Anatomía de un perfeccionista
Hacerlo todo perfecto es imposible. Por definición, es un acto inalcanzable, pues es un anhelo tan imposible como lo es en matemáticas el infinito; cuando se consigue alcanzar la posada del horizonte, aparecen otras muy seductoras en la lontananza.
Siempre hay espacio para trabajar más, aprender más, ser mejores y además, hacerlo en tiempo, en forma y en quedar con todo el mundo bien. Esto es un sueño. Es irreal. Y cuando se persigue: duele. Y duele mucho. ¿Cómo es la anatomía de un perfeccionista?
Para Jeffrey Young, la búsqueda de la perfección se explica por las metas inalcanzables que perseguimos. Las metas inalcanzables son las creencias que poseemos acerca de que debemos esforzarnos más para satisfacer estándares internos de ejecución que son cada vez mayores. En multitud de ocasiones, esto se realiza para evitar la crítica tanto ajena como propia (la autocrítica).
Metas inalcanzables
Las metas de las personas perfeccionistas no son alcanzables; parece que siguen a la misma distancia, o incluso más lejos, aunque nadie pueda negar que hemos avanzado.
Generalmente, esto produce sentimientos de presión o sensación de dificultad para reducir el ritmo, además de la hipercrítica hacia los demás y hacia nosotros mismos. En consecuencia, la capacidad para experimentar placer y relajarnos disminuye y afecta a la salud y la autoestima. Las metas inalcanzables suelen presentarse como:
- Perfeccionismo, a través de la atención excesiva al detalle o a la subestimación de la propia ejecución a la norma.
- Reglas rígidas o “deberías” en multitud de áreas de la vida, incluyendo preceptos morales, culturales y éticos irrealmente altos.
- Preocupación por el tiempo, la eficiencia y la necesidad de lograr más.
“El perfeccionismo se presenta por niveles y grados y varía en intensidad. No es algo que o se tiene o no se tiene, sino que es experimentado por todas las personas”.
-Egan-
Así es una persona perfeccionista
Las personas con un perfeccionismo saludable tienen la capacidad de reponerse cuando fracasan. Aceptan sus limitaciones tanto cuando estas proceden de sí mismas como del entorno. Además, el perfeccionismo positivo podría actuar como un motor que nos activa y nos alienta a alcanzar nuestras metas en áreas diversas, como el deporte, la música, el trabajo o la escuela. Esta es una diferencia fundamental respecto al perfeccionismo patológico.
En contraparte, las personas caracterizadas por un perfeccionismo desadaptativo sufren en consecuencia. Las áreas importantes de sus vidas como la de pareja, la laboral, la interpersonal o la académica se ven deterioradas porque fracasan en cumplir con las altas expectativas que se han fijado para sí mismos.
La autocrítica es un componente clave y fundamental de la anatomía de un perfeccionista. Es el miedo patológico al fallo que surge de la necesidad de la autoevaluación minuciosa y del autocontrol del propio rendimiento que, al fracasar en lograr las metas, o al lograrlas y menospreciarlas, nos confirman la autoevaluación negativa y nos impulsan a crear nuevos estándares todavía más exigentes.
“El perfeccionismo supone un problema cuando la presencia del mismo genera sentimientos de infelicidad e interfiere en el funcionamiento del individuo”.
-Antony-
Perfeccionismo autoorientado
El perfeccionismo autoorientado (PAO) abarca las conductas perfeccionistas que tienen origen y destino en nosotros. Es decir, constituyen tanto las demandas de ser perfeccionista como la expectativa de alcanzarlo en relación con lo que nos exigimos.
Las personas con elevado PAO tienden a evaluarse de forma extrema, centrándose en los defectos y en las deficiencias, y generando al mismo tiempo expectativas que distan de ser reales.
El PAO se ha relacionado con entidades clínicas que involucran de manera importante al autoconcepto, como la depresión y los trastornos de la conducta alimentaria.
Perfeccionismo orientado a los demás
El perfeccionismo orientado a los demás (POD) se refiere a las exigencias que realizamos sobre quienes nos rodean. Podemos considerar que hay personas “perfectas” en nuestro entorno que son y que realizan valoraciones importantes y rigurosas de los demás.
Además, el POD dista de estar necesariamente relacionado con entidades clínicas, pero puede generar insatisfacción y dificultades a la hora de relacionarse con personas que son, para nosotros, perfectas.
Perfeccionismo socialmente prescrito
El perfeccionismo socialmente prescrito (PSC) abarca dimensiones interpersonales. Las demandas de perfección proceden de los demás y se dirigen a uno mismo. El PSC implica albergar la creencia de que uno es incapaz a la hora de alcanzar lo que los demás nos demandan. Cuando esto sucede, pueden aparecer preocupaciones sobre la falta de perfección.
En conclusión, después de repasar la anatomía de un perfeccionista, podemos decir que el perfeccionismo extremo puede llegar a incidir sustancialmente en la salud de las personas, ya que se ha visto relacionado con diversas entidades clínicas de calado (depresión, TAG y otras).
Por este motivo, conviene rebajar la expectativa de ser perfectos en todo, para todos y en todo momento; para ajustarla a la realidad de la naturaleza humana en la que, por el hecho de ser seres biológicos, a veces fallamos. Y fallar es normal.
“Parece ser que la preocupación por conseguir y mantener la aprobación de los otros posee mayor relevancia en esta dimensión”.
-Hewitt-
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