El miedo a lo nuevo o neofobia

Temer de modo irracional a lo desconocido es una reacción más común de lo que imaginamos. Aprende a detectar esta fobia, cómo se origina y las estrategias para afrontarla, de manera que no limite tu vida.
El miedo a lo nuevo o neofobia
Gloria Redondo

Escrito y verificado por la psicóloga deportiva Gloria Redondo.

Última actualización: 11 agosto, 2024

Desconfiar frente a lo desconocido nos protege de potenciales peligros, pero cuando se generaliza impide abrirnos a nuevas experiencias. Es lo que se conoce como neofobia o miedo a lo nuevo, y representa uno de los temores más frecuentes y extendidos entre la población.

Aprender a detectarlo, y conocer sus posibles causas, es fundamental para poder afrontarlo. Por todo ello, profundizaremos en las manifestaciones de este temor y sus desencadenantes más habituales. También, veremos qué puedes hacer si crees que padeces terror de enfrentarte a lo que no conoces.

¿Qué es y cómo se manifiesta la neofobia?

Temer a lo nuevo es una alteración psicopatológica que se caracteriza por un terror irracional y desproporcionado a cualquier situación o estímulo novedoso. El origen de esta palabra es griego, y se compone de neos (nuevo) y fobos (miedo).

En general, los seres humanos preferimos los escenarios que conocemos, al término que mostramos cierta incomodidad ante lo que es extraño o inédito para nosotros. En consecuencia, el miedo a lo desconocido nos hace reaccionar de forma desmedida y causa limitaciones en la vida cotidiana.

Cualquier tipo de acción que provoque un cambio en la rutina generará una angustia desbordante. Por ejemplo: el primer día de trabajo, una mudanza o empezar una actividad, son situaciones imposibles para una persona con esta fobia.

Puede presentarse en cualquier momento del ciclo vital, aunque aquello a lo que se tiene temor depende de las demandas de cada etapa. Es decir, durante la infancia los miedos están relacionados con el colegio, comida y aficiones; mientras que en la vejez el temor se desplaza hacia las nuevas tecnologías, por ejemplo.



Síntomas

En principio, los tipos de ansiedad se pueden descomponer en tres áreas: corporal, cognitiva y motora. Esto se conoce como el triple sistema de respuesta. El primero hace referencia a cómo se siente en el cuerpo la emoción. El segundo, el cognitivo, son los pensamientos que la ansiedad genera. Por último, el componente motor son las conductas o lo observable.

Partiendo de este planteamiento, veamos cuáles son los síntomas del miedo a lo nuevo:

  • Corporales: taquicardias, sensación de opresión en el pecho, tensión muscular, sudoración, dolor de cabeza, temblores, sentir un nudo en el estómago, etc.
  • Cognitivos: creencias catastrofistas, pensamientos negativos, bucles de rumiación o sensación de bloqueo mental.
  • Conductuales: evitar situaciones nuevas, mostrar conductas de reaseguración y dependencia de otras personas o comportamientos supersticiosos.

Origen de la neofobia

En psicología no es posible establecer un único desencadenante que explique el origen de cualquier comportamiento. En su lugar, tenemos varias teorías desde el modelo conductual que nos ayudan a entender cómo se origina y mantiene cualquier fobia. Repasaremos las principales.

Condicionamiento clásico o pavloviano

Se trata de los experimentos que Pavlov llevó a cabo, a principios del siglo XX, con perros que le permitieron formular el condicionamiento clásico. Según este, cuando un estímulo neutro se acompaña de un estímulo con carga afectiva, el neutro, que al inicio no significaba nada, provocará la misma respuesta que el emocional.

Si un sonido va acompañado de una descarga eléctrica, cuando se presente solo el sonido aparecerá la respuesta emocional de pavor. Esto ocurre porque se almacena en la memoria emocional la asociación sonido-descarga, de modo que aparece el temor en cuanto se escucha el sonido. Este condicionamiento es un proceso muy rápido y poderoso.

En el caso de la neofobia, podría plantearse de la siguiente manera: sufrir rechazo por parte de un compañero el primer día de trabajo generaría que la experiencia aversiva se transfiera a la inofensiva, y tener miedo a comenzar en otro trabajo, aunque sea desconocido.

Teoría de los dos factores de Mowrer

Dicha teoría intenta explicar por qué se originan los miedos irracionales y por qué se mantienen. De acuerdo con ella, estos se crean con un proceso de condicionamiento clásico, tal y como hemos visto con anterioridad. Además, añade que las fobias atraviesan por un proceso de condicionamiento operante.

Ocurre por la evitación de alguien ante aquellas situaciones o estímulos nuevos que le ocasionan ansiedad. Cuando la persona evita tales estímulos, a corto plazo siente alivio, pero a largo plazo el temor se incrementa. Por eso, el tratamiento principal de las fobias consiste en la exposición.

Teoría de la preparación de Seligman

Esta critica que todos los estímulos tienen la misma facilidad para condicionarse. Seligman argumentaba que en la ansiedad, al ser una respuesta biológica, hay ciertos agentes que son más propensos a la formación de una fobia.

¿Por qué es más frecuente la fobia a las serpientes que a los ositos de peluche? Porque las primeras suponían un peligro para nuestros antepasados. Por tanto, estamos predispuestos a desarrollar temor ante aquello que en el pasado representaba una amenaza. Esto nos ayudaba a protegernos, no exponernos al daño y así garantizar la supervivencia de la especie.

Propuesta del aprendizaje observacional de Bandura 

Albert Bandura desarrolló uno de los conceptos más importantes de la psicología: el aprendizaje observacional o vicario. Aprender a través de lo que observamos en los demás, así no hayamos tenido experiencia directa.

Muchas fobias aparecen tras ser testigos de algo malo. Por ejemplo: si vemos un ataque a una persona por parte de perros, es probable que a partir de esa experiencia tengamos terror a esos animales. El mismo principio es aplicado a la neofobia: si un niño pequeño ve a su hermano mayor rechazar una comida, es probable que se sienta repulsión hacia ella, aunque nunca la haya probado.

Ejemplos del miedo a experiencias desconocidas

Dentro de esta fobia están dos experiencias muy relacionadas, y que seguro que te son familiares: el miedo al éxito y al fracaso. Ambas comparten que la ansiedad circula en torno al resultado frente a una circunstancia desconocida.

Además, se hace presente en situaciones en las que nos sentimos evaluados. Podemos tener pánico bien a no saber gestionar el éxito, a decepcionar a los demás o a nosotros mismos si fallamos.

El deporte es un escenario muy propicio para desarrollar el miedo al fracaso. Muchos atletas de todos los niveles de rendimiento lo sufren; en especial, quienes están acostumbrados a ganar, pues perder es algo desconocido.

Neofobia alimentaria, un problema prevalente en población infantil

Por otra parte, abarcando el desarrollo de este temor, queremos hacer mención a la neofobia alimentaria, ya que es un tema de frecuente consulta en pediatría y ha atraído la atención de los investigadores en los últimos años.

Esta es la ansiedad que provocan los alimentos desconocidos y, por consiguiente, el rechazo a comerlos. A muchos padres les desespera el tema de la comida con sus hijos, y es comprensible. De acuerdo con un artículo publicado en la Revista Nutrición Hospitalaria, tal fobia está asociada a dietas menos nutritivas y mayor porcentaje de obesidad infantil.

Ese mismo artículo señala que, para el tratamiento, la estrategia principal es la exposición del niño a los nuevos alimentos. Se puede realizar involucrándole en la preparación de las comidas, o también a través de los padres. En otras palabras, si estos aumentan la variedad en su dieta, es más probable que el menor esté en contacto con alimentos que normalmente rechaza.

¿Qué se puede hacer al respecto?

Por muy intensas o incapacitantes que sean las fobias, la buena noticia es que existen formas de tratarlas. En el caso del miedo a lo nuevo, lo primero de todo es aprender a reconocerlo, y no solo los síntomas, sino también qué lo desencadena. Para ello necesitarás desarrollar una mayor conciencia de ti y prestar más atención lo que ocurre en tu interior.

El siguiente paso es afrontar la ansiedad. Con este propósito, la terapia cognitivo-conductual es la más estudiada y la que resulta más eficiente; dentro de esta terapia destaca la técnica de exposición.

Exponer significa estar en contacto, directo o imaginado, con eso a lo que se le tiene miedo. Es una de las técnicas más eficaces, ya que permite la habituación a la ansiedad, al mismo tiempo que la persona comprueba por ella que no ocurre lo negativo que anticipa. No obstante, para que sea efectiva hay que aplicarla de forma continuada y prolongada.

Desde hace algunos años ha cobrado relevancia la aplicación de la exposición a través de medios tecnológicos, como la realidad virtual. Esta modalidad resulta interesante para la creación de situaciones a las que es difícil exponerse en vivo.

De acuerdo con lo que señala un estudio realizado por la Universidad de Concepción, el uso de realidad virtual en el tratamiento de los trastornos de ansiedad resultaría eficaz, con una relación dosis-respuesta: cuantas más sesiones, más beneficios se conseguirían.



Supera la neofobia para vivir sin tanta preocupación

Es normal que la novedad nos cause cierto grado de incertidumbre o incomodidad. De hecho, este comportamiento no tiene por qué ser neofobia. Para hablar de esta entidad hace falta cumplir ciertos criterios; por ejemplo, que la ansiedad dure por lo menos seis meses.

Una fobia es un problema de salud mental que causa limitaciones. Por ello, no debemos normalizarlo, sino todo lo contrario: tratar de buscar ayuda para superarlo.

En esta línea, lo conveniente es contactar con un profesional en la materia. Con su apoyo podrás dejar atrás el terror a lo que no conoces y liberarte de este pesado lastre. Cuanto antes te pongas en sus manos, más fácil será el proceso.


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