La verdadera historia de la caperucita roja

La auténtica historia de la Caperucita roja, hunde sus orígenes en una leyenda de la Edad Media que nos habla de tradiciones y ritos de paso. Una simbología poco apta para el público infantil que te gustará conocer.
La verdadera historia de la caperucita roja
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Valeria Sabater

Última actualización: 10 diciembre, 2022

La mayoría de cuentos que nos dejaron tanto los hermanos Grimm como Charles Perrault, fueron recogidos de esas leyendas y tradiciones locales que, a lo largo de la Edad Media, recorrieron los pueblos de toda Europa. Entre ellos se encuentra el de Caperucita Roja. Muchos de ellos nos reflejan la psicología de la época, sus creencias, sus mitos…

Todos ellos arraigados en ocasiones en testimonios a los que, inevitablemente, se les satinaba de cierto “realismo mágico”. Uno de los más antiguos y quizá de los más llamativos lo encontramos en el cuento de La caperucita roja. Esta historia es, según los expertos, de las que más trasformaciones ha sufrido desde sus orígenes.

El origen de estos cambios continuados residía en el propósito de “dulcificar” algunas imágenes para que el público infantil pudiera asumirla con tranquilidad y turbaciones. Sin embargo, con cada cambio, perdíamos la intencionalidad original. Porque todo cuento encerraba una doctrina, una enseñanza que todos debíamos seguir. Y la que nos enseñaba la Caperucita Roja, es digna de tener en cuenta…

La historia de Caperucita roja ha sufrido diversas modificaciones a lo largo del tiempo lo que ha dejado atrás lo que, en realidad, pretendía transmitirnos

Caperucita roja
Con su indumentaria, Caperucita roja simboliza el color de la lujuria, el deseo y la sangre menstrual.

Charles Perrault y los hermanos Grimm

Charles Perrault fue el primero en recoger la historia de la Caperucita Roja en 1697. Debía incluirlo en su colección de cuentos populares, consciente de que dicho relato, era uno de los más desconocidos para la población europea.

Tenía sus orígenes en el norte de los Alpes y presentaba además algunas imágenes demasiado crudas que cambió por la necesidad de hacerla llegar, de modo inocuo, al público infantil. Ese fue la primera vez que la historia de esta joven con caperuza roja, llegó a Europa.

En 1812 los hermanos Grimm decidieron también incluirla en sus colecciones. Para ello, se basaron en la obra del alemán Ludwig Tieck titulada Vida y muerte de la pequeña Caperucita Roja (Leben und Tod des kleinen Rotkäppchen), en el que se incluía, a diferencia del cuento de Perraul, al personaje del cazador.

Quitaron todo rastro de elementos eróticos y sangrientos, y dotaron a la historia de un final feliz. Porque ¿qué sería de un cuento infantil sin su acostumbrado desenlace en el que todo se soluciona y la felicidad es completa? Como ya podemos intuir, la historia original es muy diferente a la que los niños leen en sus libros, así que pasemos ya a conocerla.

La historia de Caperucita roja no llegó a nosotros en su forma original, sino que hubo muchos elementos que fueron suprimidos porque resultaban inadecuados para el público infantil



La historia de la verdadera Caperucita

Como ya te hemos señalado antes, esta historia tiene sus orígenes en una región aislada de los Alpes. La finalidad del relato es la de advertirnos, la de señalarnos de que hay cosas prohibidas para nuestra comunidad social, elementos que están prohibidos.

La capa roja y la menstruación

En la leyenda, tenemos como protagonista a una adolescente, una joven que acaba de entrar ya al mundo de los adultos, de ahí su capa roja, símbolo de la menstruación.

Esta joven recibe una orden por parte de su familia: debe cruzar un bosque para llevar a su abuela pan y leche. Como ves, hasta aquí las variaciones con el cuento original no son demasiadas, pero debemos interpretar cada gesto y cada imagen. La muchacha protagonista, no deja de ser más que la clásica imagen del ángel del hogar, la inocencia que despierta a la madurez y al deseo.

Su inocencia, virginidad y ansia por un encuentro sexual, se simboliza con esa llamativa capa roja… 

El bosque y el despertar sexual

En el libro Little Red Riding Hood Uncloaked: Sex, Morality, And The Evolution Of A Fairy Tale, de Catherine Orenstein, desmenuzan cada símbolo que engarza la historia de la Caperucita Roja. El bosque es el peligro, una zona de riesgo para los jóvenes y que se alza como una prueba, como el rito de paso para una comunidad, con la que demostrar que su niños han pasado ya al mundo de los adultos.

Sigmund Freud indicaba que Caperucita se desvió de manera intencionada del camino que era seguro, para adentrarse en el área más oscura del bosque. Ese deseo por buscar el peligro simbolizaba el despertar sexual femenino.

El lobo, la figura de lo irracional

Este bosque tiene como principal riesgo la figura del lobo. Este animal simboliza lo masculino, el peligro y también lo irracional. Algo que nuestra Caperucita ya sabe y que debe afrontar. La muchacha logra cruzar el bosque y entra feliz a casa de su abuela, la cual, la recibe en la cama porque está enferma. Todo muy semejante a nuestro cuento clásico, sin duda. Pero aquí vienen los cambios…

La abuela le indica a la joven que guarde la leche y el pan, y que coma la carne que hay en la cocina preparada para ella. Caperucita accede y la devora con hambre, quedando saciada, para después, obedecer la siguiente orden de la anciana: debe quitarse la ropa pieza a pieza y quemarla en el fuego, para después acostarse junto a ella en la cama.

La joven, solícita, accede sin dudar un momento, sin pensar en lo extraño de la situación. Porque justo cuando va a introducirse en el lecho, descubre que es el lobo quien la recibe entre carcajadas, señalándole que la carne que se ha comido es la de su abuela. Ha cometido un gran pecado, el canibalismo. Más tarde, el lobo, devora a la joven Caperucita.

La transformación

El simbolismo está implícito en cada personaje, el lobo es ese mundo sexual y violento. La anciana que es devorada por una joven, renovando así lo caduco por lo nuevo, a la vez que lo nuevo, se presenta como incauto e ingenuo al cometer uno de los mayores sacrilegios de la humanidad: el canibalismo. Como ves, uno de los cuentos más clásicos y queridos de nuestra infancia, encierra en realidad un lado muy oscuro.



Caperucita roja viendo su capa
El cuento de Caperucita roja es sumamente rico en simbolismos

Los cuentos clásicos según el psicoanálisis

El universo de los cuentos de hadas y los relatos folclóricos está habitado, según el psicoanálisis por metáforas moralizantes y también por múltiples arquetipos. En el caso de Caperucita y el Lobo, tenemos una confrontación entre la inocencia y lo salvaje, entre lo femenino y lo masculino. Sin embargo, hay algo que trasciende cada elemento y es el deseo sexual.

Para Sigmund Freud, ese relato ejemplificaba muy bien esa confrontación entre las fuerzas del inconsciente:

  • El Ello estaba representado por el Lobo, por sus deseos y pulsiones.
  • La madre de Caperucita representa el Superyo, esa instancia moral y dotada de juicio que intenta guiar al Yo y reprimir al Ello.
  • Por último, Caperucita Roja simbolizaría a un Yo aún inmaduro y en proceso de construcción, que debe aprender aún a identificar bien los peligros.

Moraleja de Perrault en Caperucita Roja

Como ya dijimos, la versión de Caperucita Roja de Charles Perrault no es la primera. Los orígenes son más antiguos. Incluso, existe un poema belga que cuenta la historia de una niña con manto rojo y se encuentra con un lobo.

Ahora bien, este autor decidió sacar los elementos más crueles de las versiones originales, como el canibalismo, con el objetivo de dar una lección moral a las jóvenes. En este caso, Perrault quiso castigar a Caperucita por hablar con desconocidos, siendo el Lobo del bosque la representación de todas las amenazas que una mujer joven puede encontrarse.

En casi todos sus cuentos él deja moralejas muy explícitas y, para el de Caperucita Roja, escribió lo siguiente:

“Vemos aquí que los adolescentes y más las jovencitas elegantes, bien hechas y bonitas, hacen mal en oír a ciertas gentes, y que no hay que extrañarse de la broma de que a tantas el lobo se las coma. Digo el lobo, porque estos animales no todos son iguales: los hay con un carácter excelente y humor afable, dulce y complaciente, que sin ruido, sin hiel ni irritación persiguen a las jóvenes doncellas, llegando detrás de ellas a la casa y hasta la habitación. ¿Quién ignora que lobos tan melosos son los más peligrosos?”.

Con este pasaje, se hace evidente la lección moral que quiso dejar a las jóvenes que entablan relaciones con desconocidos, haciendo énfasis en el carácter sexual de esos encuentros. Es pertinente mencionar que Perrault es también autor de otros cuentos famosos como Pulgarcito, Cenicienta o el zapatito de cristal o La bella durmiente del bosque.

Historias de las que también se puede desgranar interesantes simbolismos y mensajes moralizantes.


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