¿Qué son los niños caracol?

Los niños caracol se aíslan en sus habitaciones para conectarse a su mundo a través de las nuevas tecnologías. Es un concepto que surgió en Japón y tras el que se pueden esconder varias problemáticas de salud mental.
¿Qué son los niños caracol?
Laura Ruiz Mitjana

Escrito y verificado por la psicóloga Laura Ruiz Mitjana.

Última actualización: 17 abril, 2021

Las nuevas tecnologías tienen múltiples aspectos positivos, pero también presentan desventajas. Si a un uso descontrolado de las mismas se le suma cierta tendencia al aislamiento (dejar de relacionarse con los demás más allá de lo virtual), entonces estamos ante el cocktail perfecto para que surjan los llamados niños caracol.

El fenómeno de los niños caracol, también llamados niños Hikikomori (es un término proveniente de Japón), hace referencia a aquellos niños que se pasan el día en su habitación, ya sea jugando a videojuegos, chateando, usando el ordenador… Pero sin salir de ella (solo para ir al baño y para ir a la escuela, aunque en algunos casos ni eso).

En Japón se estima que medio millón de personas viven como auténticos niños caracol (incluyendo adolescentes y adultos). Son personas solitarias que se retiran de todo contacto social. Pero, ¿qué más sabemos sobre este concepto? ¿Existen niños caracol también en España? ¿Cómo prevenir este fenómeno?

Niño asiático jugando a los videojuegos

¿Qué son los niños caracol?

Se utiliza el término “niños caracol” (o niños Hikikomori) para designar a aquellos niños (o adolescentes) que se pasan el día metidos en su habitación, y que no salen para nada más que para ir al baño o al colegio. Es decir, niños que tienden a aislarse en su mundo, siendo su mundo, normalmente, su habitación. Así, cuentan con todo tipo de avances tecnológicos en su habitación y se aíslan ahí.

Otra de las características de los niños caracol es que se pasan el día jugando a través de la videoconsola, de la tablet, del ordenador, hablando con sus amigos a través de internet… En definitiva, la socialización que mantienen con los demás se convierte en puramente digital.

Según los expertos en educación, esta “alteración” o “síndrome” aparece típicamente entre los 8 y los 10 años, aunque también es frecuente en preadolescentes y adolescentes.

La situación de confinamiento y pandemia puede haber agravado la sintomatología de los niños caracol, eso es, puede haber pronunciado el aislamiento social en estos niños.

El abandono de la vida social: los niños Hikikomori

Como decíamos, los niños caracol también pueden conocerse como niños Hikikomori, que significa, literalmente ‘aislamiento social agudo’. Es un término que surgió en Japón y que poco a poco se ha ido extendiendo por el mundo.

Normalmente, se utiliza este término para referirse a aquellas personas que han escogido abandonar la vida social. En realidad, abandonan la vida social “tradicional”, porque son niños que siguen “conectados” a través de internet, las redes sociales y las nuevas tecnologías (es decir, de forma digital).

El mundo virtual en la habitación

Son niños que tienen en sus habitaciones un acceso completo a su mundo virtual. Eso es, a través del ordenador, el móvil, la tablet, internet… Hablamos de casos extremos, de niños que solo salen de la habitación para ir al baño. En casos más extremos incluso dejan de ir a la escuela.

Así, no se trata de una conducta puntual de aislamiento o de una temporada. Se trata de una serie de conductas que se repiten en el tiempo, es decir, son niños que llevan meses, e incluso años, en este aislamiento.

Niños caracol: de Japón a España

Aunque el concepto de niños caracol surgió en Japón, lo cierto es que ha llegado a otros países. En España, concretamente, según los expertos, se han empezado a detectar los primeros casos de niños caracol, que por suerte han sido reversibles de forma poco traumática.

Condiciones que evitan su aparición

¿Qué condiciones han favorecido que no haya un “auge” de niños caracol en España? Según la psicóloga infantil María Luisa Ferrer, hay algunas condiciones que evitarían, de forma natural, el desarrollo o surgimiento de los niños caracol:

  • Un clima amable que incentiva a salir a la calle.
  • Ciudades pequeñas, sin tantas aglomeraciones.
  • La posibilidad de hacer vida al aire libre.

La experta remarca que estas condiciones son mucho menos propicias en Tokio, una ciudad con mucha densidad de población que puede “asustar” a los niños por las aglomeraciones y por su inmensidad. Así, elementos como estos favorecerían este síndrome.

Pautas para luchar contra el aislamiento social

Si queremos evitar que nuestro hijo se convierta en un niño caracol, podemos empezar a aplicar algunas pautas preventivas. Entre ellas:

  • Fomentar actividades al aire libre.
  • Buscar tiempo para compartir con ellos dentro y fuera del hogar.
  • Limitar el uso de las nuevas tecnologías (evitar que tengan el móvil en la habitación, por ejemplo).
  • Proponer actividades alternativas a internet, los videojuegos o la televisión.
  • Fomentar la expresión emocional (buscar un rato al día para que nos expliquen cómo están).
Padre hablando con su hijo

Un mundo hiperconectado que nos aísla

El concepto de niños caracol engloba también a adolescentes, jóvenes y adultos. Y es que nadie está “a salvo” de este fenómeno tras el que se esconde, en muchos casos, una adicción a las nuevas tecnologías, una baja autoestima y otros aspectos emocionales importantes.

Vivimos en un mundo hiperconectado que favorece este tipo de situaciones, y es que, sin darnos cuenta, nos vemos metidos, a diario, en un interminable flujo de correos electrónicos, likes, comentarios, fotos… Que nos aleja de la vida real y que nos “conecta”, paradójicamente, con la soledad y el aislamiento.

Si detectas que tu hijo empieza a aislarse, no dejes pasar el tiempo. Habla con él y averigua qué hay detrás de este tipo de conductas, para poder empezar a intervenir en ellas.

“Si estamos solos, nos volvemos más solitarios. La vida es extraña”.

-Paulo Coelho-


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  • Simkin, H., & Becerra, G. (2013). El proceso de socialización. Apuntes para su exploración en el campo psicosocial. Ciencia, Docencia y Tecnología, XXIV (47): 119-142.

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