Cómo afrontar una discapacidad física

¿Cómo afrontar una discapacidad adquirida? Se trata de una cuestión compleja que intentaremos abordar a través de la visión de los pacientes y de los profesionales del sector.
Cómo afrontar una discapacidad física
Laura Ruiz Mitjana

Escrito y verificado por la psicóloga Laura Ruiz Mitjana.

Última actualización: 01 septiembre, 2021

El afrontamiento de una discapacidad física adquirida es una cuestión muy compleja. Se trata de una una situación que se da con mucha frecuencia y que supone un gran reto personal por el gran choque que genera a nivel emocional en prácticamente todos los ámbitos de la vida.

De hecho, según el Observatorio Estatal de Discapacidadla discapacidad física (ya sea motriz u orgánica) es la más prevalente en la actualidad.

A continuación, proponemos algunas ideas para empezar este nuevo proceso que supone afrontar múltiples duelos (nuestra vida anterior, nuestra nueva funcionalidad y cuerpo, otras pérdidas asociadas y, en definitiva, la nueva realidad que nos toca vivir).

Cómo afrontar una discapacidad

Para afrontar una discapacidad hay que ser resilientes

Según Anna Gilabert, psicóloga del Institut Guttmann que además padece una lesión medular a causa de un accidente que la obliga a ir en silla de ruedas, convivir con una lesión neurológica y adaptarse a ella no es una tarea fácil. La psicóloga afirma que esta nueva realidad implica afrontar ciertas dificultades en todas las esferas de la vida: la biológica, la psicológica y la social.

“El grado de adaptación funcional a esta circunstancia vital y la vivencia subjetiva de cada uno dependerá de múltiples factores: las características de la lesión, el entorno sociocultural, la personalidad, el ciclo vital, la estructura familiar… y el género”.

-Anna Gilabert-

Cada persona dispondrá de sus propios recursos para afrontar su discapacidad, ya sea personales o prestados por las personas de su entorno. Os dejamos aquí algunas primeras ideas sobre cómo afrontar una discapacidad, en este caso física y adquirida:

Permítete sentir

Afrontar una discapacidad física supone afrontar una situación complicada porque implica un choque con nuestra vida de antes. Así, se produce una ruptura con el yo de antes y el yo de ahora que demanda cambios y adaptaciones. Muchas actividades cotidianas pueden llegar a generar una gran sacudida emocional, por lo que es importante permitirnos sentir; todas las emociones serán lícitas y estarán bien.

No nos pongamos trabas en este sentido e intentemos alejar la culpa de nuestros sentimientos. Si están ahí es por algo; recordemos, las emociones son adaptativas, aunque a veces sean dolorosas. Además, estas evolucionarán si se lo permitimos.

“No olvidemos que las pequeñas emociones son las grandes capitanas de nuestras vidas y las obedecemos sin darnos cuenta”.

-Vincent Van Gogh-

Deja fluir las emociones

En línea con el punto anterior, dejar fluir nuestras emociones nos permitirá, en parte, darles espacio y canalizarlas. En esta etapa, donde tenemos que vernos por primera vez con la discapacidad, será totalmente normal sentir emociones como la rabia, la tristeza, la impotencia, la frustración…

Todas ellas forman parte del duelo (que abordaremos en el siguiente punto). ¿Por qué es importante dejar fluir las emociones? Porque nos ayudarán a acomodarnos a la nueva realidad; tal y como afirma la psicóloga Dafne Cataluña, las emociones tienen una serie de funciones:

  • Evocan consuelo cuando estamos tristes.
  • Nos distancian de lo tóxico.
  • Ayudan a crear energía cuando algo bloquea nuestros objetivos.
  • Permiten buscar la seguridad ante amenazas.

En definitiva, las emociones nos ayudan a sobrevivir. Por ello, deberemos darles la importancia que se merecen y, sobre todo, pedir ayuda psicológica si sentimos que no podemos gestionarlas o que nos sobrepasan.

Gestiona la rabia

Otra idea que nos ayudará en la tarea de afrontar una discapacidad es gestionar la rabia. Esta es una emoción que aparece con mucha frecuencia ante este tipo de situaciones, e incluso es probable que acabemos pagando con nuestros seres queridos este malestar interior que llevamos.

Primero de todo, no te culpes por ello; escúchate y entiende por qué estás actuando así.

La rabia puede aparecer por motivos muy diversos: por la frustración de no poder cambiar la nueva situación como nos gustaría, por pensamientos que la acaban desatando (del tipo: “¿por qué a mí?”), por el enfado con uno mismo por haber hecho esto o lo otro (pensando que podríamos haber evitado el accidente que nos ha conducido a este nueva realidad, por ejemplo), etc.

Para gestionar esta emoción, deberemos entender su origen y darle también su espacio y su sentido. Hay muchas formas de canalizar esta y otras emociones: a través de compartir cómo nos sentimos, de pedir ayuda, de practicar deporte y otros hobbies, de buscar nuevos retos, de la escritura, etc.

Habla con personas en tu misma situación

Muchas personas que acaban de adquirir una discapacidad física afirman que lo que más les ha ayudado es hablar con personas que han pasado por lo mismo. Al final, hablar con estas personas supone hablar con gente que nos puede entender muchísimo más que alguien que no ha vivido lo mismo, por lo que la empatía es importante aquí.

Además, hacerlo puede ayudar a darnos cuenta de las muchas cosas que aún podemos hacer, a compartir experiencias, dudas y sentimientos, a relativizar, a sentirse acompañado, etc. En definitiva, se trata de poder observar cómo otros lo han superado y cómo han sido capaces de volver a ser felices en su nueva realidad.

Anímate a probar una nueva actividad

Ya sea un deporte, un curso sobre cocina, iniciar unos estudios, un nuevo reto… Sin forzarse, eso sí. Esto puede ayudarte a distanciarte de la nueva realidad, pero de forma saludable, invirtiendo tu tiempo y energías en cosas nuevas y que te hagan disfrutar.

A veces el objetivo no es tanto disfrutar con ello, sino salir de la apatía en la que nos sumergimos muchas veces ante este tipo de situaciones.

Pide ayuda si la necesitas

Para afrontar una discapacidad es necesario pedir ayuda

Será importante, además de rodearnos de nuestros seres queridos y de buscar espacios y personas con quien compartir cómo nos sentimos, pedir ayuda profesional cuando sintamos que la necesitamos.

Los hospitales de rehabilitación a los que acuden personas que acaban de adquirir una discapacidad cuentan con este tipo de profesionales, y esto es así porque resulta esencial gestionar la parte emocional de todo este proceso, más allá de la rehabilitación propiamente física (y médica).

Una nueva realidad: afrontar una discapacidad

Como hemos visto, afrontar una discapacidad implica un reto complejo ya que supone afrontar una nueva realidad en la que ni nos movemos igual (a veces hemos de recurrir a la silla de ruedas) ni nos vemos igual en el espejo ni nos sentimos igual con nosotros o con los demás. Así, aunque seamos los mismos, algo ha cambiado.

Conviene conocer que se trata de un camino, de un proceso de aceptación. En él, poco a poco, nos sentiremos mejor y está claro que nunca será algo que se acepte de la noche a la mañana.

Para afrontarlo deberemos apoyarnos en nuestro entorno y trabajar mucho los miedos, las dudas y las inseguridades que surjan durante el camino, apostando por nuestro bienestar y luchando por las cosas que nos hagan sentir bien de nuevo.

“La discapacidad sobrevenida comporta una situación de crisis y cambios en muchos aspectos de la vida de la persona. Todo cambio comporta un replanteamiento de los valores propios y de la visión de uno mismo y del mundo. En nuestro caso trabajar el autoconcepto es clave para que la persona se vea útil y mejore sus niveles de autoestima”.

-Testimonio de una persona con una discapacidad física adquirida-


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  • Aranis, P. (2003). Los estudiantes con discapacidad en una escuela para todos.
  • Bartón, L. (1998). Discapacidad y sociedad. Madrid. Narcea.

  • Gilabert, A. (2016). Mujer y lesión neurológica. Neurorrehabilitación: 18-21. Recuperado de: https://siidon.guttmann.com/files/4gilabert.pdf

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