Los mejores poemas de Gloria Fuertes que reflejan su esencia
Hay poemas que no solo se leen, sino que se sienten, como si cada verso llevara consigo la fuerza de una verdad que atraviesa generaciones. Así es la obra de Gloria Fuertes (1917-1998), una poetisa madrileña que supo convertir lo cotidiano en arte, dejando una huella imborrable con su literatura infantil y poesía crítica.
Auténtica, valiente y profundamente humana, su obra rompió barreras que parecían inquebrantables y sigue conectando a millones de lectores. No solo habló de amor y de sueños, sino también de las desigualdades, las injusticias y la fortaleza de los olvidados. Te compartimos una selección con 32 mejores poemas de Gloria Fuertes.
Poemas sobre la propia existencia
La poetisa española Gloria Fuertes escribió versos sobre sí misma, que dan cuenta de sus sueños, heridas, temores y visión del mundo. A continuación, déjate capturar por su mundo interior y experiencias personales, plasmadas en estos poemas:
1. Todo el pasado
Todo el pasado se quiere apoderar de mí
y yo me quiero apoderar del futuro,
me dislocan la cabeza para que mire atrás
y yo quiero mirar adelante.
No me asustan la soledad y el silencio,
son los lugares preferidos de Dios
para manifestarse.
Mi eterna gratitud a los que me quieren,
siempre les recordaré a la hora del sol.
No puedo detenerme,
perdonad, tengo prisa,
soy un río de fuerza, si me detengo
moriré ahogada en mi propio remanso.
2. Nací para poeta o para muerto…
Nací para poeta o para muerto,
escogí lo difícil
—supervivo de todos los naufragios—,
y sigo con mis versos,
vivita y coleando.
Nací para puta o payaso,
escogí lo difícil
—hacer reír a los clientes desahuciados—,
y sigo con mis trucos,
sacando una paloma del refajo.
Nací para nada o soldado,
y escogí lo difícil
—no ser apenas nada en el tablado—,
y sigo entre fusiles y pistolas
sin mancharme las manos.
3. Al borde
Soy alta;
en la guerra
llegué a pesar cuarenta kilos.
He estado al borde de la tuberculosis,
al borde de la cárcel,
al borde de la amistad,
al borde del arte,
al borde del suicidio,
al borde de la misericordia,
al borde de la envidia,
al borde de la fama,
al borde del amor,
al borde de la playa,
y, poco a poco, me fue dando sueño,
y aquí estoy durmiendo al borde, al borde de despertar.
4. Autobío
Nací a muy temprana edad.
Dejé de ser analfabeta a los tres años,
virgen, a los dieciocho,
mártir, a los cincuenta.
Aprendí a montar en bicicleta,
cuando no me llegaban
los pies a los pedales,
a besar, cuando no me llegaban
los pechos a la boca.
Muy pronto conseguí la madurez.
En el colegio,
la primera en Urbanidad,
Historia Sagrada y Declamación.
Ni Álgebra ni la sor Maripili me iban.
Me echaron.
Nací sin una peseta. Ahora,
después de cincuenta años de trabajar,
tengo dos.
5. Soy alegre
Soy alegre y afable en el invierno,
en el verano piso por la playa,
en el otoño pliso los visillos,
estoy como una cabra en primavera.
La ciudad me da asco.
No así el río.
Los ojos mudos de los hombres pasan.
Sólo se cose a mí este silencio
que disfruto cuando las bestias duermen.
Soy más bien buen carácter,
y nadie dice que desde que nací yo duermo sola.
6. Yo soy así
Yo soy así
Como me estáis viendo.
Yo soy así,
Con la nariz pinochil,
Con hermosa nariz
(de pequeña no podía jugar al “orí”).
Flequillo y entrecejo acusado
no me acuso de haber amado.
Vestida de soltera,
mi moda es no ir a la moda,
mi guerra es no ir a la guerra.
Soy más pacifista que artista
más humanista que feminista,
más alta que baja,
mis músculos
más fuertes que García.
Soy tímida y no lo parece,
soy poeta y sí lo parece,
soy gorda y sí lo parece,
soy soltera y no lo parece,
soy viuda y sí lo parece,
soy una niña y no lo parece.
Soy así…
como me estáis leyendo.
7. Desde el desierto de mi piso
De este manantial de soledad exterior,
me brota continuamente
el agua clara de la paz;
el silencio interior me acaricia
como no sabe hacerlo ningún humano.
El silencio interior se manifiesta
y me escucho,
—aunque oigo también
los mil ruidos de la autopista
a la que dan mis terrazas—.
desde mi celda,
entre el asfalto y las golondrinas
trenzo el puente invidente
por el que paso a meditar,
que no puedo prescindir aún de las personas
de este mundo que me rodea,
que me conoce,
—o que no me conoce—,
que me adula
o hiere o ama
o envidia.
Desde este desierto de mi piso
amo en soledad a todos
y rezo un poema por los analfabetos del amor.
8. La pobre
Soy tan pobre tan pobre,
que no tengo ni madre.
Soy tan pobre tan pobre,
que no tengo ni nadie.
Que no tengo ni abrigo
que llevarme a los hombros.
No tengo ni belleza
que llevarme a los hombres.
Soy tan pobre tan pobre,
que no tengo ni labios
que llevarme a la boca.
¿Tenéis una mirada de ternura?
¿Os sobra algo de vino en la copa?
¡Un poquito de pez,
que tengo hambre..!
Aunque sólo sea una mirada,
soy tan pobre, tan pobre,
que no tengo una sábana blanca…
pero si no la tengo no te vayas.
No tengo un hombro donde llorar a gusto.
No tengo un hombre donde zurcir palabras.
Unas manos, por caridad,
para las mías largas,
que tengo a mi corazón enfermo
y no tengo que darle una cucharada.
9. ¡Qué número!
Por las noches
cuando —más o menos— cómodamente dormís,
me pongo a hablar sola,
—mejor dicho—
a escribir sola, hablando por los pasillos.
Son retahílas de frases nunca dichas
enjoyadas con tacos biensonantes
(indignada por las noticias diurnas).
Me pongo a hablar sola por los codos,
por los que no hablan,
musito versos jamás escritos
y que jamás escribiré.
Resucito salmos para sordos,
hago cabriolas para ciegos.
Es, como si rezara por los que no rezan
—incluyéndome—.
Es, como si amara por los que no aman.
Es, como si dejara de dormir
por los que no pueden soñar.
Amigos,
lectores,
amores.
¡Venid esta noche lluviosa
a ver el Pórtico de la Gloria!
10. En las noches claras
En las noches claras,
resuelvo el problema de la soledad del ser.
Invito a la luna y con mi sombra somos tres.
Amor y desamor
En los poemas de Gloria Fuertes, el amor y el desamor son temas recurrentes. Sus expresiones profundas sobre emociones complejas te invitan a conectarte con tu sentir. Revive la dicha de estar enamorado y la tristeza que produce el desprecio del ser amado al leer estos versos:
1. Querer
Quererte como nadie se imagina
es la única enfermedad que he tenido
desde que pasé la tosferina.
Quererte es incurable
(o quiero que lo sea).
2. Cuando te nombran
Cuando te nombran,
me roban un poquito de tu nombre;
parece mentira,
que media docena de letras digan tanto.
Mi locura sería deshacer las murallas con tu nombre,
iría pintando todas las paredes,
no quedaría un pozo
sin que yo asomara
para decir tu nombre,
ni montaña de piedra
donde yo no gritara
enseñándole al eco
tus seis letras distintas.
Mi locura sería,
enseñar a las aves a cantarlo,
enseñar a los peces a beberlo,
enseñar a los hombres que no hay nada,
como volverme loco y repetir tu nombre.
Mi locura sería olvidarme de todo,
de las 22 letras restantes, de los números,
de los libros leídos, de los versos creados.
Saludar con tu nombre.
Pedir pan con tu nombre.
—siempre dice lo mismo— dirían a mi paso, y yo, tan orgullosa, tan feliz, tan campante.
Y me iré al otro mundo con tu nombre en la boca,
a todas las preguntas responderé tu nombre
—los jueces y los santos no van a entender nada—
Dios me condenaría a decirlo sin parar para siempre.
3. Mundo de siglas
En este mundo de siglos.
En este mundo de siglas,
de ideas y de partidos
(todos partidos en dos),
desde siempre yo me afilio
yo pertenezco al AMOR.
Desde siempre y no lo oculto
—a los líderes no insulto—
mas no respeto más leyes,
que las del A, Eme, O y Erre.
La de amar y ser amado
y lucho sin ser soldado
sin armas y con decoro,
porque soy de esa raza
que por amor dejo todo.
4. Gracias, amor
Gracias, amor
por tu imbécil comportamiento
me hiciste saber que no era verdad eso de
«poesía eres tú».
¡Poesía soy yo!
5. A veces quiero preguntarte cosas…
A veces quiero preguntarte cosas,
y me intimidas tú con la mirada,
y retorno al silencio contagiada
del tímido perfume de tus rosas.
A veces quise no soñar contigo,
y cuanto más quería más soñaba,
por tus versos que yo saboreaba,
tú el rico de poemas, yo el mendigo.
Pero yo no adivino lo que invento,
y nunca inventaré lo que adivino
del nombre esclavo de mi pensamiento.
Adivino que no soy tu contento,
que a veces me recuerdas, imagino,
y al írtelo a decir mi voz no siento.
6. Ya ves qué tontería
Ya ves qué tontería,
me gusta escribir tu nombre,
llenar papeles con tu nombre,
llenar el aire con tu nombre,
decir a los niños tu nombre,
escribir a mi padre muerto
y contarle que te llamas así.
Me creo que siempre que lo digo me oyes.
Me creo que da buena suerte.
Voy por las calles tan contenta
y no llevo encima nada más que tu nombre.
7. Parejas
Cada abeja con su pareja.
Cada pato con su pata.
Cada loco con su tema.
Cada tomo con su tapa.
Cada tipo con su tipa.
Cada pito con su flauta.
Cada foco con su foca.
Cada plato con su taza.
Cada río con su ría.
Cada gato con su gata.
Cada lluvia con su nube.
Cada nube con su agua.
Cada niño con su niña.
Cada piñón con su piña.
Cada noche con su alba.
8. Somos tan
Somos tan… crueles
que prefieres estar unas horas con quien quieres
que toda una vida con quien te quiere,
―o al revés―.
9. Hoy va mi pensamiento
…Hoy va mi pensamiento,
más, mi sentimiento,
a esos enfermos que van yéndose por entregas
(siete operaciones),
o a los desamados
(siete «ya no te quiero»).
No sé, no sé quienes sufren más,
sólo sé que quisiera curarles
y… curarme.
10. El monstruo
Yo estaba en el bar,
entró un hombre corriente,
se sentó enfrente,
le miré distraída pensando en mis cosas,
—¡me espanté!—
tenía cara de no haber dicho «te quiero» en toda su vida.
Versos para reflexionar
Su visión crítica invita a reflexionar, a través de mensajes directos y poderosos. Con la sencillez y profundidad que la caracteriza, Fuertes es una abanderada del cuestionamiento y la empatía. Descubre el mundo a través de su mirada:
1. Los pájaros anidan
Los pájaros anidan en mis brazos,
en mis hombros, detrás de mis rodillas,
entre los senos tengo codornices,
los pájaros se creen que soy un árbol.
Una fuente se creen que soy los cisnes,
bajan y beben todos cuando hablo.
Las ovejas me pisan cuando pasan
y comen en mis dedos los gorriones,
se creen que soy tierra las hormigas
y los hombres se creen que no soy nada.
2. ¡Pobre burro!
El burro nunca dejará de ser burro.
Porque el burro nunca va a la escuela.
El burro nunca llegará a ser caballo.
El burro nunca ganará carreras.
¿Qué culpa tiene el burro de ser burro?
En el pueblo del burro no hay escuela.
El burro se pasa la vida trabajando,
tirando de un carro,
sin pena ni gloria,
y los fines de semana
atado a la noria.
El burro no sabe leer,
pero tiene memoria.
El burro llega el último a la meta,
¡Pero le cantan los poetas!
El burro duerme en cabaña de lona.
No llamar burro al burro,
llamarle «ayudante del hombre»
o llamarle persona.
3. Hemos de procurar no mentir
Hemos de procurar no mentir mucho.
Sé que a veces mentimos para no hacer un muerto,
para no hacer un hijo o evitar una guerra.
De pequeña mentía con mentiras de azúcar,
decía a las amigas: —Tengo cuarto de baño—
—y mi casa era pobre con el retrete fuera—.
—Mi padre es ingeniero — y era sólo fumista,
pero yo le veía ingeniero ingenioso!
Me costó la costumbre de arrancar la mentira,
me tejí este vestido de verdad que me cubre,
a veces voy desnuda.
Desde entonces me quedo sin hablar muchos días.
4. La risa
¡Bienvenida sea la risa
que deja alegría por donde pisa!
¡Que venga la risa
y su prima la sonrisa!
Reír es como si como
(alimenta más que el lomo).
Hay que reír cada hora
(lo receta servidora).
¡Ay qué risa, tía Felisa,
se vuela la camisa!
(La risa es muy buena para el pecho.)
Quien va sonriendo, va mejor que en coche;
quien ríe de día, duerme bien de noche.
5. Te matan
Te matan y después
piden perdón al cadáver.
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Poesía social
La pluma de Gloria Fuertes, una poetisa de origen humilde, se compromete con la justicia social, al tiempo que da voz a las personas golpeadas por la guerra y el sufrimiento. Con estos versos, confronta la desigualdad y aboga por un mundo más igualitario.
1. Vengo de abajo
Vengo de abajo
Quizá por eso nunca
dejaré a los del barrio
Tiro hacia arriba,
La pupila del pobre
me tiene viva.
Salud, trabajo,
Es todo lo que pide
el que está abajo.
Le doy cultura
Que aún no sabe leer.
Con su estatura
Le leo versos
Al hombre más sencillo
del universo.
2. En retaguardia
Hago poco o no hago nada.
La gente se está matando
mientras yo escribo sentada.
Bien nutrida, mal amada.
Hago poco o no hago nada,
coso y curo mis balazos
bien herida, mal amada.
Me duele lo de los otros
pero no puedo hacer nada
porque el dolor de mi cuerpo
me tiene paralizada.
(Puede llamar a la puerta…
¡Si tuviera una llamada,
si me dijese «te quiero»…)
Compañero, camarada,
yo también sufro injusticia
por amor encarcelada.
No me merezco ser líder,
lucho cómoda, sentada.
Hago poco o no hago nada.
Cambio vendas,
me preocupo de mi herida,
hay mucho plomo en mis alas,
no puedo volar al monte,
—¡por si llama!—
Dejadme sola en la sala.
Dejadme cumplir condena,
—bastante tengo desgracia,
la gente se está matando
mientras escribo sentada—,
bien herida, mal amada.
3. Poética
No es todo hacer una poesía para el pueblo,
sino un pueblo para la poesía,
por eso escribo para el niño
y para el adolescente
que pronto serán el nuevo pueblo decente.
Mi sitio es estar en medio del pueblo
y ser un medio del pueblo
para servir sólo al pueblo.
Estoy con el pueblo de donde vine
y adonde voy para quedarme.
Poemas para niños
Varias generaciones han disfrutado de los poemas infantiles de Fuertes. Esta poetisa cautiva a los niños con temas cotidianos y un lenguaje simple, que educan y estimulan a la exploración del mundo. Te invitamos a deleitarte con sus rimas y juegos de palabras:
1. Cómo se dibuja a un niño
Para dibujar un niño hay que hacerlo con cariño.
Pintarle mucho flequillo,
que esté comiendo un barquillo;
muchas pecas en la cara que se note que es un pillo;
Continuemos el dibujo: redonda cara de queso.
Como es un niño de moda, bebe jarabe con soda.
Lleva pantalón vaquero con un hermoso agujero;
camiseta americana y una gorrita de pana.
Las botas de futbolista, porque chutando es artista.
Se ríe continuamente, porque es muy inteligente.
Debajo del brazo un cuento por eso está tan contento.
Para dibujar un niño hay que hacerlo con cariño.
2. En mi cara redondita
En mi cara redondita
tengo ojos y nariz,
y también una boquita
para hablar y para reír.
Con mis ojos veo todo,
con la nariz hago achís,
con mi boca como
palomitas de maíz.
3. El gallo despertador
Kikirikí,
estoy aquí,
decía el gallo
Colibrí.
El gallo Colibrí
era pelirrojo,
y era su traje
de hermoso plumaje.
Kikirikí.
Levántate campesino,
que ya está el sol
de camino.
-Kikirikí.
Levántate labrador,
despierta con alegría,
que viene el día.
-Kikiriki.
Niños del pueblo
despertad con el ole,
que os esperan en el «cole».
El pueblo no necesita reloj,
le vale el gallo despertador.
4. A la prima Primavera
—Tío Pío,
en el cole me han pedido
que escriba una poesía
a la prima Primavera.
¿Tú quieres que te la lea,
y me dices lo que opinas?
—Sí, sobrina.
Se oye un pío, pío,
junto a la orilla del río.
¡Oh!, cosa maravillosa,
los árboles tienen hojas,
las mariposas tienen ojos,
las ristra tiene ajos.
Junto a la orilla del río
todo es belleza y sonrío,
se oye un pío, pío, pío.
La Primavera ha venido
y yo la he reconocido,
por el pío, pío, pío.
—¿Qué te ha parecido, tío?
—Demasiado pío, pío.
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Los poemas de Gloria Fuertes cruzan generaciones y corazones
Gloria Fuertes nos enseñó que la poesía puede ser tanto un acto de resistencia como de ternura, y que las emociones más sencillas pueden llevar consigo verdades profundas. Si su obra te ha tocado, no dudes en seguir indagando en su vida y su legado; la riqueza de su poesía es tan vasta que siempre hay algo nuevo por descubrir.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Fuertes, G. (1950). Isla ignorada. Musa nueva.
- Fuertes, G. (1954). Antología y poemas del suburbio. Lírica Hispana.
- Fuertes, G. (1954). Aconsejo beber hilo. Arquero.
- Fuertes, G. (1958). Todo asusta. Lírica Hispana.
- Fuertes, G. (1965). Ni tiro, ni veneno, ni navaja. Colección El Bardo.
- Fuertes, G. (1968). Poeta de guardia. Colección El Bardo.
- Fuertes, G. (1995). Mujer de verso en pecho. Cátedra.
- Fuertes, G. (2005). Es difícil ser feliz una tarde. Torremozas.
- Fuertes, G. (2011). Poemas prácticos más que teóricos. Torremozas.