Los niños en terapia también juegan

Los niños en terapia también juegan
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Última actualización: 27 diciembre, 2016

Sí. Los niños en terapia también juegan. Necesitan jugar. Y os preguntaréis… ¿jugar como en la calle?, ¿Jugar como en su casa?, ¿Jugar como con sus amigos? Algunas personas incluso quizá se escandalicen, ¿llevarle a terapia para que juegue? ¡Para eso juego yo con él! Bueno…el juego al que nos referimos en terapia puede ser parecido en esencia al que podemos observar fuera de esta, pero hay diferencias fundamentales.

Como dijo Landreth, terapeuta especialista en la terapia de juego o terapia lúdica:

Los juguetes son usados como palabras por los niños y el juego es su lenguaje. Restringir la terapia a la expresión verbal es negar la existencia de la forma más gráfica de expresión-actividad.

Los niños expresan sus necesidades con un lenguaje diferente al verbal

Es decir, los niños tienen su propio lenguaje y este dista mucho del de los adultos. No tienen la capacidad que tenemos los adultos sanos de expresar nuestras necesidades, nuestras vivencias y emociones. No al menos a través del lenguaje verbal y utilizando la misma precisión con los términos.

Por ello, los terapeutas que trabajamos con niños, hemos de partir de esta base. Así, entendiendo esto, podremos trabajar dentro de un marco mucho más definido y realista. Los niños se expresan a través del juego, de la pintura, del cuerpo, del trazo en sus dibujos, de los colores utilizados… Los niños gritan en sus silencios de palabras. Gritan lo que tienen dentro de muchas maneras, y todas ellas, relacionadas con la creatividad.

Jugar en el trabajo, clave para la productividad y la innovación

Si somos ciegos a nuestra propia creatividad, muy probablemente nos cueste adentrarnos en el mundo de los niños. Si pretendemos comunicarnos con un niño únicamente con el esquema mental propio de nuestra edad estaremos perdidos. No entenderemos nada y nos frustraremos. Hemos de acercarnos, por tanto, a su estatura vital. La comunicación ha de ajustarse al nivel de entendimiento de la otra persona. Siempre.

El terapeuta de niños ha de conocer las etapas del desarrollo humano

No obstante ello no quiere decir que el juego que se realiza en terapia sea un juego “sin sentido”, sin ningún trasfondo psicopedagógico. El juego en terapia ha de ser conducido por un profesional que conozca y haya profundizado en cada una de las etapas de desarrollo del ser humano. Ha de tener un esquema mental claro acerca de cada una de las etapas de la vida. Desde la infancia hasta la vejez.

Teniendo este esquema bien asentado, podremos trabajar con mayor claridad y certeza. El terapeuta que trabaja con niños habrá de ser intuitivo y audaz. En su cabeza irá traduciendo qué es lo que está queriendo expresar (de forma consciente o de forma menos consciente) el niño con el que juega o el niño al que observa jugar.

pensar niños

Pero esto solo lo podemos hacer si estamos escuchándole con todos nuestros sentidos, pero sobre todo, desde el apartado emocional. Si el ser humano es por esencial emocional, un niño lo es mucho más. Piensa que no hay nada más curativo que un alma que escucha desde el corazón, dejándose empapar por todo aquello que nos transmite nuestro paciente.

El juego de un niño nos da pistas para saber cómo trabajar con él

A través del juego, de la pintura, de todo el arsenal de creatividad que nos está mostrando, podremos entender cómo se relaciona el niño con su entorno, qué espera de él y qué cree que pude aportar. Su entorno, es sobre todo su familia y su grupo de iguales en el colegio.

Tipos de juegos

Esta valiosa información que vamos recogiendo nos orientará sobre qué es lo que necesita el niño, de qué carece y echa en falta y qué es lo que hace que se sienta más querido y qué es lo que menos. A través del juego podremos ir creando situaciones diferentes y maneras de actuar más sanas para él. Podremos ir dialogando con cada una de las pequeñas partes que conforman a este ser en un lenguaje en el que se sienta libre y por lo tanto abierto para comunicarse.

Escuchemos a nuestro propio niño interior

Pero… algo realmente importante, para un terapeuta infantil, es ser capaces de reencontrarnos con nuestro propio niño interior. Ese que nos dirá qué es lo que necesita, qué es lo más importante para él… Y sobre todo, qué es lo que espera de un adulto para sentir ese sostén cuando está mal pero no sabe expresarlo a través del lenguaje verbal.

Ese lenguaje en el que tanto se pierde si no sabemos ir más allá de él…

Termino este artículo con una bella reflexión que me ha llegado profundamente como persona y como terapeuta. Espero que os guste:

“Quien escribe en el alma de un niño lo hace para siempre”

-Anónimo-


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.