1899, viaje a las profundidades de la mente humana

1899 es la nueva serie de los creadores de Dark. Se trata de un oscuro lienzo cósmico ambientado en el mar, en el cual realizar una intrincada travesía a bordo del Kerberos. Un navío capaz de alterar el tiempo y el espacio...
1899, viaje a las profundidades de la mente humana
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 10 diciembre, 2022

Hay producciones televisivas en las que el espectador solo tiene que dejarse llevar. Son puro entretenimiento y nada más. Luego están las series de los guionistas y productores Jantje Friese y Baran Bo Odar. En este caso, se requiere de ese esfuerzo cognitivo propio de quienes adoran resolver rompecabezas o bien, un oscuro enigma en el que todas las piezas están sueltas y desordenadas.

1899 es la nueva producción de los creadores de Dark. En esta ocasión, nos alejamos de Winden, para embarcarnos en un misterioso viaje a bordo del Kerberos, un buque que surca el Atlántico en el último año del siglo XIX.

Cabe señalar que las críticas al respecto de esta nueva serie de Netflix son de lo más variadas y también dispares. Están los que la tildan de excesivamente lenta y enrevesada. Luego abundan las voces que la definen como una nueva genialidad.

Quienes no se hayan subido aún a bordo de este enigma cósmico y psicológico, deben verlo como quien observa al inicio un lienzo con la nariz pegada a la tela. Solo apreciarán una pequeña parte, algo difusa y hasta caótica. Sin embargo, solo cuando nos alejamos un poco y tomamos mayor perspectiva, descubrimos la belleza de la pintura en su totalidad.

Esta primera temporada nos ha dejado entrever solo un retazo, un pequeño fragmento de una historia que se atisba inmensa y prodigiosa. Una que trasciende lo aparente y que aborda el sentido de la existencia y la conciencia humana.

“El cerebro es más grande que el cielo.
Si lo pones uno junto al otro,
El primero contiene al segundo,
Y sin dificultad te incluye a ti también.

El cerebro es más profundo que el mar.
Si los unes, azul con azul,
El primero absorbe al segundo,
Como hacen esponjas y cubos”.

-Emily Dickinson-

Serie 1899
1899 se centra en el personaje de la neuróloga Maura Franklin.

1899, viaje a bordo del microcosmos humano

El viaje en el Kerberos rumbo a Estados Unidos nos presenta toda una complejidad de variados personajes. De hecho, podríamos decir que el propio barco es un continente entero dentro de un microcosmos muy particular. Hay viajeros de múltiples nacionalidades: una pareja francesa de recién casados, un sacerdote y su altanero hermano, una madre y una hija chinas…

La sala de calderas está habitada por empleados polacos e ingleses, e importante es también destacar la cubierta inferior, repleta de inmigrantes daneses muy humildes, además de devotos a su fe. En medio de este entramado de personalidades, destaca Eyk, el melancólico capitán y, sobre todo, Maura Franklin, una joven neuróloga que es el epicentro de la historia.

En cada episodio, como sucedía en Perdidos, vamos conociendo el oscuro pasado de cada uno de los personajes. Sin embargo, a medida que avanza la serie nos damos cuenta de que cada persona a bordo del Kerberos existe más como una posibilidad que como una realidad objetiva. Todas las piezas empiezan a derrumbarse cuando se encuentran con el Prometheus, su buque gemelo, perdido en el mar hacía unos meses…

Uno de los mayores atractivos de 1899 es la mezcla de idiomas de los personajes. El barco es como un continente de nacionalidades obligadas a unirse entre sí para resolver el enigma que los envuelve.

Inmersión a las profundidades

Hay un hecho del que nos damos cuenta de manera inmediata: el Kerberos es un barco que alberga tecnología muy poco usual para la época. Asimismo, los viajeros, a pesar de no hablar el mismo idioma y de tener nacionalidades distintas, parecen reconocerse. Apreciamos también un elemento que se repite de forma continuada como figura decorativa: un triángulo invertido.

El encuentro con el Prometheus y con su único superviviente, un niño que sujeta una pirámide oscura, fragmenta por completo el equilibrio de los viajeros y la tripulación. Se inician las muertes inexplicables y los suicidios. Poco a poco y de manera casi acompasada, se desencadena una sucesión de fenómenos desconcertantes que conducen a la fragmentación de cada elemento, tanto humano como material.

Ante semejante desastre, miedos e incertidumbres, la jerarquía del barco se viene abajo. Se alza un motín y es entonces cuando los supervivientes toman conciencia de que, a pesar de estar abordo de un barco en medio de la nada, todos parecen estar escapando de sí mismos. De las personas que son. El océano embiste una embarcación en la que la realidad se distorsiona cada vez más.

Los estratos de la memoria y la alegoría al cerebro humano

La doctora Maura Franklin parece ser el hilo conductor de todo lo que acontece en el Kerberos. Todos anhelan que ofrezca respuestas a lo que sucede, pero ella es incapaz de ofrecerlas. Ha perdido la memoria y es víctima de un trastorno disociativo. Hay algo traumático en su pasado, algo oscuro que ha quedado fuera de su conciencia y que está alterando su identidad y la percepción del tiempo.

El buque en el que viajan es un proyecto que mantiene las mentes de los pasajeros atrapadas en un relato, en una misteriosa simulación. Sin embargo, figuras como la propia Maura y el capitán Eyk tienen la posibilidad de descender a sus propios estratos de memoria para buscar el origen de ese caos. Lo hacen a través de unas trampillas escondidas bajo los cabeceros de sus camas.

Fascinante es también lo que se esconde tras los revestimientos del Kerberos. Toda la embarcación está cubierta por densos cableados, que, como neuronas, se conectan unos con otros para lograr que la percepción de esa realidad no se desvanezca. Solo un extraño personaje, que dice conocer a Maura, se esfuerza por estimular ese cerebro durmiente para que despierte…

1899 es un brillante juego de inteligencia en el que la información se oculta de manera consciente, para que creemos nuestras propias suposiciones. Y estas pueden ser infinitas, como el número de simulaciones que han vivido los pasajeros del Kerberos.

Serie 1899
En ningún momento queda claro cómo llegaron los protagonistas al Kerberos o por qué fueron elegidos.

Un ciclo interminable y un enigmático despertar

Lo primero que suponemos sobre 1899 es que estamos ante un tipo de aberración científica inexplicable. Los pasajeros están obligados a vivir una y otra vez un loop infinito, uno en el que morir y volver a reiniciar ese mismo viaje en el Kerberos infinitas veces. Nadie emerge de los estratos de su memoria y Maura parece no poder tomar contacto con el origen de su dolor, de su trauma psicológico.

Solo en el último momento parece encontrar la llave desde la que desbloquear su conciencia. Y su despertar no puede ser más enigmático. Una vez más, y al finalizar el último capítulo, nos asaltan más preguntas que respuestas. Porque 1899 es un acertijo, envuelto en un misterio, dentro de un enigma. 

Producciones así requieren atenderlas desde la paciencia y la reflexión, sin tener el móvil en la mano y asumiendo, que las revelaciones, como ya sucedió con Dark, llegarán en su momento. Pero antes nos harán viajar por inquietantes estratos espacio-tiempo y por personajes que nunca son lo que parecen…


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