Falofobia o miedo a los penes: causas y síntomas

Una parte significativa de las personas que sufre fobia a los genitales masculinos ha padecido alguna vivencia traumática. Es una realidad clínica de la que no se habla demasiado, pero que resulta muy debilitante.
Falofobia o miedo a los penes: causas y síntomas
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 16 noviembre, 2024

La falofobia es un tipo de fobia específica que se caracteriza por el miedo o rechazo irracional hacia el pene. Es un trastorno que aparece a cualquier edad, tanto en hombres como en mujeres. Con frecuencia, quien lo padece lo hace en silencio y con vergüenza, viendo su vida íntima y sexual limitada. Hasta que, por fin, decide solicitar ayuda especializada.

Es importante comprender que este tipo de condiciones puede tratarse con éxito. La terapia de desensibilización y reprocesamiento por los movimientos oculares (EMDR) en casos de que el origen sea traumático, o la terapia cognitivo-conductual (TCC) si estamos ante condicionamientos sociales o inseguridades, son las mejores estrategias. Si te identificas con esta realidad, te ofrecemos más datos.

Qué es la falofobia y cuáles son sus síntomas

La experiencia fóbica vinculada a los genitales masculinos se incluye dentro de lo que conocemos como erotofobias. Es una experiencia angustiosa y paralizante que uno experimenta al ver, pensar o entrar en contacto con esta parte de la anatomía de los hombres.

Aunque te sorprenda, las fobias asociadas al plano sexual presentan un espectro muy amplio. Pueden ir desde la coitofobia o genofobia (miedo a las relaciones sexuales), la hafefobia (miedo al contacto o a ser tocado) o la gimnofobia (temor o repulsión a la desnudez).

Cabe recordar que, como señalan en un trabajo divulgado en The Lancet, las fobias específicas son muy prevalentes en los adultos. Y si bien no conocemos los datos sobre la incidencia de la falofobia, asumimos que no es algo inusual.



¿Cómo se manifiesta?

La sintomatología asociada a la falofobia varía de una persona a otra. Sin embargo, siempre hay ejes comunes, porque este tipo de patología pertenece al grupo de los trastornos de ansiedad. Ello explica que el síntoma nuclear siempre es la evitación del estímulo fóbico (en este caso, el pene). Veamos más características:

  • Síntomas físicos: cuando se piensa o se está expuesto al miembro sexual de los hombres, se experimentan taquicardias, sensación de ahogo, molestia abdominal, mareos, temblores, náuseas, tensión muscular, etc.
  • Síntomas emocionales: aparece un temor extremo al pensar en los genitales masculinos, verlos o estar en situaciones de índole sexoafectivo, donde pueda tenerse contacto con un pene. Por lo general, la persona es consciente de que ese miedo es irracional, pero se siente desbordada por la angustia y ese desagrado paralizante.
  • Síntomas cognitivos: es frecuente imaginar escenarios horribles o descontrolados cuando se está expuesto al miembro masculino. Es más, al iniciar alguna relación, la mente no deja de obsesionarse y pensar que, en algún momento, se entrará en contacto con este órgano. Solo con visualizar esa imagen se intensifica el miedo y las ideas irracionales.
  • Conductas de escape: el paciente, por lo general, explica que una parte significativa de su conducta se basa en evitar cualquier situación donde puedan aparecer imágenes de genitales masculinos, como películas, videos de contenidos sexuales, etc. Asimismo, es recurrente huir de esos momentos de intimidad con la pareja e incluso sentir ganas de escapar cuando se está cerca de un hombre.

Origen de la falofobia

El mecanismo que desencadenan las fobias, como puede ser el miedo a los penes, no se comprende con exactitud. Casi siempre se baraja la posibilidad de una impronta traumática. No obstante, un trabajo divulgado en Learning & Memory nos habla también de esos mecanismos neurobiológicos no experienciales que no están asociados al aprendizaje. Veamos las posibles causas asociadas.

Condicionamientos sociales

La manera en que se trata la sexualidad en la cultura, las religiones o en el seno de una familia nos condicionan. Por ejemplo, si alguien crece en un entorno donde se habla de la sexualidad de manera negativa, como algo vergonzoso, sucio o inmoral, puede desarrollar sentimientos de rechazo. De igual modo, surge un temor irracional hacia la sexualidad y, por extensión, a los genitales masculinos.

Vivencias traumáticas

Una de las causas comunes de la falofobia es vivir una experiencia traumática relacionada con la sexualidad. Esto puede incluir abusos, situaciones de agresión, acoso o incidentes humillantes que involucren desnudez o contacto íntimo. Es posible que estas vivencias dejen una huella emocional duradera, hasta el punto de desencadenar una respuesta de miedo extremo al enfrentarse a estímulos asociados.

Educación sexual distorsionada

La falta de una educación sexual adecuada conduciría al desarrollo de percepciones distorsionadas o temores irracionales sobre el cuerpo y la sexualidad. De esta forma, si un niño o una niña crece asumiendo ideas falsas, sesgadas y alarmistas sobre los penes, es más probable que integre en su universo psicológico el pavor hacia estos.

Ansiedad generalizada

Quienes padecen trastornos de ansiedad o que ya evidencian otras fobias, son más susceptibles de desarrollar la fobia en cuestión. En este caso, el propio temor a los penes podría ser parte de un patrón más amplio de ansiedad o ser comórbido de otras condiciones psicológicas, donde ciertos estímulos se convierten en desencadenantes específicos del miedo irracional.

Factores genéticos

La genética no nos predispone al 100 % a la hora de evidenciar esta fobia específica, pero hay un riesgo. Si algún miembro de tu familia sufre o sufrió trastornos de ansiedad y fobias, se eleva el riesgo de padecer este tipo de condiciones psicológicas. Más si lidias con alguna experiencia adversa o traumática, en cuyo caso esa predisposición se eleva.

¿En qué momento debería pedir ayuda especializada?

Solicitar la ayuda de un profesional especializado es un paso esencial si este miedo interfiere con tu calidad de vida. Es cierto que esta vivencia puede provocarte cierta vergüenza, pero es fundamental atender las señales para tomar conciencia de dónde termina lo que es normal y se inicia lo patológico. Toma nota de las siguientes alertas:

  • Impacto en las relaciones sociales: si tu miedo a los genitales masculinos afecta tus relaciones sociales o amorosas, es una señal clara de que necesitas ayuda.
  • Deseo de superar este miedo: si sientes que deseas superar esta fobia, pero no sabes por dónde empezar o si intentaste manejarlo por tu cuenta sin éxito, un terapeuta puede guiarte y ofrecer herramientas efectivas.
  • No tienes vida sexual: la fobia a los penes puede perjudicar tu vida sexual y tu bienestar emocional. No dejes que este miedo te provoque carecer de relaciones sexuales saludables y placenteras o de poder construir vínculos sexoafectivos felices.
  • Evitación persistente y extrema: cuando te das cuenta de que cambias tu rutina o evitas actividades, lugares o personas por miedo a encontrarte con situaciones relacionadas con este estímulo fóbico, es conveniente que consideres un proceso terapéutico.
  • Deterioro de tu equilibrio psicológico: en caso de que el miedo a los genitales masculinos te cause cierto aislamiento social, ansiedad generalizada, sentimientos de inutilidad, desesperanza y tristeza persistente, no lo dudes, habla con un psicólogo.

¿Cómo se supera esta fobia?

Si te resuena todo este cuadro clínico, ahora mismo te estarás preguntando qué puedes hacer al respecto. Lo primero es romper el tabú y no sentir reparo a la hora de hablar con un terapeuta. Insistimos, una vez más, en que las fobias sexuales son muy comunes y tienen tratamientos efectivos. Te los explicamos:

  • Terapia EMDR: esta trata fobias cuyo origen es un trauma. En este caso particular, aborda y cambia creencias negativas arraigadas desde hace tiempo y que suelen mantener la falofobia. Comparada con abordajes que llevan meses o años, este produce resultados más rápidos.
  • Terapia cognitivo-conductual: este método es eficaz para las fobias en general. A través de la reestructuración cognitiva, desafía y cambia las creencias distorsionadas sobre los penes. Y expone de modo gradual y controlado al objeto fóbico (con imágenes, realidad virtual o hablar del tema), ofreciendo técnicas de regulación emocional que reducen la ansiedad.
  • Psicoeducación: si el origen de la fobia es cultural, religioso o educativo, es clave psicoeducar en el plano sexual al paciente. La información precisa y sin prejuicios sobre el cuerpo humano y la sexualidad permite, a ese hombre o mujer, eliminar creencias erróneas o temores infundados. Funcionan los talleres formativos, hablar con otras personas sobre las miedos y experiencias fallidas, realizar dinámicas y juegos, etc.


Vencer el miedo para tener una vida plena

Es frecuente ver en consulta a muchos pacientes que llegan por fobias en el ámbito sexual que no saben muy bien cómo explicar. Por lo general, asumen algo erróneo en ellos, algo disfuncional que termina afectando de manera intensa a su autoestima y autoimagen. Lo cierto es que muchos de esos miedos erotofóbicos, como la falofobia, son el resultado de abusos sexuales del pasado.

No hay nada disfuncional, negativo o erróneo en quien transita por estas realidades clínicas. A menudo, son improntas de heridas no sanadas que derivan en trastornos de ansiedad, como las fobias. Pero existen tratamientos, estrategias muy válidas y efectivas que te permitirán recuperar el bienestar y una vida más plena. No dudes en pedir ayuda.


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