Técnicas corporales en la psicología: cuáles son y para qué sirven
Las técnicas corporales en psicología tienen una larga tradición en el ámbito clínico. Facilitan la unión entre mente y cuerpo, permitiendo tomar contacto con la emociones y percepciones. El «envoltorio físico» es algo más que esa maravillosa estructura que contiene al ser humano. Es un canal de expresión y hasta un lienzo donde se adhieren los sufrimientos.
Terapias como el EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing) o el enfoque de la experiencia somática, desarrollada por el psiquiatra Peter A. Levine, son entendidas como eficaces, considerando que las intervenciones centradas en el cuerpo, para tratar algunos trastornos de ansiedad, resultan de provecho.
La psicoterapia corporal o centrada en el cuerpo tiene que llevarla a cabo un profesional, de lo contrario no sería tan útil.
¿Qué son las técnicas corporales en psicología?
El médico y psicoanalista austríaco Wilhelm Reich (1897-1957) es considerado el padre de las técnicas corporales en psicología. Él fue consciente de que las personas interiorizan el sufrimiento emocional en forma de somatización y usó esta idea como base de sus planteamientos terapeúticos. Dicha somatización se manifestaba a través de cefaleas, dolores musculoesqueléticos, problemas digestivos.
Desde 1930 hasta la actualidad se ha procurado mejorar ese enfoque. Las técnicas corporales en psicología tienen como propósito tratar esas emociones difíciles de aceptar y las experiencias que las acompañan. También buscan favorecer la autoconciencia. El movimiento corporal e incluso el ocular, por ejemplo, se alzan como vías de intervención válidas.
Antonio Damasio destacó el papel de estos recursos para tratar los traumas. Asimismo, trabajos como este publicado en Frontiers in Psychology en 2019, inciden en la necesidad de una mejor organización y análisis de estas técnicas. Aunque se sabe de su beneficio, es importante tener en cuenta que no todas están avaladas por la ciencia.
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¿Cuáles son los tipos de técnicas centradas en el cuerpo?
En las últimas décadas, hay una mayor conciencia a la hora de abordar la salud de la persona de una forma más holística. No se puede atender el cuerpo sin descuidar la mente. Y a la inversa. Esto hace que se dispongan de más técnicas corporales en psicología.
Resaltan los modelos terapéuticos mente-cuerpo con base en la neurociencia. La Universidad de Virginia señala que existe una unión directa entre ciertas regiones neuronales y los músculos que regulan la sensación de estrés. Conocer todos estos datos facilita una visión más extensa a la hora de desarrollar las terapias. A continuación, son desglosadas las alternativas en este ámbito, así como su utilidad.
Las personas propensas al pensamiento excesivo o desgastante, suelen evidenciar mayores problemas psicosomáticos. En estos casos, las terapias centradas en el cuerpo podrían beneficiar.
1. Relajación progresiva de Jacobson
Entre las técnicas corporales más empleadas está la relajación progresiva de Jacobson. Fue creada en 1920 y hoy cuenta con pruebas que avalan su eficacia frente a la ansiedad. Es una práctica de relajación cuyo objetivo es aumentar la conciencia sobre las sensaciones corporales, abriendo la puerta para hacer una interpretación consciente e interesada de las mismas.
Para ello, se aplica una secuencia que va desde las manos, cuello, abdomen, espalda y pies, creando primero una tensión, para después liberarla. Esa tensión corporal y la posterior relajación originan una impronta favorecedora al conectar con la progresión de dichas experiencias psicofísicas.
2. La experiencia somática de Peter A. Levine
La técnica de la experiencia somática es un recurso para tratar el estrés postraumático. El psiquiatra Peter A. Levine indica que toda experiencia estresante y adversa altera el sistema nervioso. A partir de ese momento, la persona deja de procesar vivencias de manera equilibrada y saludable.
El propósito de este recurso es integrar lo vivido, reconectar consigo y abrirse al entorno de manera más funcional y feliz. Es un método psicosomático en el que el terapeuta guía al paciente, para reconocer aquello que ocurre en su cuerpo y la manera en que suele manifestarse lo emocional.
3. Neurofeedback
Entre las técnicas corporales en la psicología, las que tienen que ver con la actividad electrofisiológica cerebral ocupan un puesto destacable. El neurofeedback se emplea en el tratamiento de la ansiedad, el insomnio, depresión, la esquizofrenia o el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TEA). Estas son las características que lo definen:
- Al paciente se le ponen unos electrodos para identificar la función neuronal en tiempo real.
- A través un software especializado, se precisa qué patrón cerebral es el que ocasiona problemas.
- A continuación, el paciente interacciona con juegos o animaciones para regular las ondas cerebrales.
- El fin es lograr un funcionamiento más óptimo del cerebro y una mejor concentración a través del entrenamiento.
- Es una técnica no invasiva que opera sobre el sistema nervioso central para que el cerebro pueda, poco a poco, autorregularse.
4. EMDR
La terapia EMDR o terapia de desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares es una de las técnicas corporales en psicología más sobresaliente. Este es un enfoque reconocido por la ciencia y avalado por la Organización Mundial de la Salud, que se desarrolló en los años 80 para tratar traumas.
Cuenta con numerosos ensayos clínicos y puede ayudar de una forma más rápida que otras terapias. El EMDR consiste en llevar a cabo un movimiento ocular guiado por el terapeuta, mientras se procesan las experiencias de esos eventos traumáticos.
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5. Entrenamiento autógeno
Creada por el psiquiatra Johannes Schulz en los años 30, este método es tan sencillo como conveniente para abordar picos de ansiedad muy extremos. El entrenamiento autógeno es un ejercicio de autosugestión que favorece la concentración en las sensaciones corporales como medio para conducirlas hasta la calma y el bienestar.
A través de la evocación de una sensación de pesadez y, más tarde, de calidez en diferentes áreas corporales, se guía a la persona. El objetivo es liberarse de la tensión, alcanzando un estado de calma incompatible con ella.
6. Técnicas de movimiento
Entre las técnicas corporales más usadas en psicología están las de movimiento. Mediante una serie de posturas, expresiones, actitudes e incluso bailes, el cuerpo expresa de otra manera lo que siente en su interior.
La psicoterapia del movimiento es un recurso que complementa la terapia tradicional, para aportar otro canal de comunicación más libre, dinámico y catártico.
7. La técnica de grounding (puesta a tierra)
El propósito del grounding o puesta a tierra es anclar o focalizar al presente, para reducir la carga de pensamientos dolorosos. Con este fin, se llevan a cabo las siguientes estimulaciones:
- Olfato: oler fragancias relajantes.
- Vista: ver algo agradable, pasear, leer.
- Oído: escuchar música, hablar con alguien.
- Tacto: acariciar texturas agradables, abrazar, hacer alguna manualidad.
- Gusto: tomar contacto con el aquí y ahora por medio del gusto, saboreando alimentos que te gusten.
8. Técnicas de respiración
Las técnicas de respiración son herramientas corporales por excelencia y unas grandes aliadas en el proceso terapéutico. Permiten liberar el estrés, la ansiedad, regulan la frecuencia cardíaca y reducen el nivel de cortisol. ¿Cómo beneficiarse de un pilar tan básico como este recurso?
Hay diferentes formas y ejercicios, siendo el más interesante la respiración abdominal o diafragmática. Consiste en situar una mano en el pecho y otra en el abdomen, mientras se inhala el aire de manera profunda por la nariz. Entonces, es notirio cómo esa zona del diafragma se expande. Repetirlo varias veces produce un gran bienestar.
La técnica del grounding es una herramienta de la psicología corporal que busca centrar en el presente para aliviar el dolor emocional, usando como experiencia los cinco sentidos.
Terapias centradas en el cuerpo, recursos de gran valor
Existen más terapias corporales, como el yoga o incluso el biofeedback. No obstante, las que están respaldadas por un mayor volumen de investigación son las descritas. Por tanto, no dudes en recurrir a ellas y en solicitar que sean especialistas quienes guíen en dichos procesos.
Mente y cuerpo conforman un todo que no puede separarse, menos cuando se transita por condiciones tan delicadas como los traumas o los procesos de ansiedad.
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