¿Por qué me siento irritable últimamente? Causas y cómo afrontarlo
Si últimamente todo se te hace una montaña, te enfada casi cualquier cosa y te falta hasta la paciencia, no estás solo. La irritabilidad es un estado emocional que puede manifestarse de diversas formas, desde la ira hasta la agresión, y puede afectar tu calidad de vida.
Ese mal humor, que puede aparecer desde la infancia, a menudo, surge en respuesta al estrés, la ansiedad o a padecer un dolor físico. Puede que te encuentres resoplando y jadeando, con una sensación de hervir por dentro o agrediendo a tu entorno, y es normal que tengas días difíciles en los que te sientas así.
Ahora bien, el problema llega cuando ese «estoy irritable y todo me molesta» se prolonga más de la cuenta. Si tras semanas o meses continúas con mal humor, agotamiento y falta de paciencia, es posible que haya un trasfondo emocional o de salud que necesite atención. Por eso, es importante reflexionar sobre sus orígenes y qué hacer al respecto.
1. Agotamiento mental
En ocasiones, es posible sentir estrés emocional y agotamiento mental, ya sea por problemas económicos o presiones laborales. El síndrome de burnout es una respuesta ante el estrés laboral prolongado y, a su vez, uno de los orígenes de estar irascible. Ese comportamiento puede expandirse hacia otras áreas, como las relaciones personales.
2. Depresión
Existe una relación entre la irritabilidad y la depresión, ya que es uno de sus síntomas, junto con la inestabilidad del estado de ánimo. La depresión no siempre se asocia con una tristeza abrumadora, sino que puede presentarse en formas más sutiles, incluyendo el mal humor persistente.
Se estima que al menos entre 40 y 50 % de los adultos con depresión sufren de irritabilidad. Y, a menudo, las personas no son conscientes de ese trastorno latente porque siguen siendo funcionales en su día a día.
3. Ansiedad
La ansiedad es una sensación de preocupación o de inquietud que puede tener muchos desencadenantes, como sentirse abrumado por terminar una relación o haber corrido algún tipo de riesgo. En otros casos, no tiene una causa identificable.
Las personas que padecen ansiedad pueden experimentar muchos síntomas, como dificultad para respirar, palpitaciones e irritabilidad. De hecho, esta última, es un indicador de diferentes psicopatologías en la población joven.
4. Frustración
Cuando tienes un objetivo en mente y —por más que te enfoques en conseguirlo— no logras que ocurra, puede aparecer un estado de ánimo negativo. Ya sea una promesa incumplida o un conflicto interpersonal, la frustración puede generar agresión y enojo.
En esos casos, el mal humor muestra la decepción por no obtener esa recompensa o logro. También, la frustración puede generar sentimientos negativos hacia los familiares o compañeros, que se manifiestan como miedo, evitación o ira.
5. Distintos desórdenes del estado del ánimo
En algunas ocasiones, la irritabilidad puede ser síntoma de muchos desórdenes del estado de ánimo, como por ejemplo el síndrome premenstrual. Este puede afectar a muchas mujeres y ocasionarles labilidad emocional, ansiedad o depresión en los días previos al periodo menstrual.
Otros trastornos, como el trastorno bipolar o el trastorno del espectro autista, también pueden incluir la irascibilidad como síntoma. Aunque deben diagnosticarse, este tipo de casos suele requerir medicación y psicoterapia.
6. Herencia
Como ocurre con otro tipo de padecimientos, ser más enojadizo puede tener un componente hereditario. Según la Annual Review of Clinical Psychology, entre un 30 y un 40 % de la irritabilidad puede atribuirse a factores genéticos.
Sin embargo, las influencias genéticas cambian con el tiempo y difieren entre sexos. En este sentido, los hombres suelen presentar una mayor tendencia a enojarse más con el paso de los años.
7. Abstinencia
Dejar de fumar, de consumir cafeína, alcohol o cualquier otra sustancia puede ocasionar humor irritable. Por ejemplo, en el caso del tabaco, los síntomas de abstinencia pueden aparecer muy pronto, a las 3 horas posteriores de haberlo dejado.
Algo similar sucede en el caso de la abstinencia alcohólica, donde el enfado se incrementa. Además, estos casos suelen acompañarse de ansiedad, sentimientos depresivos, dificultad para concentrarse e insomnio.
8. Dolor crónico
El dolor físico crónico, ya sea por enfermedades o un trastorno depresivo, ocasiona toda clase de malestar entre quienes lo padecen. Según The Journal of Clinical Psychiatry, sentirse susceptible es un síntoma recurrente cuando se padece una molestia persistente. Este malestar puede afectar la calidad de vida y la productividad.
9. Déficit de nutrientes
Quizás no sea el primer causante que se venga a la mente, pero también puedes sentirte iracundo por tener déficit de vitamina D, de hierro o anemia ferropénica. Ciertos nutrientes están relacionados con la neurotransmisión y su ausencia puede ocasionar el mal humor. Según el caso, la suplementación puede ayudar a disminuir los síntomas.
10. Baja hidratación
Cuando hay deshidratación, ya sea por baja ingesta de agua, por realizar algún deporte o por temperaturas elevadas, puede aparecer fatiga y cambios en el estado de ánimo. Entre esas consecuencias, a menudo, se intensifica la sensación iracunda, acompañada de dolor de cabeza, somnolencia y dificultades para concentrarse.
Por esta razón, es fundamental mantener una correcta hidratación. Se recomienda que los hombres beban alrededor de 3,7 litros de agua, mientras que para las mujeres se sugiere un consumo aproximado de 2,7 litros.
11. Problemas de tiroides
La glándula tiroides es la encargada de producir hormonas que regulan la forma en que el cuerpo utiliza la energía. Debido a su relación con el estado de ánimo, es común que las personas con problemas de tiroides presenten síntomas emocionales o de salud mental.
Los cambios rápidos en los niveles hormonales pueden provocar fluctuaciones repentinas en tus sentimientos, mal humor o mal carácter, bajo estado de ánimo, dificultad para disfrutar de las cosas, nerviosismo o preocupación. Así mismo, padecer estrés puede empeorar estos síntomas y provocar que tarden más en desaparecer.
12. Insomnio
La dificultad para conciliar el sueño, mantenerlo o despertarse antes del horario deseado son señales claras de insomnio. Si experimentas noches de poco sueño o episodios frecuentes de insomnio, es probable que te sientas irritable durante el día. Además, otros síntomas frecuentes incluyen fatiga, problemas de memoria y atención, somnolencia diurna, falta de motivación y de energía.
¿Qué ocasiona estar irritable con la pareja?
Más allá de los anteriores desencadenantes, es normal sentirse irritable únicamente con la pareja. Este sentimiento suele acrecentarse cuando existen crisis de pareja, pero también son muchas las causas subyacentes. Algunas que pueden hacerte enfurecer son las siguientes:
- Problemas sin resolver: conflictos que no se han abordado en su momento pueden desencadenar molestias recurrentes.
- Falta de comunicación: la ausencia de diálogos claros y sinceros puede dar lugar a malentendidos y resentimientos acumulados.
- Incompatibilidad o desconfianza: razones justificadas, como mentiras o diferencias elementales entre ambos, generan frustración.
- Desilusión: con el paso del tiempo, suele ocurrir que comiences a ver cualidades negativas de tu pareja que antes no notabas y eso te desilusione.
- Factores externos a la relación: los problemas laborales o familiares o la falta de tiempo en común a menudo provocan descargos injustificados con la pareja.
Cuando existe agresión en la relación de pareja, es necesario analizar cuáles son los motivos reales por los que actúas así. Sea cual sea la razón, intenta conversarlo para abordar los problemas juntos. De no encontrar una solución entre ambos, considerar la ayuda de un profesional puede ser un paso importante para mejorar la relación.
¿Qué hacer frente a ese estado irritable?
Como bien suele decirse, el mal humor y el genio irascible no son un buen lugar para vivir. Ante estas situaciones lo mejor es tomar conciencia de ellas y no permitir que ese malestar se incremente, de lo contrario, la calidad de vida se verá seriamente afectada. Te presentamos algunas estrategias para recuperar el ánimo:
- Transforma tus pensamientos: toma conciencia de las ideas que predominan en tu mente, en especial de esas negativas e irracionales. Reestructura tu perspectiva y crea pensamientos más útiles y válidos.
- Identifica su origen: la irritación puede ser solo el tapón de la botella. Es muy posible que en el interior se esconda también frustración, miedo, estrés o depresión. Es importante conocer su causa para controlarla.
- Cambia tu rutina: es posible que estés atrapado en una rutina que empeora aún más el malestar. Introduce nuevas actividades, como salir a caminar, leer, hacer ejercicio, implementar ejercicios de mindfulness o un hobby.
- Fomenta hábitos saludables: para disminuir el riesgo de irritabilidad prolongada, es recomendable dormir al menos 7 horas, tener una alimentación equilibrada y evitar el consumo excesivo de cafeína o alcohol.
- Comparte tus sentimientos: habla con alguien de confianza, desahoga tus pensamientos y no lleves tus cargas en soledad. En este sentido, puedes charlar de tus problemas con alguien de confianza o asistir con un psicoterapeuta.
En ciertos casos, cuando el problema es más grave o está ocasionado por alguna afección médica, es necesario asistir con un médico o terapeuta. De ser necesario, podrían recomendarse terapias específicas o medicación.
La importancia de reconocer las emociones
Estar irritable es una respuesta natural ante diversas situaciones emocionales o externas. Lo importante es identificarla como una señal que necesita atención. Si bien es normal sentirse mal en los momentos de tensión, ya sea por el trabajo, la salud o la pareja, es necesario abordar sus causas para evitar que ese estado afecte tu bienestar y tus vínculos.
Identificar tus emociones, fomentar hábitos saludables y comunicarte de forma abierta y sincera son pasos cruciales para lidiar con el malestar. Si esos esfuerzos no son suficientes, no dudes en buscar ayuda profesional.
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