Los 18 trastornos del pensamiento de Nancy Andreasen

Los trastornos del pensamiento pueden nublar el juicio y producir alteraciones en la forma de pensar. A continuación explicamos la clasificación de Nancy Andreasen sobre este tipo de trastornos con ejemplos y las principales afectaciones.
Los 18 trastornos del pensamiento de Nancy Andreasen
Laura Ruiz Mitjana

Escrito y verificado por la psicóloga Laura Ruiz Mitjana.

Última actualización: 04 diciembre, 2020

La psicopatología del pensamiento incluye dos tipos de trastornos del pensamiento: los trastornos formales (de los que hablaremos hoy) y los trastornos del contenido (los famosos delirios). El primero en hablar de trastornos formales del pensamiento fue Bleuler (1911), haciendo alusión al “trastorno de las asociaciones” para explicar la ausencia de relaciones entre ideas que debieran estar asociadas. Según él, se trataba de una característica central del pensamiento esquizofrénico.

Más adelante vinieron otros autores: Carl Schneider (1942), que habló del “pensamiento esquizofrénico”, y que se caracterizaba por una serie de elementos distintivos. Por otro lado, otro autor, Fish, diferenció los trastornos del razonamiento (trastornos formales) de los trastornos de las creencias (trastornos del contenido). Los primeros hacían alusión al CÓMO hablamos y los segundos a QUÉ decimos.

Hoy hablaremos de 18 trastornos del pensamiento (formales), junto a ejemplos de algunos de ellos, propuestos por Nancy Andreasen (1979). Andreasen es una reconocida neurocientífica y neuropsiquiatra estadounidense, Cátedra de Psiquiatría en la Universidad de Iowa (EEUU). A través de estos trastornos, Andreasen elaboró la famosa “Escala de trastornos del pensamiento”, para evaluar toda esta sintomatología.

Chico pensando con dudas

18 trastornos del pensamiento

La neuropsiquiatra Nancy Andreasen (1979) elaboró una lista de trastornos del pensamiento (los denominados trastornos formales). Estos trastornos afectan al discurso y al lenguaje del paciente y la autora los evalúa a través de su escala (ampliamente conocida y utilizada), llamada “Escala de trastornos del pensamiento”. Vamos a ver cuáles son estos trastornos:

Pobreza del habla o habla lacónica

Se trata de un discurso compuesto por respuestas monosilábicas. Así, ante cualquier pregunta, el sujeto solo nos contesta con respuestas del siguiente tipo: “sí, no, depende, quizás, bueno, vale” etc.

Pobreza del contenido del habla

Otro de los trastornos del pensamiento es la pobreza del contenido del habla. También se denomina alogia o trastorno formal negativo del pensamiento. El lenguaje se vuelve vago, repetitivo, estereotipado, ofrece poca información, las respuestas son largas pero vacías (no contienen nada), etc.

Un ejemplo del mismo, extraído de Andreasen (1979), sería ante la pregunta “¿Cómo estás?”, la persona responde: “La verdad es que me gustaría que supiera cómo me encuentro, últimamente cada vez se repite más este estado de ánimo que nunca soy capaz de superar. No sé qué pensará, pero me gustaría que supiese realmente cómo me encuentro. No sé desde cuando estoy así, lo único que sé es que ya es mucho tiempo […]”.

Presión del habla

También denominada habla apresurada o logorrea, este trastorno del pensamiento consiste en un habla rápida y difícil de interrumpir. Por ejemplo, le preguntamos a la persona: “¿Qué tal?”, y nos responde: “¿Qué tal qué? La vida en general bien… quería comentarle lo maravillosamente que me encuentro desde que… ¿Sabe que soy familia de Leticia…? Cualquier tiempo pasado en nuestra vida se resume en… […]”. Y todo esto de forma rápida y apresurada.

Habla distraída

El habla distraída también se denomina discurso divergente. El interlocutor cambia de tema en respuesta a estímulos inmediatos, es decir, se distrae con extrema facilidad. Puede estar hablando de algo y de repente cambiar de tema radicalmente por algo que acaba de ver o escuchar.

Tangencialidad

La tangencialidad implica respuestas oblicuas, tangenciales o irrelevantes ante preguntas planteadas inmediatamente antes. Un ejemplo de este trastorno, también extraído de Andreasen (1979), sería ante la pregunta “¿Cuántos años tienes?”, la persona responde “tantos como las pirámides que se van desintegrando”.

Otro ejemplo, esta vez de Saranson y Saranson (1975), sería: ante la pregunta “¿Dónde vives?”, el sujeto responde “Existo en el mundo, del mundo para el mundo y por el mundo”.

Descarrilamiento

El siguiente de los trastornos del pensamiento es el descarrilamiento, también denominado fuga de ideas. Implica una pérdida de asociación entre las ideas y los comentarios emitidos. Falta una adecuada conexión entre las frases; es decir, las frases son sintácticamente correctas, pero son inconexas entre ellas.

Incoherencia

La incoherencia, también denominada ensalada de palabras, esquizoafasia o paragramatismo, implica una falta de conexión adecuada entre las palabras. Es decir, las frases no tienen sentido.

Ilocigidad

No existe lógica en el discurso de la persona. Un ejemplo de este trastorno, extraído de Castilla del Pino (1980), sería “hoy es usted una manzana… le encuentro muy sano“. Es decir, se trata de un discurso confuso y sin sentido.

Resonancias

Implica seleccionar las palabras del discurso únicamente en función de su sonido. Es decir, aquellas que suenan bien de forma conjunta. Un ejemplo (Castilla del Pino, 1980), sería: “Tábano, tabaco, tabaso”. O sea, el discurso no tiene sentido, porque se escogen las palabras solo por este criterio.

Neologismos

Consiste en la invención de palabras. Así, la persona crea palabras que no existen, por ejemplo: “Mamérica, nacos, opecu, maustralia” (Castilla del Pino, 1980).

Aproximaciones a palabras

Las aproximaciones a palabras, otro de los trastornos del pensamiento, implica un uso no convencional de palabras. También puede consistir en la creación de pseudopalabras.

Circunstancialidad

Implica incluir detalles tediosos en el discurso. Es decir, el discurso está plagado de detalles que realmente son irrelevantes; de esta forma, el discurso para un objetivo es indirecto.

Pérdida de meta

En la pérdida de meta se produce un fracaso en seguir la cadena de pensamiento hasta su conclusión. La persona empieza a hablar pero pierde la meta o el objetivo al que quiere llegar (se aparta de él).

Perseveración

En la perseveración se repiten, de forma persistente, las mismas palabras, frases, ideas o comentarios. Un ejemplo del mismo sería: ante la pregunta “¿Qué tal estás?”, la persona contesta “Lo único que quiero que sepas es que soy inocente” (y a la próxima pregunta, aunque sea de otro tema, contesta exactamente lo mismo).

Ecolalia

La ecolalia, un trastorno típico en personas con autismo, consiste en repetir en eco palabras o frases escuchadas anteriormente (de forma inmediata). Si lo escuchado hace tiempo que se escuchó, y se repite, hablamos de una ecolalia demorada.

Bloqueo

Otro de los trastornos del pensamiento, el bloqueo, implica una interrupción del habla antes de completar un pensamiento o una idea. Así, después de un breve silencio, la persona señala que no sabe qué iba a decir o de qué estaba hablando.

Mujer con bloqueo mental

Habla afectada

El habla afectada es un habla pomposa, distante y excesivamente culta. También se denomina elación. Un ejemplo de este trastorno sería: “Pues eso no es cierto Mercedes. Qué más quisiera yo poder ofrecerte, esta fatua noche en compañía de tan selecto auditorio”. Es típica de la esquizofrenia y de algunos trastornos de personalidad.

Autorreferencia

Finalmente, otro de los trastornos del pensamiento según Andreasen (1979) es la autorreferencia. La persona que lo padece lleva el tema siempre hacia ella misma, aunque se trata de un tema neutro. Un ejemplo del mismo, extraído de Andreasen (1975), sería: ante la pregunta “¿Qué hora es?”, la persona contesta “Las siete, ése es mi problema, nunca sé qué hora es”.

Hemos visto 18 trastornos del pensamiento, aunque existen otros (no incluidos en la Escala de Andreasen). Muchos de los enumerados forman parte de algunas patologías, como la esquizofrenia, o de diferentes trastornos del estado de ánimo, como la depresión. Su evaluación rigurosa nos permitirá ahondar en el perfil del paciente y conocer mejor su sintomatología.

 

 


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  • Andreasen, N. C. (1979). Thought, Language and Communication Disorders II. Arch Gen Psychiaty, 36, 1325–1330.
  • Andreasen, N. C. (1979). Thought, Language and Communication Disorders I. Arch Gen Psychiaty, 36, 1315–21.
  • Andreasen, N. C. (1984a). Scale for the Assessment of Negative Symptoms. Iowa: University of Iowa.
  • Belloch, A., Sandín, B. y Ramos, F. (2010). Manual de Psicopatología. Volumen II. Madrid: McGraw-Hill.

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