Por qué surge la blatofobia y cómo superar este miedo a las cucarachas

Algunos expertos opinan que las personas estamos «programadas» para temer a las cucarachas. Nuestro cerebro las rechaza por estar vinculadas a la suciedad, la inmundicia y el peligro para la salud.
Por qué surge la blatofobia y cómo superar este miedo a las cucarachas
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 08 enero, 2025

Nadie puede negar que las cucarachas cumplen una importante función trófica en nuestros ecosistemas. Sin embargo, su sola visión resulta perturbadora para una parte significativa de la población, convirtiéndose, sin duda, en uno de los insectos que más repulsión genera. Ahora bien, algunas personas van más allá de estas experiencias y desarrollan un trastorno llamado blatofobia.

Este miedo irracional a las cucarachas suele aparecer, muchas veces, a causa de un aprendizaje vicario. Es decir, si de pequeño alguna figura cercana a ti demostraba pánico al ver a estas criaturas, es probable que te condicionaras. Esta es una de las explicaciones, pero desde un punto de vista clínico se barajan más desencadenantes.

¿Qué origina la blatofobia o fobia a las cucarachas?

Partiendo de un punto de vista lógico y científico, deberíamos temer más a los mosquitos. Son, al fin y al cabo, quienes más enfermedades propagan. No obstante, dentro de las zoofobias, el miedo a las cucarachas es una de las más recurrentes y de las que más suelen tratarse en terapia. Muchos pacientes describen de manera traumática su pánico a estos insectos. Conozcamos sus causas asociadas.



Respuesta evolutiva

La psicología evolutiva asume que ciertas fobias cumplen un fin de protección humana. Así, la blatofobia respondería a un mecanismo de supervivencia que aplica el cerebro ante un supuesto vector de enfermedades. Su sola visión hace que sintamos, con frecuencia, esa emoción tan necesaria como es el asco, cuya finalidad es alejarnos de lo que puede ser perjudicial para nosotros.

Pero cabe matizar que el miedo a las cucarachas no es algo que se cumpla en todas las culturas. Hay algunos países en donde los blatodeos son una fuente de alimentación, por tanto, esta respuesta no sería algo universal ni aplicable a toda la población.

Improntas traumáticas

Cuando se trabajan las fobias en terapia, es frecuente detectar vivencias adversas asociadas a ciertos estímulos. Hay pacientes que relatan cómo en la niñez tuvieron un encuentro inesperado con una o varias cucarachas y esto les marcó. Despertar con este insecto en la almohada, pisarlas yendo descalzos o verlas volar pudo provocar un miedo condicionado, irracional y limitante.

Aprendizaje vicario

Hablamos de este factor al inicio. Cuando se intenta desentrañar el origen de las fobias se consideran los modelos cognitivos del aprendizaje, tal y como puntualizan en un trabajo publicado en la Review of General Psychology. En el caso del temor irracional a las cucarachas, si un niño ve cómo su madre, padre o abuelos reaccionan de manera adversa ante este insecto, interiorizará ese temor.

Ocurre que los miedos también se aprenden y más cuando nos los transmiten figuras de nuestro círculo social cercano. Casi inconsciente, integramos las mismas reacciones emocionales de nuestros cuidadores sin llegar a preguntarnos si esos temores son justificados o no.

Factores biológicos

Existen fobias de las que no siempre conocemos el origen. De hecho, en terapia, muchas veces resulta imposible comprender qué desencadena esas reacciones patológicas y, por ello, terminamos atribuyéndolo a variables neurológicas. En consecuencia, hay personas con una mayor predisposición biológica a desarrollar fobias específicas como la blatofobia.

En la revista International Journal of Clinical and Health Psychology, describen que los pacientes con esta fobia presentan una mayor actividad en áreas como el giro parahipocampal y la ínsula. Además, es frecuente que evidencien otras fobias, así como mayor predisposición a la hipervigilancia, a la preocupación excesiva y a cuadros de ansiedad persistentes en el tiempo.

Falta de control

Cuando se le pide a alguien que describa cómo vive su miedo irracional a las cucarachas, hay una expresión que se repite con frecuencia: «Es que no sé por dónde me van a salir». Hay pacientes que caen en bucles obsesivos ante el temor de que estos insectos les aparezcan en cualquier instante. Esto puede suceder después de alguna experiencia desagradable (como encontrar un nido de cucarachas en la cocina de su casa, por ejemplo).

Pensemos siempre que las fobias se retroalimentan del miedo y la sensación de falta de control. Si la mente asocia que no puede controlar un estímulo que procesa como amenazante, puede erigirse un trastorno fóbico. Esto explica por qué, a veces, nos encontramos con hombres y mujeres obsesionados con la limpieza, con vigilar cada rincón de la casa intentando prevenir la aparición de cucarachas.

¿Fobia o simple miedo/asco a las cucarachas?

Todos hemos escuchado más de una vez aquello de «me dan fobia las cucarachas», pero, en realidad, lo que hay detrás no es más que miedo o repulsión. Entonces, ¿cómo diferenciar la blatofobia del simple asco a estos pequeños insectos? La clave está en que las fobias limitan el funcionamiento social y tu calidad de vida; no son, por tanto, simples miedos. Veamos como se manifiesta.

Síntomas fisiológicos

El sistema nervioso de las personas con fobia a las cucarachas activa siempre una respuesta de lucha, huida o congelación muy características. Esto se traduce en temblores incontrolables, náuseas e incluso mareos, taquicardias, sudoración, etc. En casos severos, puedes experimentar desmayos o incluso una parálisis al ver estos insectos.

Síntomas emocionales

En esta condición aparece siempre la ansiedad anticipatoria, es decir, una preocupación constante y casi obsesiva por encontrarte con cucarachas, en casi cualquier lugar. Algo así limita por completo el día a día, tanto en casa como en otros escenarios. Además, la vergüenza es una emoción muy frecuente, ya que uno es consciente de que ese miedo es irracional, pero no puede controlarlo.

Síntomas conductuales

La evitación es la respuesta más característica de quien lidia con una fobia específica. En este escenario, vemos a personas que evitan ir a sótanos o garajes, que revisan y limpian hasta la exasperación cocinas, armarios, etc. En ocasiones, hasta rehúsan ir a ciertos sitios por pavor a encontrarse con tales insectos, demostrando siempre una conducta hiperalerta y vigilante.

¿Cómo enfrentar la blatofobia?

Superar una fobia específica por nosotros mismos no siempre es fácil. Lo más recomendable es contar con la ayuda de un psicólogo especializado y partir de una adecuada evaluación. Muchas veces estas realidades clínicas aparecen junto a otros problemas que es necesario valorar. Ahora, si deseas ser tú quien dé el primer paso, considera algunas claves básicas.

La primera, empezar a racionalizar esta fobia y averiguar qué te asusta en concreto de las cucarachas. ¿Es su forma, verlas caminar o volar? ¿Es el miedo a alguna enfermedad? Clarifica estas cuestiones y, después, empieza a descondicionar y desensibilizar el miedo paso a paso, exponiéndote a estos insectos de manera gradual y controlada, manejando la ansiedad.

Pasos graduales para reducir el miedo

  1. Dibuja una cucaracha en un trozo muy pequeño de papel.
  2.  Ahora dibújala en un DIN A4 de forma más realista.
  3. Mira fotos de cucarachas en Internet.
  4. Busca un video corto sobre estos insectos en YouTube.
  5. Infórmate sobre la función de las cucarachas en la naturaleza.
  6. Observa una cucaracha muerta en un frasco de cristal.
  7. Observa una cucaracha viva en un frasco de cristal.
  8. Imagina por un momento a este insecto caminando cerca de ti.
  9. Deja que un amigo o un familiar abra un frasco en el que hay una cucaracha viva.
  10. Observa caminar una cucaracha en el suelo cerca de ti, a ser posible estando tú solo/a.

Tipos de terapia

Como indicamos, las fobias simples suelen condicionar bastante la vida de las personas. En caso de que tu fobia a las cucarachas lleve acompañándote bastante tiempo y sientas que te limita en ciertos ámbitos, no dudes en solicitar ayuda. Por lo general, este trastorno cuenta con tratamientos efectivos y con buena evidencia científica. Son los siguientes:

  • Terapia cognitivo-conductual (TCC): el psicólogo te guiará para identificar y desafiar los pensamientos irracionales asociados a la blatofobia. También, te ofrecerá estrategias para manejar la ansiedad, como técnicas de relajación, respiración, etc.
  • Terapia EMDR: es muy efectiva para tratar fobias y se requieren de menos sesiones que con la TCC. Este modelo es muy útil cuando el origen de dicho miedo es traumático. En este caso, se reprocesan las imágenes angustiosas, se reorganiza el modo en que el cerebro percibe el estímulo y se sustituyen las creencias negativas como «no puedo manejar esto», por pensamientos más positivos y funcionales.
  • Terapia de exposición con realidad aumentada (RA): en la actualidad, dentro de la propia terapia de exposición, se están investigando los beneficios de la RA. Esta herramienta combina la eficacia de la exposición gradual con la seguridad de un entorno virtual, reduciendo el miedo sin la necesidad de enfrentarse de forma directa al estímulo real. Además, fomenta la autoconfianza y una desensibilización progresiva y efectiva.


El gran miedo a los «seres pequeños»

La blatofobia es el claro ejemplo de cómo las criaturas más pequeñas edifican en nuestro cerebro miedos grandes y desproporcionados. Tanto las arañas como las propias cucarachas, configuran dos de los miedos más atávicos y recurrentes en el ser humano. Lejos de avergonzarnos por ello, para atajarlos mejor, siempre es interesante conocer las raíces que los originan.

No permitas que este tipo de temor limite o distorsione tu vida. Ten presente que las fobias son los problemas de ansiedad más frecuentes entre la población y que, a su vez, se alzan como los más tratables. Déjate ayudar, busca un profesional especializado y recupera el control de tu día a día escampando de tu mente la sombra de estos insectos desagradables.


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