Las 8 dimensiones del ser humano explicadas

Cuando comprendes, cuidas y promueves cada área que te define, como la espiritual, la ético-moral y la cognitiva, aumentas tu potencial para lograr objetivos y trabajas en tu bienestar.
Las 8 dimensiones del ser humano explicadas
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 12 enero, 2025

Pocas cuestiones son más complejas y apasionantes que entender cómo somos los seres humanos. Podemos, sin duda, echar mano de la clásica definición dualista para visualizarnos como una entidad formada por un cuerpo y una mente. Sin embargo, las personas somos mucho más que un envoltorio físico y un cerebro que procesa la realidad que le envuelve.

Lo cierto es que cada uno de nosotros somos lo que sentimos, lo que pensamos y hasta aquello en lo que creemos. Nos define nuestra historia pasada e incluso la cultura que nos contiene. Asimismo, cada una de estas esferas se relacionan entre sí para mediar en tu bienestar o en tu infelicidad. Comprenderlas y trabajarlas te permitirá, sin duda, promover tu plenitud. Profundicemos en ellas.

1. Dimensión física

Empecemos por lo más básico: el cuerpo. Podríamos decir sin equivocarnos que la calidad de vida no existe si no hay salud física. Su estado y el buen funcionamiento de todos sus procesos fisiológicos es la piedra angular del bienestar del ser humano. Una nutrición saludable, una correcta higiene del sueño y el ejercicio, influyen el equilibrio general del organismo.

Ahora bien, la auténtica satisfacción llega cuando cuerpo y mente están en armonía, y esto implica atender aspectos como la autoestima o disponer de herramientas de regulación emocional. Asimismo, hay un elemento clave en esta materia, y es el que nos señalan en la revista Body Image: desarrollar una buena aceptación corporal es esencial para la salud mental.

Cómo practicarla Para atender el adecuado equilibrio entre la dimensión física y las diferentes áreas que te definen como persona, te ayudará practicar el yoga o el mindfulness. Son estrategias muy beneficiosas para lograr esa sintonía entre cuerpo y mente. Asimismo, la técnica de la neutralidad corporal (aceptar sin juicios tu aspecto físico) es otra herramienta idónea.


2. Dimensión emocional

Las personas somos seres emocionales que razonan. Por ello, a la hora de comprender las dimensiones del ser humano, no podemos dejar de lado este plano. Tus emociones están detrás de cada decisión, de cada sueño que te motiva, persona que amas y de tu capacidad para adaptarte a los cambios y desafíos. Es más, muchos de esos estados psicofísicos pueden mediar en tu salud física, tal y como describen en Psychosomatic Medicine.

Por otro lado, si hay algo que se ve con frecuencia en la práctica clínica, es a personas que no saben regular su frustración, su ira, sus enfados… La carencia de habilidades en esta área deriva en sufrimiento y malestar. De hecho, somos una sociedad dominada con frecuencia por la ansiedad y el estrés, que dificultan nuestra plenitud humana.

Cómo practicarla Para integrar la dimensión emocional con el resto de características, te ayudará desarrollar tu inteligencia emocional, así como técnicas de regulación y expresión emocional. Llevar un diario, pintar o escribir poesía puede ser catártico. Mejora tu conexión con los demás y reflexiona en los valores que guían tus acciones. Todo ello te permitirá vivir con mayor armonía.

3. La dimensión cognitiva

Lo cognitivo o intelectual se refiere a todos esos procesos mentales tan afinados involucrados en tu conocimiento. Ejemplo de ello es la percepción, la memoria, el razonamiento, la creatividad, la resolución de problemas, entre otros. El desarrollo de estas áreas no solo contribuye a tu rendimiento académico y profesional. Además, podrás hacer frente a las dificultades con mayor efectividad.

Asimismo, debemos destacar que este plano ejecutivo o intelectual también está ligado a las distorsiones cognitivas, o a esas interpretaciones rápidas y erróneas que solemos hacer de la realidad. Los enfoques mentales automáticos nos pueden ocasionar problemas, como tomar malas decisiones, caer en prejuicios o no poder llegar a acuerdos con nuestro entorno social.

Cómo practicarla El desarrollo cognitivo implica mantener activa la mente a través del aprendizaje continuo, la resolución de problemas y el pensamiento crítico. Leer, resolver rompecabezas o instruirse sobre un idioma nuevo son actividades que estimulan esta dimensión. Por ejemplo, aprender a tocar un instrumento musical ejercita la memoria, concentración y fomenta la autoexpresión (dimensión comunicativo-expresiva).

4. Dimensión comunicativo-expresiva

Una comunicación clara y asertiva es esencial para la interacción social y el establecimiento de relaciones saludables a través de la pertenencia. Y no solo esto, hablar de forma respetuosa y hábil te permite resolver conflictos, lograr objetivos y promover una buena regulación emocional. Ten presente que cuando reprimes lo que sientes y necesitas, el bienestar se debilita.

Asimismo, la comunicación es una herramienta de poder en nuestra sociedad. El lenguaje y sus diferentes canales de expresión han facilitado la evolución del ser humano en multitud de áreas, como, por ejemplo, en la cultura. Las personas necesitamos de esa expresividad y los canales que la facilitan para conectar, avanzar y enriquecer nuestros vínculos.

Cómo practicarla Para ejercitar esta dimensión, no dudes en aprender habilidades de comunicación asertiva, a través de juegos de rol o ejercicios de escucha activa. Asimismo, para conectarla con la dimensión social, emocional y cultural, participa en grupos de debate o talleres de teatro. Con estas actividades también fortalecerás los lazos sociales y fomentarás tu autoconfianza.

5. Dimensión social

Entre las dimensiones del ser humano hay una esfera que la sustenta: la social. Tu interacción y conexión con los demás y con la sociedad que te rodea, edifica la persona que eres. Las personas necesitamos establecer vínculos para sobrevivir y para desarrollarnos. El bienestar implica formar parte de una comunidad y compartir experiencias.

Por ello, uno de los mayores desafíos que tenemos en la actualidad es atender y prevenir la soledad. El aislamiento no deseado se traduce en sufrimiento e incluso en enfermedad. Además, realidades como sentirse rechazado o sufrir bullying generan, con frecuencia, traumas profundos.

Cómo practicarla Procura pasar tiempo de calidad con tu familia y amigos. Busca personas que compartan tus valores, figuras empáticas en quienes confiar. Participar en voluntariados o apuntarte a cursos o talleres de áreas que te apasionen, contribuirá a fortalecer tus vínculos sociales y mejorará tanto tu satisfacción personal como tu sentido de propósito (dimensión espiritual).

6. Dimensión cultural

La dimensión cultural está relacionada con los valores, creencias y costumbres que una persona adquiere a lo largo de su vida. Esta realidad también conforma una dimensión decisiva en el ser humano. Al fin y al cabo, la cultura es un marco de referencia dentro del cual interpretamos el mundo y nos relacionamos con él.

Por ejemplo, una persona que crece en una cultura que valora la colectividad sobre el individualismo puede desarrollar una fuerte orientación hacia el bienestar del grupo, en lugar de enfocarse solo en sus intereses. En el reverso, estaría lo que vemos en nuestra actualidad: una cultura que enfatiza la tiranía de la belleza y los cuerpos perfectos, dimensiones que contribuyen a crear problemas de autoconcepto y autoestima.

Cómo practicarla El área cultural se enriquece participando en actividades que amplíen tu comprensión del mundo sin caer en prejuicios y estereotipos. Es importante, a su vez, que apliques un pensamiento crítico, porque no todo lo que transmite la cultura de una sociedad, sea la que sea (creencias, imágenes y narrativas) puede ser saludable.

7. Dimensión ético-moral

¿Alguna vez te has visto obligado a llevar a cabo una acción que iba en contra de tus principios? Puede que en tu trabajo hayas pasado por esta tesitura y, en efecto, tras actuar en contra de los propios pilares éticos, aparece la culpa y la angustia moral. Algo así es un atentado contra lo que somos, lo que valoramos y nos caracteriza.

La dimensión ética-moral, definida por nuestros principios, normas y valores, guía nuestro comportamiento. Es más, las conductas nutridas por unos buenos cimientos éticos hacen más noble una sociedad, la enriquecen y le dan trascendencia. Se trata de una esfera que media en el bienestar psicológico e incluso en el tejido social que nos rodea.

Cómo practicarla La dimensión ética-moral se desarrolla a través de la reflexión sobre nuestras decisiones y valores. Para tal fin, puedes llevar un diario para analizar si tus acciones están alineadas con tus valores. Asimismo, realizar debates sobre dilemas éticos con otras personas y leer libros sobre filosofía también te será de ayuda.

8. Dimensión espiritual

Esta área no está relacionada solo con las creencias religiosas. Para alcanzar un adecuado equilibrio entre todas las dimensiones del ser humano es importante valorar aquello que te ofrece trascendencia y paz interior, al igual que un significado vital sólido y cargado de esperanza. Algunos lo encontrarán en la meditación, otros en la naturaleza, en el budismo o en el cristianismo.

La espiritualidad es creer en algo que te otorga consuelo y resiliencia en momentos difíciles. Esto, como podemos deducir, tiene sin duda un gran impacto en el bienestar físico y mental. Es mirar a través de un prisma que te sostiene, que te guía y te permite hallar fe cuando todo va mal e incluso mantener una actitud positiva en el quehacer cotidiano.

Cómo practicarla Para integrarla con las demás dimensiones, puedes recurrir a actividades como el mindfulness, pasear por escenarios naturales, participar en actividades grupales espirituales con otras personas, leer libros sobre filosofía, religión, antropología… Todo ello puede enriquecer tus relaciones sociales, tu bienestar y hasta el entendimiento cultural.


En la armonía está la felicidad

Desde una perspectiva psicológica, el equilibrio entre estas dimensiones descritas edifica el sustrato del bienestar humano. Es cierto que no resulta sencillo lograr esa sintonía absoluta entre, por ejemplo, lo físico, lo social, lo cultural y lo emocional. Vivimos en escenarios muy complejos donde las desigualdades o la competitividad afectan a la salud mental y física.

Dentro de ese marco de dificultades es esencial que procuremos priorizarnos y hallar mecanismos de autocuidado. No pierdas de vista que cada dimensión del ser humano es una invitación directa a una existencia más rica y satisfactoria. Solo una mirada holística, sabia y autocompasiva podrá actuar como nuestra mejor aliada para lograr esa armonía absoluta en cada esfera.


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