¡No soy capaz!: El miedo al fracaso

Cuando queremos algo con mucha fuerza no podemos evitar que nos invada el miedo a fallar en el intento, pero es importante sobreponerse a ello, ya que el miedo al fracaso nos bloquea y nos frena en nuestro objetivo. ¿Qué podemos hacer entonces?
¡No soy capaz!: El miedo al fracaso
María Vélez

Escrito y verificado por la psicóloga María Vélez.

Última actualización: 10 marzo, 2020

Cada vez más personas tienen tienen como objetivo alcanzar el éxito, tanto en el ámbito profesional o privado. Sin embargo, esta necesidad por llegar a la cima va acompañada generalmente del miedo al fracaso. Esta sensación tiene un efecto negativo, y es que puede llegar a bloquear tanto que prive de disfrutar y afrontar los retos que ofrece la vida diariamente.

La manera en la que afrontamos los desafíos y las situaciones difíciles de la vida modelan nuestro carácter y, por tanto, nuestro destino final. Así, en una nueva situación de la que no conocemos el resultado, si nos centramos en nuestro miedo a fracasar, nos sentiremos sin duda inseguros y sin recursos para afrontar la situación.

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Éxito y fracaso

El miedo al fracaso viene determinado en gran medida por lo que concebimos como éxito y como fracaso. Según Winston Churchill, el éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse. Y es que el éxito, podríamos entenderlo como la consecución de un objetivo, en uno o varios ámbitos de la vida. En cambio, el fracaso sería fallar en esa meta. No lograr lo que deseamos. Pero, ¿acaso no forman parte del mismo proceso? ¿Podemos considerar un fracaso si aún seguimos intentándolo?

Actualmente estamos viviendo una oleada de psicología motivacional que nos insiste en buscar el éxito. Este positivismo es de ayuda, pero tiene un efecto colateral importante y peligroso: el miedo al fracaso. El miedo es una de las sensaciones básicas del ser humano, pero el miedo al fracaso y la inseguridad que provoca, suelen bloquear nuestra capacidad de resolver problemas.

Miedo al fracaso

Puede definirse como la tendencia a evitar todo lo que suponga un resultado no deseable. Ese estado está muy relacionado con el perfeccionismo. Generalmente las personas que tienen miedo al fracaso desean tenerlo todo bajo control y no se siente bien, ni se perdonan, cuando cometen un pequeño error. De hecho, cualquier obstáculo que aparezca en el camino es percibido como una amenaza.

Según algunos autores, el miedo al fracaso está relacionado con tres aspectos:

  • Disminuye la autoestima. Dentro del miedo al fracaso se encuentra el miedo a tener que cambiar las creencias que uno tiene sobre sí mismo. Por ejemplo, al realizar mal un trabajo, cambiaremos la percepción que tenemos sobre las propias habilidades a peor. Por tanto, nuestra autoestima se verá afectada. Además, la simple expectativa de que podremos fracasar ya esta condicionando las creencias que tenemos sobre nuestras capacidades.
  • Auto castigo. La visión negativa del futuro conlleva una especie de castigo hacia uno mismo. Un constante sufrimiento debido a la idea de que nunca se conseguirá lo que se persigue. Por tanto, se sentirá que el esfuerzo no merece la pena.
  • Miedo a una disminución de la valía social. Generalmente tememos fallar, en parte, por lo que otros puedan pensar o esperar de nosotros. Nos importa qué pensará nuestra pareja, familia o amigos si no alcanzamos la meta.

En este sentido, el miedo al fracaso trata también sobre el miedo a decepcionar, sobre la búsqueda del perfeccionismo y la tendencia a ser muy críticos con uno mismo. Por todo ello, esta sensación, o más bien presión, precisamente no ayuda a alcanzar el éxito. Sitúa las expectativas más altas y hace que sean más duros los juicios sobre la propia conducta, aumentando así la probabilidad de fracasar. Y, además, este distanciamiento entre lo ideal y lo real genera una mayor vulnerabilidad para desarrollar alguna patología, como la depresión.

Flor crece en tierra seca

Optimismo y realismo como medicina

Numerosas investigaciones muestran, sin embargo, que una actitud mental positiva es el elemento fundamental para obtener el éxito personal. Como se indicaba anteriormente, la manera en la que interpretamos las situaciones y valoramos lo que ocurre, determinará nuestras acciones y las medidas que adoptemos en el proceso.

Así, es importante desarrollar la capacidad para encontrar siempre el lado positivo, aquel que nos ayude a avanzar. Esto quiere decir que es necesario valorar los recursos de los que disponemos realmente, qué está a nuestro alcance, y qué estrategia concreta podemos llevar a cabo.

Si marcamos metas más cercanas y realistas la probabilidad de éxito es mayor pero, además, si confiamos en nuestras capacidades los resultados serán más beneficiosos. Tanto para conseguir nuestro objetivo, como para lograr una mayor satisfacción personal.


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