales indicios de que una persona tuvo una experiencia traumática durante su infancia:

  • Delirios
  • Ansiedad
  • Depresión
  • Desconfianza
  • Dolor crónico
  • Alucinaciones
  • Baja autoestima
  • Vergüenza y culpa
  • Síntomas somáticos
  • Estrés postraumático
  • Alteraciones del sueño
  • Dificultades de atención
  • Pensamientos intrusivos
  • Desregulación emocional
  • Relaciones disfuncionales
  • Trastornos de personalidad
  • Trastornos de alimentación
  • Comportamientos autodestructivos

Los expertos de Cleveland Clinc señalan, asimismo, que las experiencias traumáticas en la infancia, como el abuso, la violencia doméstica, la exposición al consumo de sustancias y los trastornos mentales, también están vinculadas con el suicidio, las enfermedades crónicas, el uso de drogas ilegales, el alcoholismo y la depresión en la adultez.

Estrategias para superar un trauma infantil en la vida adulta

Una vivencia traumática puede repercutir de forma negativa en el funcionamiento cotidiano del adulto. Sin embargo, es una condición tratable. Buscar los servicios de atención psicológica o psiquiátrica es el paso fundamental, ya que los profesionales de la salud mental saben cómo abordar este tipo de situaciones.

Andrea Brandt, experta en problemas emocionales y terapeuta familiar, en su libro Mindful Aging (2017), presenta un sistema de nueve pasos con el fin de gestionar las emociones del presente y los traumas o heridas de la infancia. Antes de explicar dicho sistema, queremos sugerirte que lo apliques solo bajo la supervisión y la aprobación de un profesional.

Paso 1: aterrízalo

Para superar un trauma infantil en la vida adulta, lo primero que debes hacer es reconectar con tu organismo. Cierra tus ojos, realiza varias respiraciones diafragmáticas profundas y toma conciencia de todo tu cuerpo. Este ejercicio permite anclarte al presente, al aquí y al ahora de tus sensaciones.

Paso 2: recuérdalo

Piensa en una parte del suceso traumático que no te genere una reacción emocional fuerte. Examina lo que te pasó con detalle, visualiza el momento, la hora, el clima, el lugar, lo que sentías, veías y escuchabas. Esta experiencia tal vez sea demasiado intensa, por este motivo es que te aconsejamos aplicar estos pasos con la aprobación de un profesional.

Paso 3: siéntelo

Una vez activado el recuerdo, es momento de sentirlo. Observa cada sensación (opresión, frío, ardor, etc.) que surja en ti. Describe todo lo que experimentes, en qué parte del cuerpo lo sientes y qué pensamientos te genera.

Paso 4: nómbralo

Ponle un nombre a lo que sientes. ¿Qué emoción es? Tal vez sea tristeza, enojo, culpa, vergüenza, etc. Dale voz a esa sensación y etiquétala para entender bien lo que experimentas.

Paso 5: ámalo

De acuerdo con Brandt, amar es aceptar la emoción sin juzgarla o resistirla. Esto no quiere decir que ames el evento traumático; por ejemplo, si sufriste una violación, no tienes que amar al violador o esa experiencia. De lo que se trata, más bien, es de aceptar lo que sientes, sin luchar contra ello, y de entender que ya no puedes cambiar lo que pasó.

Paso 6: experiméntalo

Experimentar consiste en dejar que las cosas sean como son y que la sensación vaya y venga a su propio ritmo. Intenta no interrumpir o interferir en el ciclo de tus emociones. Dedícate observar y describir.

Andrea Brandt sugiere: «Observa si los sentimientos varían en intensidad. ¿Se mueven? Dale la bienvenida a cualquier malestar, sabiendo que será pasajero y que te ayudará a sanar. Permite que tu cuerpo responda de la manera que parece querer o necesitar. Si necesitas llorar, hazlo».

Paso 7: recibe el mensaje y la sabiduría

Reflexiona y escribe sobre qué dice tu emoción acerca de tu trauma de la niñez. Imagina por un momento lo que te diría esa sensación si hablara. Ábrete al momento y a la experiencia, aunque sea difícil para ti, y escucha la sabiduría y los valores ocultos detrás de tus sentimientos.

Paso 8: compártelo

En este paso, para superar un trauma infantil en la vida adulta, lo que debes hacer es buscar una persona de confianza y conversar acerca de lo que viviste. Expón lo que sentiste y lo que sientes, habla sobre cómo sucedió el evento y escucha lo que dicha persona diga para apoyarte. Comparte tu vivencia poco a poco, no te presiones en verbalizar algo para lo que aún no te sientes listo/a.

Paso 9: déjalo ir

Realiza un ritual de liberación. La idea es que sea algo simbólico y significativo para ti, un acto que represente el «dejar ir» la emoción que te atrapa.



Tratamiento psicológico para superar un trauma

Como intervención para que en la vida adulta se pueda superar un trauma infantil, la American Psychological Association recomienda la terapia cognitivo-conductual y algunas de sus variantes. Estos abordajes deben ser aplicados por un profesional. Enseguida los detallamos.

Terapia cognitivo-conductual (TCC)

Uno de los principales objetivos de la TCC es entender y cambiar la relación entre pensamientos, emociones y comportamientos. Los terapeutas consideran que, si consiguen un cambio en uno de esos tres procesos, entonces, se produce una alteración en los otros dos. Así pues, al realizar una reestructuración cognitiva se cambian pensamientos y creencias, además de formas de sentir y de actuar.

Terapia de procesamiento cognitivo

Esta es una variante de la TCC, la cual sostiene que las creencias disfuncionales que se configuran como resultado de un trauma, tienen el potencial de mantener y perpetuar sus síntomas. En consecuencia, la terapia de procesamiento cognitivo intenta ayudar a los pacientes a modificar y desafiar los pensamientos asociados con el evento traumático.

Exposición prolongada

Mediante la exposición prolongada, se le enseña a la persona a exponerse de forma gradual a la situación, recuerdos y sensaciones traumáticas. Al enfrentar el dolor, se consigue la habituación y el desarrollo de nuevas perspectivas y experiencias en torno al trauma.

Terapia de reprocesamiento y desensibilización por movimientos oculares (EMDR)

La terapia EMDR lleva al individuo a recordar el trauma mientras se expone, de modo simultáneo, a estimulación bilateral (por lo general, movimientos oculares). Se considera que este tipo de incitación ayuda a procesar la vivencia traumática y a disminuir las emociones asociadas a ella.

Terapia de exposición narrativa

El objetivo de este abordaje es consolidar una nueva narrativa de vida en la que se pueda contextualizar el trauma. A través de este nuevo relato, es posible que la persona también recupere el respeto por sí misma.

Vencer el trauma para vivir mejor

En la actualidad, existen diferentes opciones profesionales para procesar y superar un trauma infantil. Asimismo, vimos que hay otras pautas que, bajo supervisión y aprobación experta son aplicables con relativa facilidad, como aterrizar la sensación, etiquetarla, aceptarla y dejarla ir.

Por fortuna, quienes han sido víctimas de un trauma en su niñez, cuentan con múltiples recursos para sobreponerse al dolor e impedir que este siga afectando sus vidas. Así que es posible escribir un relato nuevo y vivir una vida diferente donde un evento traumático no tenga la última palabra, ni determine toda la historia.


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