Traumas infantiles y sus secuelas en la vida adulta

¿Has experimentado traumas infantiles y sientes que luchas con sus efectos en la adultez? Aquí te proponemos algunas herramientas para gestionar estas emociones surgidas desde la infancia.
Traumas infantiles y sus secuelas en la vida adulta
Isabel Ortega

Escrito y verificado por la psicóloga Isabel Ortega.

Última actualización: 02 septiembre, 2023

¿Sabías que los traumas infantiles pueden tener un impacto significativo en la vida adulta? La infancia es una etapa crucial en el desarrollo emocional, mental y social de un individuo. Los eventos traumáticos que ocurren durante este periodo tienden a dejar secuelas a largo plazo, que afectan a la salud mental y el bienestar general.

Pero, ¿de qué dependen los efectos de los traumas infantiles? No todas las personas experimentarán las mismas secuelas. Estas varían de modo considerable, según la naturaleza del trauma, la edad en la que ocurrió, el apoyo recibido después del acontecimiento y la resiliencia individual.

Sumado a lo anterior, la búsqueda de ayuda profesional es un factor crucial para determinar cómo alguien maneja y se recupera de las experiencias traumáticas de la niñez. Conoce más de este tema, durante la lectura.

¿Cómo los traumas infantiles impactan en la vida adulta?

Es copiosa la evidencia que relaciona los traumas infantiles y el desarrollo de trastornos mentales en la vida adulta. Un estudio en World Psychiatry afirma que estas adversidades, en particular exponerse a múltiples eventos que implican hostilidad y amenazas, contribuyen a la aparición de experiencias psicóticas y trastornos psicóticos.

El trauma está muy ligado a la psicopatología adulta compleja, de hecho, las personas expuestas en su infancia a circunstancias traumáticas tienen mayor probabilidad de presentar trastornos del estado de ánimo, ansiedad, problemas para el control de impulsos y abuso de sustancias.

Durante la niñez se aprenden patrones de comportamiento, formas de percibir el mundo y de relacionarse con los demás, por lo que los traumas podrían llevar a la internalización de conductas disfuncionales, como creencias negativas sobre uno mismo o sobre el mundo.

Además, es posible que los traumas afecten el sistema de regulación emocional del cerebro, derivando en dificultades para manejar el estrés, las emociones intensas y los desafíos de la vida cotidiana en la adultez.

También, las experiencias traumáticas infantiles impactan en las relaciones afectivas y en la manera de formar vínculos de apego con los demás. Por ejemplo, surgiendo patrones de apego inseguro o evitativo, que dificultan las relaciones seguras y saludables. Incluso, conducen a una baja autoestima o provocan culpa.

Asimismo, los traumas inciden en la respuesta del cuerpo al estrés, evidenciando una mayor sensibilidad a él en la vida adulta y aumentando los comportamientos autodestructivos para enfrentar el dolor emocional.



Herramientas para abordar los traumas infantiles en la vida adulta

Abordar los traumas infantiles en la vida adulta es un proceso que requiere tiempo y apoyo. Cada persona es diferente y lo que funciona para una, quizás no es adecuado para otra.

Es importante buscar el apoyo de profesionales de la salud mental y utilizar una combinación de herramientas que se adapten a tu situación y necesidades individuales. Hay diversos enfoques complementarios entre sí, útiles para superar una infancia difícil. A continuación, te presentamos algunas alternativas.

Terapia psicológica

En la adultez, la terapia es una herramienta fundamental para abordar las adversidades de la niñez. Técnicas como la terapia cognitivo-conductual centrada en el trauma (TCC-T) o la terapia del procesamiento del recuerdo y la desensibilización (EMDR), resultan efectivas para procesar y liberar las emociones asociadas con dichos eventos.

Un artículo publicado en 2022 por la revista Psychological trauma: theory, research, practice and policy tuvo como objetivo describir y analizar a modo crítico las investigaciones sobre los tratamientos psicológicos implementados hasta la fecha, con adultos víctimas de abuso sexual infantil.

Este grupo de especialistas encontró que la mayoría de los tratamientos psicológicos son efectivos reduciendo al menos una de las múltiples sintomatologías características que aparecen tras una experiencia traumática (ansiedad, depresión o TEPT), para las cuales la terapia conductual dialéctica y la terapia cognitivo-conductual mostraron los mejores resultados.

Técnicas de relajación

Aprender y practicar técnicas de relajación, como la respiración profunda, la relajación muscular progresiva y la visualización guiada, es beneficioso minimizando la ansiedad y el estrés ligado a los traumas.

La relajación es un método que ayuda a gestionar la angustia, obsesiones, preocupaciones, miedos o tensión emocional, consiguiendo que el organismo vuelva a su estado natural de equilibrio. De esta forma es posible normalizar procesos fisiológicos, mentales y emocionales.

La elección de la técnica de relajación dependerá de tus preferencias personales y de lo que encuentres más efectivo para ti. Es importante recordar que tales técnicas no son una solución única, pero sí una herramienta ventajosa en conjunto con otras.

Escritura terapéutica

¿Cómo contribuye escribir sobre lo que se siente? A través de la escritura, las personas exploran y procesan sus emociones, pensamientos y experiencias. Este método implica redactar, de manera reflexiva y consciente, aspectos de la vida personal, incluidos traumas, emociones intensas, desafíos y logros.

Por ejemplo, la escritura facilita explorar y expresar emociones difíciles o reprimidas. De igual modo, permite ver los traumas desde una perspectiva diferente y afrontar las emociones asociadas. Además, ayuda a identificar patrones y comprender mejor las reacciones emocionales.

¿Y reduce el estrés? Sí, al escribir las preocupaciones y pensamientos, se experimenta una sensación de alivio y claridad mental.

Arte-terapia

La arte-terapia es una modalidad terapéutica que emplea la creación artística como medio de expresión y exploración emocional. A través de la pintura, el dibujo, la escultura, la música, el teatro u otras formas de arte, las personas ahondan en sus pensamientos, emociones y experiencias de una manera creativa y liberadora.

El enfoque no está en la creación de una obra de arte «perfecta», sino en el proceso de expresión y el significado personal que surge. No se necesita experiencia artística para participar en la arte-terapia, pues esta se adapta a las habilidades y preferencias de cada quien.

Ejercicio físico

La actividad física regular favorece la liberación de tensiones y mejora el estado de ánimo, lo que puede ser mejor para aquellos que experimentaron traumas en la infancia y ven sus secuelas en la vida adulta.

Por ejemplo, un estudio científico en Frontiers in Psychology halló que la actividad física, tanto individual como grupal, tiene un efecto beneficioso en quienes experimentaron un trauma que, posterior, desencadenó un trastorno por estrés postraumático.



Quiérete con tu experiencia traumática

Los traumas varían en su naturaleza y gravedad, pero, en general, implican un evento o serie de eventos en extremo angustiantes, con un impacto significativo en la persona que los vive.

Aprender a tratarse con amabilidad y comprensión es esencial para sanar los traumas y desarrollar una imagen positiva de sí mismo. En este orden de ideas, quererse, después de vivir un trauma, es un proceso fundamental que implica cultivar compasión, aceptación y cuidarse de manera gradual.

¿Y si te permites ser amable contigo? No significa minimizar tus síntomas ni ignorar tus necesidades, es tratarte con el respeto, la solidaridad y el cuidado que brindarías a cualquier otra persona que pasara por una experiencia similar.


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