Arder en la hoguera
Padecer un deseo irrefrenable por ayudar a los demás, se denomina en psicología “Síndrome de Juana de Arco “. Este deseo implica un sentimiento de entrega y generosidad sin límites, pues las personas que lo padecen incluso llegan a olvidarse de satisfacer sus propias necesidades.
Las personas con este síndrome, no viven su vida, sino que la sacrifican por y para alcanzar el bienestar de los demás. Depositan su energía y empeño diario, en garantizar a los demás una vida libre de conflictos y problemas. Tratan de ofrecerse como una tabla de salvación para todo/s cuantos les rodean.
Obviamente, por mucho empeño que pongamos, salvar al mundo de todos los males, es misión imposible. Esto provoca en estas personas una frustración y un malestar que implica resentimiento, depresión, angustia, hasta el punto de sentirse “quemados” como en su momento Juana de Arco en la hoguera.
Todo en su justa medida es lo correcto, y lo mismo sucede con el altruismo y el egoísmo. En el equilibrio está la respuesta. Ser altruistas y solidarios para hacer bien a los demás es maravilloso, pero si antes nos hemos proporcionado y asegurado de hacernos bien a nosotros mismos.
Distintos comportamientos pueden alertarnos junto con nuestras acciones de poder padecer o reconocer este peculiar pero no infrecuente síndrome:
Ceder ante una situación sin querer hacerlo para evitar discusiones o disgustos.
Soportar una vida ingrata y disimular una felicidad que no es real.
Llevar una vida rutinaria, aburrida, con frustración, dedicada a los demás.
Cuando tu comportamiento deja de ser necesario y supone una carga demasiado pesada para ti y para los que te rodean.
Cuando te sientes como Juana de Arco sola, consentidora de tu hoguera particular, ardiendo hasta el final.