Los 14 tipos de motivación según la psicología
La palabra «motivación» viene del término motivus (relativo al movimiento) y hace referencia a aquello que mueve, que tiene capacidad para generar movimiento. En psicología, los distintos tipos de motivación son los motores de la conducta humana. Aquello que es capaz de activarnos y ponernos en marcha.
Nuestras necesidades no son siempre las mismas, del mismo modo que tampoco lo son las circunstancias personales ni los recursos. Además, cada persona es distinta, con su orden de prioridades. Todos estos factores determinan el proceso de la motivación. A continuación, hacemos un breve recorrido sobre los distintos tipos.
Qué es la motivación
El diccionario de psicología de la APA la define como un impulso que orienta de manera consciente o inconsciente la conducta y le da un propósito a cada acción. Mediante ella, activamos nuestra predisposición para actuar y alcanzar una meta o seguir la dirección que nos conduce al logro de lo que deseamos.
Una de sus principales características es que es dinámica o cambiante, es decir, no es la misma siempre. Además, está moldeada por factores internos y externos. Entre las variables internas encontramos los deseos, las metas personales, los valores, las expectativas, las experiencias del pasado. Por su parte, entre las externas destacan las normas de la sociedad, los castigos, las recompensas, las relaciones interpersonales, etc.
La motivación es importante para trabajar por nuestros objetivos y para empujarnos a satisfacer necesidades físicas, emocionales y sociales. Es un proceso clave también para promover la productividad y el buen rendimiento. Cuando estamos motivados, solemos esforzarnos más para conseguir lo que pretendemos, ya sea en el trabajo, la escuela, el gimnasio, el centro de idiomas, la familia o la comunidad.
¿Cuáles son los tipos de motivaciones?
La motivación se puede clasificar en función de la posición de la fuente que la genera, de si el estímulo es positivo o negativo o en función del resultado que se pueda obtener.
1. Motivación extrínseca
Esta es quizás la clasificación de la motivación más conocida por todos y se realiza en función de la procedencia de los estímulos motivacionales. En el caso de la motivación extrínseca, lo que mueve a la persona a realizar una acción es una recompensa externa. Esto no quiere decir que se trate de una recompensa material, como el dinero. También, puede ser que lo que le motive sea el reconocimiento que le den los demás.
2. Motivación intrínseca
La motivación intrínseca, por su parte, hace referencia al impulso interior. Se basa en la satisfacción de necesidades de autorrealización, ya que es el propio orgullo y placer de la persona lo que le lleva a realizar una acción. Un ejemplo de motivación intrínseca es cuando una persona decide ir a clases de guitarra, porque sí, porque le encanta ese instrumento. O quien estudia por placer.
Está muy asociada al aprendizaje y al rendimiento eficaz. Las personas que se implican en tareas por el placer de hacerlo y superarse suelen obtener mejores resultados, además de que les supone un esfuerzo menor. Por eso, es importante potenciar la motivación intrínseca.
3. Motivación positiva
Es aquella que propicia la aparición de conductas que están impulsadas por la búsqueda de una recompensa positiva o agradable. Por ejemplo, el dinero o el placer.
4. Motivación negativa
Se origina cuando el comportamiento se dirige a evitar un resultado negativo (por ejemplo, dolor, reprimenda, etc.). Las motivaciones positiva y negativa se suelen combinar con la extrínseca e intrínseca para dar lugar a cuatro tipos de motivación.
5. Motivación intrínseca negativa y positiva
Así, una acción puede estar conducida por una motivación intrínseca negativa. Por ejemplo, hacer algo para evitar sentirnos mal o evitar un daño físico. Una motivación intrínseca positiva podría ser ejecutar una tarea porque de verdad se desea aprender de ella.
6. Motivación extrínseca negativa y positiva
En el caso de las extrínsecas, la motivación positiva sería hacer un trabajo por dinero. Así, ponerse el cinturón de seguridad para evitar una multa económica (y no por seguridad) se trataría de una motivación extrínseca negativa.
7. Motivación primaria o personal
La motivación se puede clasificar en función de los resultados que pueden surgir de la conducta. Si las consecuencias de un comportamiento repercuten únicamente a una necesidad personal, se llamará motivación primaria. Por lo general, estas motivaciones hacen referencia a necesidades básicas como la alimentación, bienestar o placer propio.
8. Motivación secundaria o social
Si el bienestar se va a lograr a través de los demás o de forma indirecta, se le llamará motivación secundaria o social. Ese tipo de motivación es más compleja, ya que las recompensas pueden variar: seguridad, respeto, pertenencia, reconocimiento… Entre las motivaciones sociales más conocidas se encuentra la motivación de logro, que veremos más adelante.
Este tipo de motivación social dirige la conducta de forma más competitiva, porque se busca alcanzar una meta reconocida socialmente. No obstante, esta competitividad no tiene por qué ser nociva para con los demás, ya que se comprende que el resultado dependerá solo del sujeto activo. Así, las personas con baja motivación de logro tienden a realizar tareas muy fáciles, con las que asegurar su éxito o la ausencia de fracaso o ridículo.
9. Motivación centrada en el ego
Es aquella que motiva a las personas a satisfacer sus propias demandas y necesidades. El impulso se concentra en el ego, en los deseos personales, las metas y objetivos propios. Debido a la primacía del yo, el sujeto motivado puede competir contra los demás con la finalidad de destacar y agrandar su ego. Cuando no es muy extrema, es una buena fuente de autorrealización y crecimiento.
10. Motivación centrada en la tarea
Es un tipo de motivación donde la persona se siente inspirada o entusiasmada por la actividad misma. No está motivada porque tendrá una recompensa por terminar la tarea o porque conseguirá algún éxito personal. A ella solo la mueve lo que está haciendo, la actividad.
11. Motivación de logro
La motivación de logro es el impulso de superación que hace que la persona haga cada vez mejor sus tareas, que se esfuerce por alcanzar sus metas y elevar su rendimiento. Es el motor para emprender, cumplir objetivos y ser mejores cada día.
12. Motivación de afiliación
Es la que motiva a las personas a crear, mantener, nutrir y disfrutar de sus relaciones interpersonales. Empuja a la persona a buscar vínculos, a integrarse a grupos sociales y a pertenecer a una comunidad. Es una motivación de carácter solo social.
13. Motivación de poder
La motivación de poder hace que los sujetos busquen el dominio, el control y la influencia sobre los demás. Con ella, algunas personas satisfacen su necesidad de ser poderosos o de someter a otros a su voluntad.
14. Motivación altruista
Es la que impulsa a las personas a ayudar a otros sin buscar un beneficio propio. Las recompensas externas no tienen una influencia decisiva en la actitud de quien está motivado por el altruismo. La satisfacción que se obtiene proviene del acto bondadoso mismo y no de las consecuencias positivas que puede producir en la propia vida.
Cómo incrementar la motivación
Aumentar la motivación es una de las metas más importantes de algunas personas, pues consideran que con ella podrán iniciar y realizar esos proyectos que tienen. A continuación, te dejamos algunas pautas generales.
1. Ten objetivos SMART
Los objetivos SMART se caracterizan por ser específicos (specific), medibles (medibles), alcanzables (achievable), realistas (realistic) y limitados (time-bound). Gracias a esta forma de establecerte metas, podrás conseguirlas con mayor facilidad, lo cual incrementará tu motivación para conseguir cosas nuevas.
2. Actúa en sintonía con tus objetivos
Para motivarte, realiza actividades que estén conectadas con tus objetivos y proyectos. De esa forma tendrás más ganas de hacerla. Tómate un tiempo para pensar qué acciones están alineadas con tus metas y qué puedes hacer para empezar a aplicarlas.
3. Destaca tus valores
Revisa los valores que guían tus conductas. Luego, intenta que tus acciones sean un reflejo de esos principios. Conecta tus planes con lo que de verdad te importa, con tu identidad personal y social. Al hacerlo, tu motivación crecerá porque te sentirás reafirmado en todos tus actos.
4. Reflexiona sobre tus victorias
Tómate un momento para recordar todos los éxitos que has conseguido y los objetivos que has logrado. Permítete sentir felicidad por esas victorias y déjate de llenar del entusiasmo de hacer lo mismo con esos planes que aún no realizas. Conectar con tus éxitos te motiva porque son una prueba de que puedes hacer grandes cosas.
5. Busca apoyo social
La compañía y el ánimo que te dan las personas significativas en tu vida es una excelente fuente de motivación que debes usar a tu favor. Comparte tus planes con tus amigos cercanos para recibir aliento por parte de ellos. Al sentirte comprendido, respaldado y validado tendrás mayores motivos para trabajar en tus objetivos.
6. Técnica de visualización mental
Esta técnica consiste en recrear imágenes en la mente donde se observen éxitos futuros y metas alcanzadas. El objetivo es que la persona fantaseé con eso que tanto desea hasta que se motive a esforzarse para conseguirlo.
La motivación: un motor para el crecimiento personal
La motivación no es una sola, existen diversos tipos de ella que influyen de modos particulares sobre la conducta. Lo bueno de su diversidad es que se puede apelar a cada una para potenciar las acciones hacia objetivos específicos.
Aunque la intrínseca y la extrínseca son las más conocidas, otras como la de logro, de poder o de afiliación son igual de relevantes para comprender lo que nos moviliza en distintas áreas de la vida. ¿Qué tipo de motivación te empuja más? ¿Cómo afectan tus proyectos el estar o no motivado?
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