11 claves para ser disciplinado y hacer realidad tus metas

La disciplina es la capacidad de mantener el enfoque, incluso ante las dificultades. Con un plan claro y una mentalidad positiva, puedes cultivarla para lograr tus objetivos. Conoce los consejos que te ayudarán en el camino.
11 claves para ser disciplinado y hacer realidad tus metas
Macarena Liliana Nuñez

Revisado y aprobado por la psicóloga Macarena Liliana Nuñez.

Última actualización: 24 febrero, 2025

Desarrollar disciplina es fundamental para lograr las metas que nos proponemos. Esa fuerza de voluntad es la que, por ejemplo, nos hace sentarnos a estudiar o trabajar en vez de quedarnos en la cama. O ahorrar en lugar de derrochar, para tener oportunidades en el futuro. Es también la que nos impide fumar un cigarrillo o comer más dulces y, en su lugar, ejercitarnos.

Aunque nadie es disciplinado todo el tiempo, sí es posible trabajar esta capacidad. Estableciendo objetivos, encontrando la motivación necesaria y celebrando los éxitos, aprendemos a manejar las dificultades y tener más autocontrol. Te contamos todo lo que puedes hacer para ser más metódico/a y concretar tus aspiraciones.

1. Gestiona el tiempo

La gestión del tiempo es una parte fundamental de la autodisciplina. En efecto, es difícil desarrollar la disciplina si no tienes una estructura clara sobre tus actividades diarias.

Una forma de administrar tu tiempo es utilizando un calendario y probando la técnica timeboxing. En cuanto te asignen una tarea, ya sea del trabajo o del colegio, o tengas un evento, ingrésalo en un calendario en línea. De ese modo, organizas todas tus actividades con las horas específicas que te demandarán.

«Seleccionar qué hacer antes de que surjan las distracciones del día; especificar cada tarea en un calendario, indicando cuándo comenzará y cuándo terminará; enfocarse en hacer una tarea a la vez; realizar cada tarea a un nivel aceptable (en lugar de buscar la perfección)».

~ Marc Zao-Sanders. El método Timeboxing: El poder de hacer una cosa a la vez ~


2. Crea una rutina

Sin un plan bien definido, es fácil perderse en el día a día y no avanzar hacia los objetivos. La hora en que te despiertas y te acuestas, cuándo almuerzas… Tener una rutina posee muchos beneficios. Según el American Journal of Lifestyle Medicine, las rutinas, incluso familiares, pueden influir en el éxito académico y en la resiliencia durante momentos de crisis. De hecho, hay una asociación positiva entre la buena salud y las conductas rutinarias.

Por eso, lo mejor es definir por dónde debes empezar y cuáles son tus prioridades. Lo aconsejable es escribir una estructura para tu día en forma de horarios o de listado. Si haces la mayoría de las actividades a la misma hora, tendrás más posibilidades de triunfar. De todas maneras, si un día no sigues tu calendario al pie de la letra, no te desanimes; continúa con tus planes al día siguiente.

Un estudio realizado en Reino Unido arrojó que, en promedio, deben pasar 66 días antes de que los hábitos se vuelvan rutinarios, aunque algunas conductas más complejas podrían tardar mucho más.

3. Elimina las distracciones

Quienes tienen más disciplina no se la pasan resistiendo las tentaciones. En realidad, lo que hacen es crear entornos que limiten su exposición a cualquier cosa que pueda distraerlos de su fin. Por ejemplo, alguien que quiere hacer una dieta, le puede pedir al camarero que no traiga el carrito de los postres; o quien pretende dejar de beber elige un asiento lejos de donde se sirvan las bebidas.

Otro claro ejemplo es el uso de redes sociales. Como indica Frontiers in Psychology, las redes desvían la atención de la tarea que las personas persiguen, ya sea trabajar, estudiar, entrenarse, etc., y disminuyen el rendimiento. Por eso, dejar de lado el teléfono celular o silenciarlo es un método eficiente para enfocarte sin las distracciones de las notificaciones o la tentación de ingresar en alguna red social.

4. Establece objetivos

Los objetivos son los resultados que uno espera conseguir en un futuro más o menos cercano. Ahora bien, como menciona la profesora Adrienne Tierney para la Escuela de Extensión de Harvard, cuando las aspiraciones parecen fuera del alcance, es posible que te des por vencido con facilidad.

Por eso, su propuesta es dividir los grandes objetivos en pequeños pasos que puedan lograrse. Por ejemplo, en lugar de tener como meta «hacer más ejercicio», piensa en «caminar 30 minutos tres veces por semana». Al ser un miniobjetivo o un planteamiento más específico, es más simple de llevar a cabo.

Otra técnica para trazar los pasos necesarios y conseguir lo que deseas son los objetivos SMART («inteligentes» en inglés). Aunque con el tiempo puedes reevaluarlos, tienen que ser del siguiente modo:

  • Específicos: en lugar de «mejorar mi salud física», piensa en «mejorar mi salud física al aumentar mi resistencia cardiovascular y reducir mi porcentaje de grasa corporal».
  • Medible: esto es cómo sabrás que lo has conseguido. Por ejemplo, si piensas en incrementar tu salud física con dieta o actividad física, podrías usar una aplicación o un dispositivo que te ayude a medir tus avances.
  • Procesables: piensa en pasos claros y necesarios para alcanzar la meta. Para ello, divídelos en acciones manejables, como «salir a correr cuatro veces por semana durante una hora», «dejar de consumir snacks» y «hacer una dieta mediterránea durante tres meses».
  • Provechosos: pregúntate cuál es el propósito. «Quiero reducir mi porcentaje de grasa corporal y mejorar mi resistencia cardiovascular porque quiero sentirme más saludable y con más energía», puede ser un pensamiento gratificante que te ofrezca satisfacción.
  • De tiempo determinado: establece un plazo claro con fechas límite. Como ejemplo: «Quiero reducir mi porcentaje de grasa corporal del 25 % al 20 % en los próximos tres meses, corriendo cuatro veces por semana y siguiendo una dieta diaria».
Escribe tus metas en papel, en tu teléfono o computadora. Así, podrás verlas con frecuencia y servirán como recordatorio.

5. Encuentra una motivación

Para desarrollar la disciplina y alcanzar lo que te propongas es necesario que tengas en mente una causa que te motive a mejorar día tras día. Entonces, busca metas que te entusiasmen y sean importantes para ti, ya sea para avanzar en el ámbito laboral, en lo educativo, para ganar salud o resultados en un deporte, etc.

Tener autocontrol, a veces, es agotador o se considera aburrido, pero eso suele ser solo una percepción. Si en lugar de centrarte en lo difícil que es tener disciplina, te enfocas en los beneficios, te resultará más sencillo. Piensa que, si bien no siempre se trate de gratificaciones instantáneas, sí traerá satisfacción a largo plazo.



6. Celebra los éxitos

Asegúrate de reconocer tus logros y las metas cumplidas, tanto pequeñas como grandes. ¿Organizaste una rutina diaria y la llevaste a cabo? ¿Cumpliste con el tiempo propuesto para desarrollar una actividad? ¿Mejoraste la calidad de tu sueño? ¿Te concentras mejor o ahorraste el dinero que querías? Sea lo que sea, date el crédito suficiente y recompénsate por conseguirlo.

Sin importar en qué etapa del proceso te encuentres, esto te alienta a continuar. Además, servirá como un recordatorio de que tienes los medios suficientes y eres capaz de lograrlo. Eso sí, asegúrate de que la recompensa esté alineada con tus objetivos. Por ejemplo, si te propusiste salir a correr todos los días, prémiate con un par de zapatillas nuevas.

7. Maneja la procrastinación

Uno de los grandes impedimentos para desarrollar disciplina es la procrastinación. Quizás no lo notes, pero si apuntas la cantidad de tiempo que pasas postergando tareas, es probable que sean muchas horas por semana. Esta es una reacción natural a algo que no quieres hacer, porque te parece aburrido, difícil, frustrante, poco gratificante o estructurado.

«Aproximadamente el 95 % de las personas admiten posponer su trabajo. Y yo diría que el 5 % restante miente».

~ Piers Steel ~

Para combatir la procrastinación, intenta pensar en la tarea de una forma que te resulte más atractiva. Por ejemplo, si debes redactar un informe, juega a ver cuántas palabras puedes escribir en media hora. También, prueba acortar el tiempo que le dedicas a ello, hasta encontrar el que te resulte más cómodo. Una alternativa más es la técnica pomodoro, con 25 minutos acción y un descanso de 5 minutos.

8. Mantén una mentalidad positiva

Ser positivo/a te ayuda a sobreponerte a los obstáculos y mantener la motivación a largo plazo. Para ello, acepta que los fracasos son parte del proceso y una oportunidad de aprendizaje, ya que, aunque tengas disciplina, no significa que todo saldrá como quieres. Habrá días en los que no serás tan productivo/a o cometerás errores, y es normal que eso suceda.

Entonces, transforma tus pensamientos negativos («no puedo hacerlo» o «soy muy débil para esto») por otros más positivos que te animen, como «puedo mejorar poco a poco» o «cada paso que doy cuenta». Sé amable contigo, con comprensión, como lo harías con un amigo.

9. Pide ayuda o busca compañía

Tener a alguien con quien compartir tus metas es útil para aumentar tu compromiso y mantener la responsabilidad. Puedes pedirle a un amigo o compañero en quien confíes que te ayude a seguir adelante con tus objetivos, o incluso puedes elegir a una persona con quien compartas desafíos. En este último caso, es posible que la competencia amistosa te impulse a dar lo mejor de ti y veas mayores progresos.

Otra de las ventajas de tener un compañero de responsabilidades es que puede brindarte consejos o una nueva perspectiva para superar tus desafíos. Y, si se trata de una persona con disciplina, tendrá un impacto en tu comportamiento. Ahora bien, que sea alguien en quien confíes, para que su retroalimentación sea honesta.

10. Ajusta tu plan cuando sea necesario

Como mencionamos, todos los planes pueden presentar desafíos, errores y contratiempos. En esos escenarios, además de intentar no frustrarte, es importante que evalúes si tus objetivos iniciales eran muy ambiciosos. Como indica Adrienne Tierney: «Busca el progreso, no la perfección».

Cuando así sea, ten presente que siempre puedes reevaluar tu plan y corregir el rumbo, mientras sigas trabajando en tus metas a largo plazo. En ocasiones, saber tomar decisiones sobre la marcha puede ser más útil que tener determinación.

11. Haz un seguimiento de tu progreso

Registrar lo que haces, cómo lo haces y qué lograste no solo te ayuda a ver tus avances, sino que actúa como un recordatorio de lo lejos que has llegado, lo que mantiene la motivación.

Para ello, lleva un cuaderno o diario personal donde apuntes tus tareas y progresos. Si te propones hacer ejercicio todos los días, anota: «Hoy realicé 30 minutos de actividad física y me sentí con más vitalidad». Otra opción es hacerlo mediante alguna aplicación; de esa forma, podrás marcar como completada cada actividad terminada.

Al final de cada semana, revisa tus anotaciones y reflexiona sobre tu progreso. «¿En qué áreas mejoré? ¿Cuáles desafíos encontré? ¿Qué puedo hacer para ser más disciplinado/a la próxima semana?».

¿Cuáles obstáculos existen al desarrollar la disciplina y cómo enfrentarlos?

La desmotivación es la principal traba al desarrollar la disciplina. Para combatirla, recuerda las razones que te incentivaron a comenzar o cambia de enfoque de modo que lo que haces te resulte divertido u original. Asimismo, es normal que aparezcan otros obstáculos que te desvíen de tu camino; estos son los más comunes:

  • Falta de apoyo: no contar con amigos, familia o un mentor puede hacer el camino más desafiante. Te ayudará buscar grupos de personas que compartan tus metas o tus intereses.
  • Poca paciencia: cuando no ves resultados inmediatos, es fácil rendirse o perder la constancia. El éxito requiere tiempo y persistencia. Para mejorar tu paciencia, enfócate más en tus avances y visualiza los beneficios que recibirás a futuro, pues son más importantes que la recompensa inmediata.
  • Miedos o creencias limitantes: el miedo al fracaso, el perfeccionismo o pensar que no eres capaz te puede paralizar. Enfrenta las creencias limitantes identificando tu diálogo interno y pregúntate si lo que piensas es real. Consulta a personas cercanas qué piensan de ti. Seguro cambiará tu percepción.

Cuídate durante el proceso

La disciplina es la clave para alcanzar tus metas y mantener un progreso constante. A través de pequeños cambios y ajustes en la forma de trabajar, puedes convertirla en un hábito. Pero es fundamental saber que, para ser alguien disciplinado, el cuidado personal es crucial en el proceso.

A menudo, nos concentramos tanto en los resultados que olvidamos que la energía y la salud son los pilares que sustentan cualquier esfuerzo a largo plazo. Dormir lo suficiente, hacer ejercicio, comer bien y tomarse el tiempo para relajarse son hábitos que no solo mejoran la productividad, sino que permiten mantener un enfoque constante sin caer en el agotamiento o la frustración.

Al final, se trata de encontrar un equilibrio entre la constancia y la adaptabilidad, para que tus esfuerzos no solo sean productivos, sino también sostenibles a largo plazo. Recuerda que cada paso, por pequeño que sea, es un avance hacia el éxito.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.



Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.