Aprende a cerrar ciclos adecuadamente

Comenzar nuevas etapas es tan importante como cerrar ciclos de manera adecuada. Aquí te contamos cómo hacerlo.
Aprende a cerrar ciclos adecuadamente
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 22 octubre, 2022

Cuando hablamos de ciclos nos referimos a esos procesos de la vida que comienzan, se desarrollan y concluyen. Así, aunque en la práctica nada termine del todo realmente, es importante aprender a cerrar ciclos cuando se agote el proceso, para seguir adelante y evitar quedarnos estancados.

Para ello, antes de nada hay que saber diferenciar entre el hecho de cerrar ciclos y el de tener una pérdida. El cierre de grandes etapas de la vida supone pérdidas e implica duelos, pero no tiene el carácter súbito o profundamente doloroso que comportan las pérdidas como tal. Por lo tanto, el cierre de un ciclo comprende pérdidas , pero estas no necesariamente incluyen un cierre de ciclo.

Un gran error es arruinar el presente recordando un pasado que ya no tiene futuro”.

-Autor anónimo-

Ahora bien, lo importante de cerrar ciclos es que incide de manera directa en lo que se hará en un futuro. Si el ciclo, sea cual sea, permanece abierto, interfiere con el avance personal. Es como dejar una llave que gotea sin repararla y esperar a que esto no incida en el costo económico y ecológico del agua. Veamos cuáles son algunos de esos caminos para cerrar ciclos.

Para cerrar ciclos, lo primero es dejar ir

Los seres humanos tendemos a aferrarnos a lo conocido, por más negativo que sea. La costumbre es una fuerza muy poderosa que nos impulsa a mantenernos en la inercia. Se percibe como si fuera más fácil soportar lo malo conocido, que emprender la aventura de lo bueno por conocer.

Manos soltando pájaros simbolizando reactancia psicológica

Por lo anterior, suele haber una resistencia a cerrar ciclos. Hay una parte de nosotros que quisiera seguir en lo mismo y no experimentar ninguna incertidumbre frente a lo nuevo.

De ahí que la primera tarea sea la de dejar ir. Un ciclo se cierra cuando el proceso ya se completó y solo quedan restos del mismo. El cierre solo puede hacerse de manera consciente. Es posible que ya no haya algo a qué aferrarse, pero mentalmente seguimos conectados a ello. Dejar ir es una forma de reconocer la nueva realidad.

Despedirse y hacer un balance

Aunque cerrar ciclos se refiera a abandonar realidades que nos hacen daño, siempre originará un duelo. Por lo tanto, es necesario permitirnos vivir esa tristeza que traen consigo los finales y despedirnos de esa realidad que está por desaparecer. La mejor manera de hacerlo es construyendo una memoria sobre lo vivido.

Los ciclos no se cierran metiendo la cabeza en la tierra como un avestruz. Ni dando la espalda a lo que sucede para evitar sentirnos mal. Lo mejor es repasar, paso a paso, cada una de las vivencias que formaron parte de ese proceso. Identificar el comienzo, los momentos más relevantes y las sensaciones que experimentamos.

A partir de esto se puede hacer un balance, una evaluación de las vivencias positivas, y también complicadas, que hubo en ese ciclo. Qué se aprendió y qué no. Qué aportó a nuestro crecimiento y cómo contribuyó a nuestras limitaciones. Esta es la mejor manera de decir adiós.

El momento de emprender

El principal objetivo de cerrar ciclos es ponernos en paz con el pasado inmediato, para seguir adelante sin que lo vivido nos afecte, ni invada nuestro presente. Todo final implica también un comienzo. Ese comienzo debe ser el foco de nuestra atención y nuestro interés.

Mujer con voluntad caminando tras cerrar ciclos

Lo nuevo no tiene por qué asustarnos. Es normal que implique un desequilibrio inicial, pero en relativamente poco tiempo comenzará a revelar sus bondades. Movernos de lo conocido a lo incierto siempre tiene un toque de aventura y supone aprendizajes, sorpresas y, por supuesto, adaptaciones. La mayoría de las veces, los cambios nos dan mucho más de lo que nos quitan.

Hay que abrazar al cambio como a un nuevo amigo. Hay que ver un nuevo ciclo como la oportunidad para poner en práctica lo aprendido en el anterior y para ampliar lo que ya sabemos, pulir lo que está en bruto o dar un viraje para crecer.

 

Cómo poner fin emocionalmente a etapas de nuestras vidas

1. Piensa en el inicio del ciclo

Tener un panorama claro del momento en que se inició el ciclo emocional ayuda a identificar qué nos puede llevar a cerrarlo . Por ejemplo, la aparición de un problema (la enfermedad de un familiar, un despido laboral, etc.).

2. Piensa en cómo te sentiste

Ve más allá de la simple descripción de hechos objetivos. Párate a pensar cuál fue tu reacción emocional en esta primera fase del ciclo, tanto en aspectos positivos como negativos.

3. Recuerda cómo intentaste avanzar

En este punto, recuerda cuáles fueron las iniciativas que tuviste para sacar adelante la situación, tanto en los criterios objetivos como en los que tienen que ver con tus sentimientos.

4. No omitas tus errores

Los errores y los fracasos son inherentes a la vida, y mantenerlos fuera de nuestra memoria no sirve de nada si lo que quieres es que tengan sentido para ti. Por eso, aprende de ellos para poder advertir que los hechos más significativos de esta etapa te llevaron a una etapa final en la que podrás cerrar el ciclo.

5. Piensa en el rumbo que te puede llevar a cerrar el ciclo

Con las cosas que tienes en mente después de haber realizado los pasos anteriores, ya es posible ver una tendencia que te puede llevar a cerrar el ciclo de la forma más positiva y constructiva posible.

6. Ir a la llamada a la acción

Es muy complicado cerrar un ciclo emocional simplemente a través de la introspección. Por lo tanto, haz que tu salida de esta fase se refleje en una acción o una serie de acciones , para que le des una solidez o estructura física que muestre tu progreso.

Para concluir, cerrar ciclos es vital para nuestra salud mental. De no hacerlo, vamos a sentirnos atiborrados y confundidos frente al futuro. A lo que se fue, hay que darle una sepultura de primera y decirle adiós. A lo nuevo hay que recibirlo con los brazos abiertos y una bienvenida en el corazón.


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  • Cabodevilla, I. (2007). Las pérdidas y sus duelos. In Anales del sistema sanitario de Navarra (Vol. 30, pp. 163-176). Gobierno de Navarra. Departamento de Salud.

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