Constructos sociales: qué son, cómo se forman y algunos ejemplos
¿Te has preguntado alguna vez cómo formamos nuestra comprensión del mundo que nos rodea? Muchas de las ideas y creencias que tenemos sobre la vida, la gente y las relaciones no son solo instintos naturales; son construcciones sociales que aprendimos y, a la larga, aceptamos como ciertas. Pero, ¿qué significa esto en realidad?
Un constructo social se refiere a un «acuerdo» que las personas hacen sobre cómo deben ser las cosas. Por ejemplo, las normas sobre lo que significa ser hombre o mujer, así como las expectativas en el trabajo y las relaciones amorosas. Te explicamos más sobre este concepto y su impacto en nosotros.
¿Qué son los constructos sociales?
Los constructos sociales son conceptos instaurados y compartidos dentro de una sociedad. Funcionan como guías que nos ayudan a entender y organizar nuestra experiencia del mundo; pueden incluir creencias, normas, valores y categorías que orientan sobre cómo comportarnos y qué esperar de los demás.
Acorde con los expertos, el construccionismo es una forma de ver el mundo que sugiere que nuestra percepción sobre lo verdadero, falso, bueno o malo no es algo universal que exista por sí mismo. En lugar de eso, estas ideas son historias que compartimos y que varían según nuestra cultura, experiencias e interacciones.
Lo que consideramos «normal» en cuanto a la familia, el género o la amistad es algo que establecemos de forma colectiva. Por ejemplo, piensa en los roles de género que asumimos: en muchas culturas, se espera que las mujeres sean cuidadoras y los hombres sean los proveedores.
Dicha idea la aceptamos, pero, en realidad, no siempre refleja las capacidades ni los deseos de todas las personas. Esto debido a que las mujeres pueden ser excelentes líderes y los hombres pueden ser cuidadores amorosos; solo que romper estas ideas toma tiempo y esfuerzo.
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¿Cómo se forma un constructo social?
El origen de los constructos se da a través de un proceso colectivo en el que las personas interactúan entre sí, dentro de un contexto social, cultural y temporal determinado. A medida que se enfrentan diferentes situaciones en la cotidianidad, se edifica una realidad con base en lo que se cree y experimenta de manera individual y grupal. Te explicamos cómo ocurre.
1. Interacciones sociales
Un estudio publicado en la revista académica Procesos Históricos señala que los constructos sociales se crean mediante la interrelación; cada individuo aporta sus ideas, actitudes, motivaciones y experiencias.
Este proceso no es estático, sino continuo y dinámico, ya que cambia con el tiempo y el espacio. A través del diálogo y la convivencia en sociedad, formamos una serie de normas y expectativas sobre cómo debemos desenvolvernos o qué es considerado «normal».
2. Influencias culturales
Cada sociedad desarrolla su conjunto de creencias, costumbres y valores que se transmiten de generación en generación. Este construccionismo también nos dice cómo interpretar el mundo.
Así, lo que creemos sobre la familia, el matrimonio o los roles de género está influenciado por las tradiciones. Por ejemplo, en algunas culturas, se espera que los padres velen por el bienestar de sus hijos hasta que sean adultos, mientras que en otras se fomenta la independencia desde una edad temprana.
3. Educación y esfera social
Lo que aprendemos en casa, en la escuela y a través de otros medios influye en la forma en que entendemos el mundo. La educación es clave para la creación de la construcción social, ya que nos enseña lo que se espera de nosotros como miembros de la sociedad.
En las escuelas y universidades se enseñan conceptos sobre igualdad, derechos humanos y diversidad cultural, que influyen en la percepción que se tiene del mundo. A su vez, en el hogar y en la comunidad, las familias y grupos sociales enseñan a través de ejemplos y tradiciones, formando el modo en que nos relacionamos con los demás.
4. Medios de comunicación
Las películas, la televisión, las redes sociales y otros medios refuerzan y difunden ideas. A través de estos canales, muchas veces adoptamos constructos sin cuestionarlos.
5. Historia y contexto
Los eventos históricos y el momento en que vivimos también juegan un papel fundamental. La construcción social puede transformarse a lo largo del tiempo, en respuesta a movimientos sociales, avances científicos o cambios políticos.
Un ejemplo de esto es la creciente tendencia hacia la aceptación de la diversidad sexual y de género. Lejos de las ideas que aún estigmatizan y marginan a las personas LGBTQ+, hoy en día estamos viendo un movimiento global que promueve la igualdad y el respeto por todas las identidades.
Este cambio ha llevado a una mayor visibilidad y reconocimiento de identidades que antes eran marginadas, lo que promueve un entendimiento más inclusivo de lo que significa ser humano.
¿Por qué se crean estos conceptos?
Los seres humanos instauramos construcciones sociales para categorizar, simplificar y organizar la vasta cantidad de información de nuestro entorno.
Al clasificar a las personas por características comunes, como la raza, el género, la clase social, la nacionalidad o cualquier otro aspecto relevante, hacemos suposiciones sobre sus pensamientos y comportamientos en función de las normas y expectativas asociadas con esos grupos.
Por ejemplo, si alguien pertenece a un grupo específico, es posible suponer que comparte ciertos valores o comportamientos típicos de esa población.
Estas ideas contribuyen a definir lo que se considera aceptable o inaceptable dentro de una cultura, lo que a su vez impacta en la cohesión social y en la identidad colectiva, fundamental para la estabilidad social y el funcionamiento de comunidades.
No obstante, la categorización social podría llevar a creencias obsoletas o dañinas, como los prejuicios, la discriminación y los estereotipos de género. Debido a ello, a medida que la sociedad evoluciona, también lo hacen las construcciones sociales, lo que impulsa un cuestionamiento más profundo de lo que ya está establecido.
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Ejemplos de constructos sociales
Este conjunto de conceptos está presente en diferentes ámbitos de la vida. Al reconocer y cuestionar eso que damos por sentado, trabajamos por una sociedad más inclusiva y equitativa. Veamos cuáles son los constructos más frecuentes.
Roles de género
Estos determinan cómo se espera que se comporten hombres y mujeres en una sociedad, algo que genera de forma inevitable estereotipos de género. Uno de los más comunes es la creencia de que ellas son sumisas o dependientes, una idea perpetuada en varias culturas.
A pesar de que este estereotipo es muy reconocido, guarda una perspectiva machista, ya que no todas las mujeres se ajustan a esta imagen. Muchas buscan desarrollo profesional y tienen carreras exitosas, lo que desafía la noción de que solo deben ser cuidadoras o personas subordinadas.
Por otra parte, hay culturas en las que se espera que los hombres sean fuertes y no expresen vulnerabilidad o tristeza. Mientras que a las mujeres se les permite mostrar una gama más amplia de emociones; tales creencias pueden llevar a percepciones de debilidad en ellos y a la estigmatización de su vulnerabilidad.
Clases sociales
La separación de las personas en diferentes clases sociales, como alta, media o baja, es otra construcción social. Este sistema influye en el acceso a recursos, educación y oportunidades.
Las percepciones sobre el estatus pueden afectar las relaciones interpersonales, como quién se considera «adecuado» para interactuar en ciertos círculos. Por ejemplo, las distinciones en el acceso a la educación entre clases podrían perpetuar la desigualdad y limitar las aspiraciones.
De igual forma, la sociedad, a menudo, mide el éxito en términos de riqueza y estatus social. Es posible que esto cree una presión para que las personas de clases bajas se sientan fracasadas, si no alcanzan los mismos estándares que las clases altas, ignorando otros logros valiosos que no están relacionados con la riqueza material.
Cultura y tradiciones
En algunas culturas, la vestimenta formal es un símbolo de respeto y estatus. En otras, la ropa informal puede ser vista como más auténtica o accesible. Además, el modo de verstirse puede influir en la percepción de alguien en diversas situaciones sociales.
Por otro lado, las creencias religiosas forman construcciones culturales que influyen en la moral y la ética de una sociedad. En países donde el cristianismo es predominante, puede haber ideas sobre la importancia de la caridad y el perdón; mientras que, en otros, las enseñanzas del budismo enfatizan la compasión y el desapego.
Normas de belleza y salud
Los pensamientos sobre la belleza y la salud varían según el entorno y el tiempo. Por ejemplo, en muchas sociedades contemporáneas, la delgadez se asocia con la belleza. Pero en otras, el sobrepeso puede ser visto como un símbolo de prosperidad y salud.
En este mismo orden, la aceptación de la cirugía plástica se ha convertido en un constructo. En algunas partes del mundo, los procedimientos estéticos son vistos como un modo de mejorar la autoestima y adaptarse a los estándares de belleza. Pero hay culturas que los consideran superficial o incluso tabú.
En la vida diaria, estas normas afectan cómo las personas se ven a sí mismas y cómo se relacionan, influyendo en su autoestima y en sus interacciones.
La construcción social en psicología
Dentro del campo de la psicología se enfatiza cómo los constructos afectan la manera en que las personas piensan, sienten y actúan, moldeando sus percepciones y accionar en diversas situaciones.
Asimismo, se puede analizar la forma en que las construcciones vinculadas al género o el sexismo, por ejemplo, impactan en la identidad, las relaciones interpersonales y los procesos de socialización. Como refiere la teoría de los constructos personales de George Kelly, las personas elaboran y ajustan sus teorías en función de sus experiencias con los demás.
Es de resaltar que el constructo social también juega un papel crucial en la manera en que se aborda la salud mental. Los estigmas asociados con la raza o ciertas identidades pueden conducir a la discriminación y la exclusión, algo que afecta el bienestar emocional y la forma en que se suele tratar a quienes tienen antecedentes culturales diferentes.
Moldear los constructos hace un mundo más inclusivo y diverso
Desde las normas que rigen nuestras interacciones hasta lo que consideramos «normal», los constructos sociales tienen un impacto profundo en las vivencias diarias. Sin embargo, su naturaleza dinámica nos recuerda que son moldeables y están sujetos a revisión y transformación.
Al cuestionar y reexaminar los conceptos establecidos, ampliamos nuestra comprensión del mundo y cultivamos un futuro más inclusivo y diverso. Este proceso de reflexión y diálogo es útil para derribar barreras y desafiar estereotipos, fomentando una sociedad en la que todas las voces sean escuchadas y valoradas.
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