¿Cómo detectar la soledad en nuestros mayores?

La soledad no deseada es una emoción devastadora. Cuando sucede en la población anciana es recomendable saber detectarlo para solventarlo, pues la soledad es un potente factor de riesgo para el deterioro de la salud mental.
¿Cómo detectar la soledad en nuestros mayores?
Gorka Jiménez Pajares

Escrito y verificado por el psicólogo Gorka Jiménez Pajares.

Última actualización: 16 diciembre, 2022

¿Alguna vez te has sentido solo deseando estar acompañado? ¿Has sentido el vacío que produce la soledad? ¿Has experimentado la tristeza y la frustración que entraña el sabernos solos? Estas preguntas son un ejercicio para practicar la empatía. La realidad es que la soledad es una emoción cada vez más presente en la sociedad y afecta de manera especial a la población de mayor edad. Por este motivo, hoy queremos hablar de cómo detectar la soledad en nuestros mayores con el objetivo de prevenirla.

Existen dos tipos de soledad, la que buscamos cuando necesitamos desconectar del mundo que nos rodea para, después, poder volver a “reconectar” y la soledad que es impuesta, que dista de ser buscada, que actúa como losas de mármol y que nos enlentece, nos entristece, nos deprime y nos aísla.

Hombre mayor triste sentado
La soledad en la senectud es un potente predictor de suicidio y en nuestra mano está detectarla y combatirla.

La soledad

La soledad es una situación. Podrá parecer raro, porque la soledad también es una emoción, pero es cierto. La soledad es una situación compleja en la que influyen multitud de factores de riesgo. Un factor de riesgo es un evento o característica que aumenta la probabilidad de padecer soledad. Además, los factores de riesgo también acentúan la intensidad de la emoción soledad cuando esta se instala en el fondo de nuestros cuerpos.

Para la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de Andalucía, los factores de riesgo que inciden en la soledad se pueden clasificar en tres ejes:

  • Factores personales, que se refieren a cuestiones como el “género”, los rasgos de personalidad, el nivel educativo y socioeconómico o el estado de salud.
  • Los factores familiares, especialmente cuando las relaciones familiares son malas o deficientes. También se incluye aquí el nido vacío, que es la experiencia que acompaña a la salida de los hijos del hogar.
  • Factores contextuales, es decir, de la situación en la que estamos, como la salida del mercado laboral a consecuencia de la jubilación, la escasa red social o la falta de actividades placenteras.

Además, ser una persona que cuida de otras personas también constituye un factor de riesgo, ya que puede llegar a generar sentimientos de aislamiento causados por la preocupación por el bienestar de la persona cuidada en caso de ausencia.

La soledad en nuestros mayores: cómo identificarla

Existe una herramienta que puede ayudarnos a este fin: la escala ESTE II para medir la soledad. A través de esta escala podemos evaluar y detectar la soledad diversos ámbitos:

Soledad familiar

Se dice que la familia dista de elegirse, a diferencia de las amistades. Sin embargo, los lazos familiares fuertes, ricos y cuidados actúan como un colchón que amortigua la soledad. Para explorar esta área podemos hacer preguntas como:

  • ¿Con qué frecuencia sientes que no hay nadie cerca?
  • ¿Te sientes cercano a tu familia?
  • ¿Sientes que formas parte de una familia?
  • ¿Te preocupas por la familia y la familia se preocupa por ti?

Lamentablemente, cada vez hay más casos en los que los hijos tienden a olvidarse de sus padres. ¿Por qué hay hijos que no visitan a sus padres ? A veces ocurre por una necesidad emocional por parte de los hijos a la hora de cortar el vínculo con sus progenitores. En cualquier caso, es posible que estas conductas generen sentimientos de frustración y desesperación que alimenten aún más la emoción de soledad.

Soledad conyugal

La soltería es un mal acompañante en el transitar de la vida. Carecer de una pareja que nos acompañe en el último tramo de nuestras vidas puede ser duro y puede jugar un papel en la soledad que sentimos. Para detectarla podemos preguntar cosas como:

  • ¿Sientes que tienes a alguien que comparta su vida?
  • ¿Tienes un compañero sentimental que te dé el apoyo y el aliento que necesitas?
  • ¿Tienes a alguien que llene tus necesidades emocionales?

La soledad conyugal también puede aparecer tras la pérdida del ser querido. En este sentido, la soledad se agrava por el proceso de duelo y es posible que requiera de un especial mimo y cuidado. Con mucha probabilidad, será necesario prestar mayor atención a nuestros mayores cuando están asimilando la pérdida de su pareja.

Hija mayor hablando por teléfono con su madre
El apoyo a los mayores tras la pérdida de su pareja es fundamental.

Soledad social

El apoyo social percibido tiene más que ver con lo que creemos que con lo que tenemos. Así, una persona que tenga una red social amplia y rica, con multitud de amistades, puede sentirse muy sola. Ejemplos de preguntas que contiene la escala ESTE II son:

  • ¿Tienes alguien con quien puedes hablar de sus problemas cotidianos?
  • ¿Tienes amistades o familiares cuando te hacen falta?
  • ¿Crees que hay personas que se preocupan por ti?
  • ¿Y por la noche, te sientes solo?

En conclusión, la importancia de saber que disponemos de apoyo se relaciona más con la percepción y valoración que realizamos que con la cantidad.

“La soledad es el convencimiento apesadumbrado de estar excluido, de no tener acceso a ese mundo de interacciones, siendo una condición de malestar emocional que surge cuando una persona se siente incomprendida o rechazada por otros o carece de compañía para las actividades deseadas, tanto físicas como intelectuales, o para lograr intimidad emocional”.

-Madoz-


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