Personalidad premórbida, la fase previa a un trastorno mental

¿Y si fuéramos capaces de predecir si alguien desarrollará un problema de salud mental? El concepto de la personalidad premórbida asienta este interesante objetivo. Te lo explicamos.
Personalidad premórbida, la fase previa a un trastorno mental
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 27 febrero, 2025

Si hay un misterio en el campo de la psicología y la psiquiatría, es comprender por qué algunas personas desarrollan ciertos problemas de salud mental. ¿Se debe quizás a la genética? ¿Son alteraciones neurológicas? ¿Lo determina el contexto familiar o son las experiencias vitales? Lo cierto es que muchas de estas cuestiones podrían resolverse con el concepto de la personalidad premórbida.

Según este constructo, nuestros rasgos de personalidad preexistentes podrían influir en la aparición de diversos trastornos y enfermedades mentales como la esquizofrenia, por ejemplo. Lejos de ser una idea novedosa, tal enfoque lleva años cociéndose en el caldero de la investigación científica.

Rasgos de la personalidad prepatológica o premórbida

Trastorno bipolar, depresión, trastorno antisocial o incluso enfermedad de Parkinson. ¿Y si te dijéramos que ciertos rasgos podrían revelar el desarrollo de estas condiciones mentales y neurológicas? Existen características de personalidad premórbidas que actúan como antesala de varias realidades clínicas.

Como ejemplo, investigaciones divulgadas en Personality and individual differences, revelan que, antes de que aparezcan los temblores en el párkinson, el paciente ya muestra cambios en su personalidad. Se aprecia introversión, neuroticismo y una búsqueda de emociones más baja. Existe, por tanto, evidencia de este factor. Veamos ahora cuáles son las características de la personalidad prepatológica.



Neuroticismo

Podríamos decir que el neuroticismo es el engranaje que pone en movimiento múltiples trastornos psicológicos. Es un rasgo caracterizado por una alta predisposición a la ansiedad, la inseguridad y la inestabilidad emocional. Quien vive atrapado en este rasgo, sufre y navega cada día con el miedo, la tristeza o la ira. Por tanto, son personas más vulnerables al estrés.

Asimismo, es frecuente caer en bucles de rumiación, tener serias dificultades para la regulación emocional y mostrar una percepción más pesimista de la vida. Así pues, no nos extraña ver cómo el neuroticismo elevado puede ser un factor premórbido de trastornos de ansiedad y trastornos del estado de ánimo. También aparece en condiciones neurológicas como el párkinson o el alzhéimer.

Inestabilidad emocional

Es cierto que todos podemos pasar épocas de mayor o menor inestabilidad emocional. Sin embargo, a veces apreciamos en algunos pacientes que esa dificultad para gestionar y regular las emociones se convierte en una constante. En consecuencia, hay cambios bruscos de estado de ánimo, reacciones desproporcionadas y una sensibilidad extrema a los estímulos externos.

Si te preguntas qué tipos de problemas de salud mental correlacionan con esta variable premórbida, te diremos que suele hacerlo con el trastorno límite de la personalidad (TLP) y con el trastorno bipolar. Son condiciones complejas en las que estas alteraciones pueden derivar, a menudo, en conductas autolíticas.

Introversión y retraimiento social

La personalidad premórbida se acompaña con frecuencia de la introversión. Ahora bien, aunque esta característica por sí misma no es patológica, en ocasiones surge de forma muy disfuncional. Y ahí empieza el problema. En este caso, vemos hombres y mujeres con un alto grado de evitación social y ansiedad. 

Les cuesta establecer relaciones interpersonales, son muy retraídos y presentan un gran miedo al juicio. Así, este rasgo podría desembocar en un trastorno de personalidad esquizoide o en ansiedad social. En la última, el retraimiento responde a un miedo intenso al juicio ajeno, mientras que en el primero, hay una indiferencia generalizada hacia las interacciones sociales y una falta de interés en los vínculos emocionales.

Impulsividad y búsqueda de sensaciones

La impulsividad es otro factor de riesgo en muchos casos. Lo es porque predispone al abuso de sustancias, la ludopatía, TLP o trastorno de la personalidad antisocial. Esa incapacidad para regular la conducta hace que se tomen decisiones apresuradas sin considerar las consecuencias, buscando solo la gratificación inmediata.

Este rasgo se manifiesta en conductas arriesgadas, dificultad para planificar a largo plazo y un menor control de las emociones. Incluso, actúa de factor de riesgo para las adicciones conductuales.

Desconfianza y hostilidad

La hostilidad y la desconfianza nace por muchas razones. No obstante, si analizamos la personalidad anterior a un trastorno mental, se da con frecuencia esa tendencia a interpretar las interacciones sociales de manera muy negativa. Se trata de perfiles que reaccionan con irritabilidad, desconfianza y, a veces, hasta con agresividad. 

Estas personas con dificultad manejan la frustración y responden con rabia ante situaciones que perciben como amenazas, aunque no lo sean. Estamos ante un patrón que puede ser un factor premórbido en el desarrollo del trastorno antisocial y el trastorno paranoide de la personalidad.

Altos niveles de escrupulosidad

La escrupulosidad se refiere a una preocupación excesiva por la moralidad, la responsabilidad y la corrección de las propias acciones. Son individuos con un sentido del deber tan exagerado, que viven con un miedo intenso a cometer errores o actuar en contra de sus principios. Es algo agotador y muy disfuncional.

Este rasgo puede derivar, poco a poco, en un trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y/o en el trastorno de ansiedad generalizada (TGA). Así, en el TOC, la escrupulosidad puede llevar a obsesiones relacionadas con la moralidad y la pureza, mientras que en TGA puede generar preocupaciones constantes sobre la posibilidad de hacer algo incorrecto o irresponsable.

¿Por qué estas variables anticiparían ciertos trastornos mentales?

Para comprender por qué es posible que los factores que orquestan la personalidad premórbida anticipen problemas de salud mental, es necesario tener en cuenta que estas variables describen un funcionamiento psicológico problemático que afecta cómo una persona percibe, procesa y responde a su entorno. Veamos las teorías vinculadas a esto.

Modelo de diátesis-estrés

Esta teoría nos dice que algunas personas tienen una predisposición (diátesis) a ciertos trastornos de salud mental, que pueden activarse a raíz de eventos vitales estresantes. En este sentido, y como ejemplo, un joven puede tener rasgos de personalidad premórbidos y derivar en una depresión debido a factores ambientales, como crecer en una familia disfuncional. Es algo bastante frecuente.

Enfermedades mentales latentes

Algunos investigadores piensan que la personalidad premórbida, en realidad, podría ser una manifestación temprana de ciertas enfermedades mentales. Esto se ajusta en el caso particular de la esquizofrenia. Esta enfermedad puede estar latente y empezar a dar pistas entre los 18 y 30 años.

Antes de que aparezca, ya observamos conductas y reacciones como el neuroticismo o la impulsividad que anticipan el desarrollo de dicha condición clínica. Una investigación realizada en el Hospital Universitario de Navarra (España) destaca lo significativo de este vínculo. En su indagación, 112 pacientes en quienes iniciaba la enfermedad, fueron ingresados por episodios psicóticos y los evaluaron con entrevistas semietructuradas para esquizofrenia.

A su vez, analizaron la personalidad premórbida mediante una versión parcialmente modificada del Programa de Evaluación de la Personalidad, aplicando entrevistas a familiares, en las que los resultados se asociaron con rasgos esquizotípicos, sugiriendo la predisposición a la psicosis.

La combinación de ciertos rasgos

¿Has oído hablar de la teoría de cinco factores de la personalidad, o más conocida como los «Cinco Grandes»? Bien, este modelo nos dice que la personalidad se puede dividir en cinco rasgos: apertura, escrupulosidad, extroversión, amabilidad y neuroticismo. Ahora bien, la combinación de alguno de ellos puede ser algo disfuncional.

De hecho, en la práctica clínica se aprecia cómo niveles altos de neuroticismo y bajos niveles de escrupulosidad elevan el riesgo de desarrollar depresión. Es como si estos rasgos de personalidad allanaran el camino para la posterior aparición de ciertos problemas de salud mental en el día de mañana.



El futuro en la investigación clínica

La aparición de un trastorno psicológico se nutre de un amplio abanico de variables. Pero el presente factor premórbido subyace en buena parte de los casos. Tanto es así que el futuro en el campo de la investigación se focalizará en comprender cómo determinados rasgos de personalidad alteran el funcionamiento cerebral.

Aún más, también buscamos entender cómo ese rasgo puede afectar a la eficacia de determinados tratamientos terapéuticos. En esencia, el estudio de esta característica podría revolucionar el campo de la salud mental al predecir, prevenir e intervenir de manera más exitosa un gran número de condiciones. Y esto es algo que, sin duda, merece toda sociedad.


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