Hafefobia, el miedo al contacto físico

A raíz de la hafefobia, la persona manifiesta conductas de hiperactivación fisiológica y evitación del contacto físico con los demás. ¿Por qué aparece y cómo se trata? ¡Descúbrelo!
Hafefobia, el miedo al contacto físico
Laura Ruiz Mitjana

Escrito y verificado por la psicóloga Laura Ruiz Mitjana.

Última actualización: 16 enero, 2021

¿Te suena el concepto de hafefobia? Se trata del miedo al contacto físico y constituye una fobia específica (un trastorno de ansiedad). Las fobias específicas se definen como miedos intensos y desproporcionados ante determinados estímulos o situaciones.

Este miedo genera malestar en la persona que padece la fobia e interfiere en su funcionamiento cotidiano (es decir, en los diferentes ámbitos de su vida: laboral, social, académico…). Por otro lado, se da una evitación de dichas situaciones (o se soportan con elevado grado de ansiedad).

¿Qué más sabemos de la hafefobia? ¿Cuál puede ser su causa? ¿Cómo se trata desde la psicoterapia? ¡Te lo contamos!

Mujer preocupada

Hafefobia, el miedo al contacto físico

La hafefobia es la fobia, o el miedo intenso, al contacto físico con los demás. Concretamente, la persona teme ser tocada por otras personas, y siente una ansiedad excesiva ante esa posibilidad. Se trata de una fobia específica, un tipo de trastorno de ansiedad categorizado como tal en el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales).

En el caso de la hafefobia, como ocurre en la mayoría de las fobias específicas, el miedo es irracional. Además, decimos que el miedo es desproporcionado porque se da ante una situación que a priori no es peligrosa (el hecho de que alguien nos toque). A raíz de ese miedo, en la hafefobia el paciente manifiesta una serie de respuestas fisiológicas, cognitivas y emocionales intensas, que veremos a continuación.

Síntomas de la hafefobia

¿Qué implica tener un miedo extremo al contacto físico con los demás? Una serie de síntomas a nivel cognitivo, fisiológico y conductual que se manifiestan en el sujeto cuando está en contacto con otras personas que le pueden tocar (es decir, ante la sola idea de ser tocado, o directamente cuando le tocan).

  • Cognitivos: los síntomas cognitivos de la hafefobia implican un elevado nivel de angustia, malestar y ansiedad. Aparece también nerviosismo, dificultades de concentración, terror, pensamientos de muerte o de pérdida de control, pensamientos de contagio, etc.
  • Conductuales: a raíz de la hafefobia, la persona manifiesta conductas evitativas de cualquier tipo de situación en la que pueda ser tocada por otra persona. Así, evita estar con otras personas (sobre todo en espacios cerrados o pequeños), interactuar de forma cercana, etc.
  • Físicos y fisiológicos: a nivel fisiológico, pueden aparecer síntomas propios de una fobia específica; malestar estomacal, mareos, náuseas, vómitos, dolores de cabeza, hiperventilación, sensación de ahogo, latidos acelerados, etc.

Como decíamos, estos síntomas se desencadenan con la situación fóbica o temida. Es decir, ante la idea de ser tocado o cuando alguien toca a la persona.

Origen y causas

Hay ciertas teorías que apuntan al hecho de que existe cierta predisposición biológica en el ser humano a desarrollar temor a ciertos estímulos, sobre todo estímulos potencialmente peligrosos. Esto es lo que permitiría explicar cómo nuestros antepasados sacaron partido a esta tendencia evolutiva a temer lo que puede dañar o matar.

Por otro lado, también se han postulado procesos de aprendizaje como causas de las fobias (el condicionamiento clásico de Iván Pávlov). Pávlov, fisiólogo ruso, demostró que los perros eran capaces de asociar un estímulo que provoca un reflejo con otro que no, y que este último también podía llegar a provocar la misma respuesta que el primer estímulo. Más tarde, John B. Watson, científico norteamericano, demostró que el condicionamiento clásico también se producía en humanos, y esto podía estar en la base de muchas fobias. Así, la hafefobia, como muchas otras, puede llegar a aprenderse.

¿Cómo? A través de experiencias traumáticas con la gente, por ejemplo (el contacto con los demás acabaría generando temor en quien padece la fobia). Por otro lado, las fobias también se aprenden a través de un proceso vicario (observación vicaria), es decir, observando a alguien que teme el contacto físico podemos llegar a desarrollar hafefobia. Eso sí, es importante que la persona que observamos sufra las consecuencias negativas del contacto físico con los demás, y que nosotros las identifiquemos.

Tratamiento de la hafefobia

Existen dos tratamientos psicológicos de elección, según la Guía de tratamientos psicológicos eficaces de Pérez et al. (2010) y el Manual de Caballo (2002), para las fobias específicas. Se trata de la terapia por exposición de la terapia cognitiva. En el caso de la hafefobia, a través de la exposición se irá exponiendo progresivamente al paciente al estímulo fóbico (en este caso, el contacto con los demás), a través de una jerarquía de ítems.

El orden de los ítems será: de menos a más fóbico para la persona. Por otro lado, la terapia cognitiva se centra en cambiar los pensamientos disfuncionales del paciente asociados al contacto con los demás; este tipo de pensamientos suelen ser de tipo catastrofista, disfuncionales y sobre todo, no realistas.

A través de la reestructuración cognitiva, se pretende modificar dichos pensamientos por otros más realistas y adaptativos. Y es que, en la génesis de las fobias, los pensamientos disfuncionales cobran un papel muy relevante.

Chica en terapia psicológica por hafefobia

Reflexiones finales

La hafefobia es una fobia extraña que implica temer el contacto con los demás. Puede aparecer por el hecho de haber vivido una experiencia traumática asociada a los demás. No debe confundirse con la fobia social, que implica un temor a las interacciones sociales por el miedo a que los demás se rían de nosotros, hagamos el ridículo o nos evalúen negativamente.

El tratamiento psicológico en el caso de la hafefobia se centrará en exponer al paciente al estímulo fóbico, para que su organismo vaya “desasociando” los síntomas de ansiedad con ese estímulo, y poco a poco se vaya habituando a él. La terapia cognitiva también ofrece buenos resultados al respecto.

“Tu miedo termina cuando tu mente percibe que es ella la que crea ese miedo”.

-Alejandro Jodorowsky-


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  • American Psychiatric Association (2016). DSM-5. Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. Editorial médica Panamericana.
  • Caballo (2002). Manual para el tratamiento cognitivo-conductual de los trastornos psicológicos. Vol. 1 y 2. Madrid. Siglo XXI.
  • López, A. (2005). Fobias específicas. Facultat de Psicologia. Departament de Personalitat, Avaluació i Tractament Psicològics.
  • Pérez, M., Fernández, J.R., Fernández, C. y Amigo, I. (2010). Guía de tratamientos psicológicos eficaces I y II:. Madrid: Pirámide.

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