«No tengo ilusión por nada»: consejos para afrontar esta dura situación
No tener ilusión por nada es una situación que aqueja a muchas personas. Algunas de ellas padecen de depresión, cuentan con un historial de experiencias negativas o carecen de una dirección y un significado en la vida.
Aunque es una situación desmotivante, es posible revertirla para vivir mejor. Y con ese fin, en este artículo, presentaremos las principales causas de la desilusión, cómo se manifiesta y qué se puede hacer para afrontarla.
¿Qué significa no tener ilusión por nada?
No estar ilusionados es un estado afectivo, cognitivo y conductual en el que la persona experimenta falta de entusiasmo, desmotivación, ideas desalentadoras sobre el futuro y desinterés en las actividades cotidianas. En este contexto, el pesimismo ocupa el lugar de la esperanza en el porvenir.
Lo que antes despertaba pasión ahora solo genera apatía. El optimismo se desvanece poco a poco y la energía para realizar los proyectos se pierde en medio de la ausencia de un sentido claro. La carencia de ilusiones impide que el individuo se sienta animado para cumplir sus metas a corto, mediano y largo plazo. Incluso, puede hacer que la persona desista de tener objetivos o proyectos.
En tal escenario, es difícil encontrar un significado en lo que se hace y hallar una conexión genuina consigo mismo y con el mundo. Como consecuencia, es posible el desarrollo de sentimientos de vacío, nula pertenencia y soledad.
¿Cómo se manifiesta la desilusión en diferentes contextos?
La desilusión generalizada puede aparecer en múltiples ámbitos de la vida y deteriorar el funcionamiento de la persona en cada uno de ellos. A nivel laboral, se expresa como bajo rendimiento y poca productividad, desconexión con los valores de la empresa y ausencia de compromiso con las tareas y metas del cargo.
En el ámbito personal, se observan la ausencia de metas, el pesimismo, el desgano, la desesperanza y la indiferencia. El sujeto vive en «piloto automático» y sin motivación, porque no hay nada en el futuro que lo aliente.
Este estado anímico y cognitivo también aparece en el modo en que la persona se relaciona con otros. Es decir, en el plano social se observa una desmotivación para interactuar, desinterés en participar en actividades culturales y retraimiento. Como las relaciones sociales no ilusionan tampoco, el individuo no intenta acercarse a los demás.
Por último, en lo académico se evidencia mediante el bajo rendimiento, las irresponsabilidades escolares o universitarias, la ausencia de un proyecto de vida profesional y el desgano para aprender.
¿Por qué no tengo ilusión por nada?
Existen muchas razones por las que se tiene una desilusión generalizada. En ocasiones, para saber cuál es su causa, es necesario solicitar ayuda profesional. Sin embargo, otras veces la persona sabe por qué se siente así. Veamos algunas probables explicaciones.
Monotonía y rutina
Es fácil sentirse desilusionado cuando la cotidianidad no ofrece ninguna salida a la monotonía. Este desaliento se generaliza más cuando la rutina es desagradable y no se tiene esperanza de que la situación cambie en el futuro.
Experiencias de fracasos
Los fracasos continuos atenúan la confianza que una persona tiene en sí misma, lo cual la sumiría en una desilusión y en un estado de indefensión aprendida. Un porvenir donde solo se ve la derrota no entusiasma a nadie.
Enfermedades crónicas
Esto abarca padecimientos persistentes y desalentadores que deterioran la calidad de vida y el bienestar y, además, limitan el funcionamiento diario. Es comprensible que, bajo estas condiciones, el enfermo no se ilusione nunca, sobre todo, porque, por lo general, las enfermedades crónicas son incurables.
Estrés crónico
El cansancio prologando del estrés crónico debilita las reservas afectivas y físicas de una persona. Como consecuencia de la falta de energía, se puede perder la capacidad de ilusionarse con las cosas. La motivación, el vigor y el esfuerzo son necesarios para trabajar por aquello que emociona. Pero, bajo altos niveles de estrés, estos recursos se agotan rápidamente.
Depresión
Este trastorno del estado de ánimo provoca desesperanza, tristeza, impotencia, inutilidad, anhedonia, apatía… En esta trama emocional, no se percibe un futuro alentador que entusiasme. No hay proyectos, metas ni porvenir que animen.
Experiencias traumáticas
El trauma puede deteriorar de manera significativa la vida de un individuo. Entonces, la manifestación persistente de sus síntomas hace que la persona se sienta atrapada y sin salida. Bajo la influencia de la ansiedad, la irritabilidad, los problemas de sueño y la hipervigilancia es complicado para cualquiera ilusionarse con algo.
Ausencia de metas
Para ilusionarse es imprescindible visualizar un futuro y esforzarse por conseguirlo, en otras palabras, es esencial tener metas que alcanzar. Si no hay un mañana que motive a trabajar, estudiar o hacer cosas en el presente, es poco probable que una persona se sienta ilusionada.
¿Cómo recuperar la ilusión en la vida?
Volver a ilusionarse es esencial para luchar, comprometerse con un propósito y tener una vida con sentido pleno. Es duro vivir cada día sin un futuro que te atraiga y que te llene de entusiasmo por trabajar en el presente. Por eso, a continuación, te dejamos algunos consejos para conectar de nuevo con las ilusiones.
«Hay algo que da esplendor a cuanto existe, y es la ilusión de encontrar algo a la vuelta de la esquina».
1. Descubre tus valores
Los valores representan lo que consideras fundamental para tu vida. Para rescatar la ilusión, es necesario que te conectes con esas cosas valiosas y que actúes alineado con ellas. Busca pasatiempos o actividades que estén en sintonía con tus valores personales, así te sentirás más ilusionado/a y entusiasmado/a.
2. Formula un proyecto de vida
Los proyectos te dan dirección y promueven el sentido y el propósito en tu vida. Tenerlos hace que el futuro te anime y que te ilusiones en el presente. Conecta siempre tu plan con tus intereses.
3. Establece objetivos SMART
Aunado a tus proyectos, define objetivos SMART: específicos (specific), medibles (measurable), alcanzables (achievable), realistas (realistic) y de duración limitada (time-bound). De esta manera, es posible alcanzarlos con mayor facilidad, ilusionarte al trabajar por ellos y animarte por trazar nuevas metas.
4. Celebra tus pequeños logros
Prémiate cuando consigas realizar metas pequeñas. Esto te empujará hacia adelante e incrementará tu autoestima y autoeficacia. Resaltar tu capacidad de lograr lo que te propones es una fuente inagotable de ilusiones.
5. Cambia tu discurso interior
Reemplaza tu manera de pensar desesperanzadora por otra más alentadora y optimista. En ocasiones, no son las situaciones las que te desilusionan, sino tu manera de interpretar lo que vives y lo que te dices.
6. Potencia tus talentos
Al usar tus talentos podrás recuperar el poder de ilusionarte, porque te sentirás capaz de hacer determinadas cosas. Esos recursos que tienes te llenan de confianza y perspectiva ante el futuro. Invierte tiempo en perfeccionarlos y cultivarlos.
7. Practica la gratitud
Cuando somos agradecidos, reconocemos y valoramos las cosas buenas que nos pasan. Al identificar momentos agradables, tienes más fundamento biográfico para creer que el futuro será alentador, lo cual puede detonar las ilusiones.
8. Realiza actividades que te apasionen
Volver a ilusionarse empieza por retomar esas pasiones olvidadas. Mediante ellas, revives la alegría de hacer lo que te gusta, lo que te conmueve y emociona. Integra a tu rutina cotidiana esas actividades que te alegra hacer.
9. Cuida tu salud mental y física
Si no gozas de una buena salud mental y física, es difícil ilusionarte. Estar bien con tu cuerpo y con tu mente es clave en la energía para ejecutar tus proyectos, reponerte de la adversidad y construir un futuro satisfactorio. Haz ejercicio, come saludable, medita, pasa tiempo con tus amigos.
10. Busca ayuda profesional
Solicita el acompañamiento de un psicólogo clínico que te ayude a descubrir las causas de tu desilusión. Al saber qué la está alimentando, el profesional podrá diseñar un plan de intervención que permita volver a ilusionarte.
Para profundizar Me siento desilusionado ¿qué puedo hacer?
Volver a vivir con ganas
No tener ilusión por nada se caracteriza por el desinterés, la desmotivación, la falta de entusiasmo y la desesperanza. Es un estado vinculado a la depresión, los traumas, las enfermedades crónicas, el vacío existencial, entre otros factores.
Afortunadamente, es posible actuar. Lo ideal es que la persona diseñe un proyecto de vida que la apasione. También que realice actividades que la conecten con sus valores y talentos. En paralelo, es pertinente que reciba ayuda psicológica. Y tú, ¿alguna vez te has desilusionado? ¿Qué hiciste para recuperar la ilusión?