24 tipos de actitudes del ser humano

Conoce cuáles son las actitudes más comunes, así como los contextos en los que suelen darse y las circunstancias más favorecedoras.
24 tipos de actitudes del ser humano
José Padilla

Escrito y verificado por el psicólogo José Padilla.

Última actualización: 06 junio, 2023

En nuestras vidas podemos encontrar diferentes predispociones que dan lugar también a distintos comportamientos. A través de ellas asumimos patrones conductuales y cognitivos que nos permiten reaccionar de manera más eficiente ante diversas situaciones.

Así pues, la actitud que tengamos determina cómo nos posicionamos frente a eso que nos ocurre. Además, define lo qué hacemos, junto a lo que sí podemos controlar y qué significado le damos a la adversidad. Esto es, en buena medida, lo que nos construye,  y es el hilo que une a los grandes eventos de nuestra existencia.

Definición de actitud

Cada uno de nosotros viaja con un conjunto de creencias, emociones y comportamientos que condiciona nuestra manera de posicionarnos ante los cambios del entorno. De hecho, nos permiten responder de manera más rápida y controlada a la incertidumbre.

A esta forma de actuar y de disponernos frente a determinados estímulos es a lo que llamamos actitud. En palabras más concretas, tal como lo señala Aroldo Rodrigues, en su libro Psicología social, una actitud es una organización de creencias y cogniciones equipadas de una carga afectiva en favor o en contra de un objeto social definido, que predispone a una acción.

La actitud siempre remite a algo más allá de sí misma, a un objeto de actitud. Estos objetos pueden ser concretos o abstractos (la libertad, la igualdad), pueden ser ideas, opiniones o conductas, personas o grupos. La actitud puede desarrollarse ante cualquier cosa y puede ser positiva (favorable) o negativa (desfavorable).

La estructura que da origen a una determinada actitud es la integración de las evaluaciones basadas en uno, dos o tres de sus componentes, los cuáles son: creencias, emociones y conductas. Los juicios de cada uno de ellos pueden no coincidir.

Por ejemplo, en el libro Introducción a la psicología social se señala que las creencias pueden ser favorables al objeto, mientras que los sentimientos son desfavorables. Cuando los elementos de uno de los componentes, o los componentes entre sí, no son consistentes en la acción, las actitudes son ambivalentes.



Funciones de las actitudes

¿Qué función tienen las actitudes en nuestras vidas? ¿Por qué son tan importantes? Veamos cuatro de sus funciones básicas:

  • Organización del conocimiento:  de manera constante estamos siendo estimulados por el entorno, por lo que nuestra mente necesita estructurar, organizar y darle coherencia a la información. Las actitudes nos ayudan en esto, estructurando y organizando la información en términos positivos y negativos. Así, gracias a ellas podemos predecir lo que podemos esperar ante determinadas situaciones.
  • Función instrumental: las actitudes nos ayudan a obtener refuerzos o evitar castigos. Nos permiten lograr nuestras metas y tener ciertos beneficios. Por ejemplo, tener una buena actitud para trabajar puede ayudarnos a que el empleador se fije en nosotros.
  • Función de identidad y expresión de valores: solemos manifestar nuestras actitudes expresando opiniones sobre diferentes asuntos. Estas expresiones nos sirven para informarles a los demás sobre quienes somos, en lo referente a valores y principios.
  • Función defensiva del yo: las actitudes también nos pueden ayudar a defender nuestro yo. Nos ayudan a mantener nuestra autoestima y autoconcepto de tal manera que nos sintamos satisfechos y en consonancia con lo que somos.

Las actitudes nos permiten responder con mayor rapidez al entorno. Al predisponernos a actuar de ciertos modos y pensar de determinadas maneras, las actitudes nos orientan a través de la incertidumbre de las situaciones en las que nos desenvolvemos a diario.

24 tipos de actitudes

Existen varios tipos de actitudes clasificadas según diferentes criterios. Esta clasificación no implica que sean excluyentes. Las actitudes son dinámicas e interactúan unas con otras.

1. Según su valía

Las actitudes son evaluaciones que tenemos hacia distintos objetos, personas o situaciones. Estas pueden ser positivas o negativas, lo que influye en nuestra forma de acercarnos y de interactuar con el mundo.

  • Actitud positiva: este tipo de actitud nos permite realizar evaluaciones favorables sobre el objeto de actitud. Nos acerca a él y nos ayuda a la consecución de las metas que nos hemos propuesto. Induce en nosotros optimismo, aunque las circunstancias sean desalentadoras.
  • Actitud negativa: es una predisposición desfavorable y pesimista ante el objeto de actitud. Puede llevarnos a rendirnos antes las dificultades y a no luchar de manera activa por el cambio, en caso de ser necesario. Puede propiciar en nosotros un comportamiento evitativo y una respuesta quejumbrosa.
  • Actitud neutra: es el punto medio entre la actitud positiva y negativa. No es ni positiva ni negativa.

Las actitudes afectan nuestras relaciones con el mundo. Cuando es positiva, nos ayuda a ser proactivos y optimistas ante los desafíos, mientras que cuando es negativa puede llevarnos a la rendición y a la evitación.

2. Según la orientación a la actividad

Las actitudes pueden variar según la orientación a la actividad. En este sentido, podemos encontrar actitudes proactivas y actitudes reactivas, flexibles e inflexibles. Todas ellas configuran un modo de responder antes las situaciones que vivimos.

  • Actitud proactiva: es una de las actitudes que nos ayudan a tomar la iniciativa. Promueve la creatividad y la innovación.
  • Actitud reactiva: a diferencia de la anterior, esta actitud no es activa, sino pasiva. Es una disposición a solo reaccionar ante la estimulación externa. Con ella no tenemos la voluntad de actuar de manera proactiva.
  • Actitud flexible: este tipo de actitud nos permite abrirnos a nuevas posibilidades y adaptarnos con facilidad a las circunstancias. Mediante ella, podemos dejar de lado la rigidez que a veces nos domina.
  • Actitud inflexible: es un tipo de actitud que nos hace permanecer de manera obstinada en nuestras concepciones, aunque nuestro entorno nos esté exigiendo hacer nuevos cambios.

Nuestras actitudes determinan las iniciativas que tenemos ante los retos de la vida. Gracias a ellas podemos motivar nuestra creatividad y salir al encuentro de los desafíos, o podemos relajarnos y dejar que las cosas sucedan como deban suceder, sin darle mayor relevancia.

3. Según la motivación para actuar

Las actitudes puedes influir sobre nuestras motivaciones. Puede llevarnos a actuar de manera interesada, al esperar recibir siempre una retribución por lo que hacemos, o por el contrario, hacernos más altruista en nuestras acciones.

  • Actitud interesada: es aquella en la que solo buscamos realizar nuestros propios objetivos, sin tener en cuenta las necesidades de las otras personas. Buscamos un beneficio para nuestras vidas a expensas de los demás.
  • Actitud altruista: nos lleva a beneficiar a los demás, incluso colocando en un segundo plano nuestras necesidades y deseos. No hay interés en conseguir un beneficio propio a través de la labor que se realiza para los demás.

Las predisposiciones evaluativas influyen sobre la capacidad de empatizar y preocuparnos por los demás, haciéndonos más o menos altruistas, o más o menos interesados. Es importante que identifiquemos nuestras actitudes para impedir que afecten las motivaciones internas propias.



4. Según el carácter ético

Cuando sopesamos el carácter ético de una conducta o evento, apelamos también a ciertas actitudes que facilitan nuestras respuestas. Así pues, según este criterio podemos encontrar dos tipos de actitudes:

  • Actitud moralista: se caracteriza por una preocupación y entrega a los aspectos éticos y morales de una situación o comportamiento. Nos permite responder de manera ética y moral antes los dilemas de la vida.
  • Actitud nihilista: a diferencia de la anterior, esta actitud rechaza los principios morales y éticos de la vida. Nos lleva a ver la existencia como carente de sentido y propósito.

La actitud también moldea nuestras comprensiones éticas y morales de la vida. Estos tipos de actitudes del ser humano hacen que este pueda existir en una comunidad regida por unos principios básicos de conducta.

5. Según la relación con los demás

Las actitudes pueden variar de acuerdo con el modo en que interactuamos con las personas a nuestro alrededor. En este orden de ideas, podemos encontrar diferentes tipos. Veamos algunas de ellas:

  • Actitud colaboradora: esta nos ayuda a promover las relaciones sociales y a buscar en conjunto soluciones ante las adversidades. Promueve el trabajo en equipo para la consecución de objetivos compartidos.
  • Actitud manipuladora: esta actitud nos lleva a considerar a los demás como un instrumento o herramienta para nuestros fines.
  • Actitud agresiva: es una manera de comportamiento basado en la  provocación, la ofensa y el irrespeto a los demás. Bajo esta guía de conducta podemos llegar a subvalorar a las personas y a pasar sobre ellas.
  • Actitud pasiva: a nivel relacional, este tipo de actitudes nos llevan a no tomar iniciativas y a esperar que sean las otras personas quienes lo hagan. Puede incluso propiciar dependencia.
  • Actitud asertiva: es un tipo de actitud en la que defendemos nuestros derechos y principios sin irrespetar a nadie. Nos ayuda también a expresarnos sin pasar por encima de los otros.
  • Actitud permisiva: nos puede llevar a ser personas que toleran la trasgresión de la norma. Es una actitud en la que consentimos las cosas sin ofrecer resistencia, aunque sea perjudicial.
  • Actitud empática: mediante esta actitud, nos abrimos a la experiencia de los demás para comprender sus emociones, ideas y conductas.
  • Actitud suspicaz: está caracterizada por una desconfianza que puede llegar a ser generalizada. Por lo general, viene asociada con actitudes agresivas de carácter defensivo.
  • Actitud sardónica: es un tipo de actitud centrada en la ironía y el sarcasmo. Nos puede convertir en personas con comportamientos mordaces.
  • Actitud confiable: hace que las personas sean abiertas y de confianza para otros.
  • Actitud sumisa: se caracteriza por llevar a las personas a someterse a la voluntad de los demás, al dejar de lado el criterio propio y la libertad.
  • Actitud emocional: es uno de los tipos de actitudes del ser humano que nos predispone a relacionarnos con los otros de manera afectuosa y emotiva.
  • Actitud racional: hace que nos relacionemos con el mundo y los demás de manera racional, desde el intelecto y la lógica.

Las relaciones interpersonales también están mediadas por la actitud que tenemos ante el resto. Esta no solo nos predispone a actuar de cierta manera ante una persona, sino que nos sesga y nos hace evaluar su comportamiento con base en nuestras creencias y expectativas.

¿Las actitudes se aprenden o se heredan?

Las actitudes tienen un gran componente de aprendizaje. En nuestra interacción con el contexto y con las experiencias que hemos ido acumulando a lo largo de los años, vamos construyendo ciertas posturas ante la vida y el mundo. Este aprendizaje puede darse por asociación, reforzamiento, observación o modelamiento.

También hay evidencia de que ciertas actitudes pueden tener un correlato genético que ha favorecido nuestra supervivencia, como el miedo a las serpientes o el asco ante ciertos olores. De hecho, según Baron y Byrne en su libro Psicología social, en gemelos idénticos, las actitudes se correlacionan a niveles más altos que en gemelos no idénticos, incluso si han sido separados al nacer.

Las actitudes son productos de la interacción de factores ambientales (aprendizajes) y genéticos (herencia) que determinan la conducta que se tendrá antes ciertas circunstancias, con la finalidad de organizar el conocimiento, reafirmar nuestra identidad, expresar nuestros valores o proteger nuestra autoestima y autoconcepto.

Conclusión

En este artículo hemos sostenido que las actitudes nos predisponen a reaccionar de manera favorable o desfavorable ante una persona, acción, objeto o situación. Mediante ellas podemos organizar y estructurar la información en términos positivos o negativos.

Asimismo, revisamos los diferentes tipos de actitudes del ser humano que configuran el modo en que nos relacionamos con los demás, con nosotros mismos y con el entorno. Así pues, las actitudes son fundamentales para que las personas podamos posicionarnos en el mundo.

Para terminar, queremos invitarte a reflexionar sobre tus actitudes y definir cuáles son las que más influyen en tus decisiones y comportamientos. ¿Te identificaste con alguno de los diferentes tipos de actitudes del ser humano que hemos examinado? ¡Piénsalo!


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