El cambio vital positivo: restaurar y compensar el equilibrio que ha roto el cáncer
Pasar por un cáncer o tener a alguien cercano que padezca esta enfermedad es más la norma que la excepción, desgraciadamente. En este sentido hablamos de una situación desagradable que nos afecta en gran medida y que tienen un gran potencial para condicionar de manera negativa la vida de las personas afectadas y la de sus seres queridos.
Pero, ¿se puede potenciar el afecto positivo en el cáncer? O vayamos un poco más allá… ¿Se puede facilitar que haya un cambio vital positivo tras haberlo padecido? Desde luego. Es muy importante adquirir estrategias para manejar el malestar emocional asociado, pero también otras para potenciar emociones y cambios positivos para quien lo padece… ¡Sigue leyendo para descubrir cómo!
“El cáncer cambió mi vida. Doy las gracias por cada día. Me ha ayudado a establecer prioridades”
-Olivia Newton-John-
¿Por qué es importante el cambio vital positivo?
La realidad es que, tras sobrevivir al cáncer, muchos pacientes sienten un elevado malestar psicológico. Pueden aparecer trastornos de ansiedad, depresión o de estrés postraumático, además de la fatiga persistente característica de este período.
¿Qué pasa con esto? Que hace que los pacientes tengan una peor calidad de vida. Pero no solo eso. El auto-cuidado, la adherencia a los tratamientos, el pronóstico, así como la supervivencia global, empeoran. Por el contrario, el cambio vital positivo influye de forma notable en el bienestar de los pacientes.
¿Por qué? Porque va a jugar un papel relevante facilitando su adaptación psicosocial. También refuerza la adherencia al tratamiento oncológico, aumentando así la probabilidad de que tenga éxito. Además contribuye a que la calidad de vida global se eleve.
Los primeros pasos para facilitar el cambio vital positivo tras el cáncer
Para facilitar el cambio vital positivo tras el cáncer, el primer paso que hay que dar es el de promover actitudes que faciliten el crecimiento dentro del marco impuesto de la enfermedad. Es decir, que faciliten el procesos de asimilación. Para ello, se debe potenciar la curiosidad vital, la universalidad grupal y la apertura al cambio. Además, es importante favorecer tanto la expresión como el procesamiento emocional.
En este sentido, habrá que trabajar con emociones negativas y positivas, tomando conciencia de los síntomas somáticos que pueden causar. Es decir, de nuestras sensaciones corporales asociadas a las distintas emociones. También hay que buscar un nuevo significado a nuestras emociones, de forma que sean más adaptativas y no nos generen un malestar excesivo.
“Combatimos el cáncer con todo tipo de cosas, pero se nos olvida el amor. Podría ser la mejor arma de todas”
-Regina Brett-
El siguiente paso se va a centrar en adquirir estrategias de regulación emocional y de afrontamiento adaptativas. En este sentido, la evitación de situaciones que nos generen malestar nos va a perjudicar enormemente. Por ello, es importante trabajar la conciencia y el balance emocional, así como buscar los horizontes del cambio positivo y tratar de adquirir estilos de vida saludables.
Además, es relevante trabajar nuestras fortalezas personales. De esta forma, tomaremos conciencia de nuestros puntos fuertes en nuestra forma de ser, de forma que estemos en disposición de usarlos a nuestro favor. También podemos tratar de potenciar aquellos aspectos en los que somos débiles y vayamos a necesitar. Por último, es importante recordar que hemos sido capaces de afrontar dificultades anteriormente y que podemos volver a hacerlo.
¿Qué hacer después para que se dé el cambio positivo en el cáncer?
Tras trabajar esto, hay que favorecer los procesos de acomodación. Para ello, hay que facilitar el crecimiento postraumático. ¿Cómo? Dando significado a la experiencia y buscando el crecimiento relacional. Para lo primero, vamos a buscar experiencias positivas tanto recientes como remotas, además de potenciar la realización personal y la esperanza. No se trata de quitarle trascendencia al cáncer, pero sí de entender que somos más que la enfermedad y que esta en ningún caso nos define.
Con el fin de que nuestros lazos sociales aumenten, es importante tratar de fomentar el interés por los demás. Así mismo, es relevante trabajar la comunicación en nuestras relaciones, de forma que expresemos de forma adecuada cumplidos, agradecimientos y las disculpas.
“Cada día me miro en el espejo y me pregunto: Si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy? Si la respuesta es no durante demasiados días seguidos, sé que necesito cambiar algo”
-Steve Jobs-
Por útimo, hay que trabajar los aspectos existenciales y espirituales. Para ello es importante gestionar y darle un sentido a la conciencia de mortalidad y transitoriedad que puede haber despertado la enfermedad. Además, hay que trabajar la prevención de recaídas, de forma que la persona sepa qué hacer si ve que los síntomas de malestar reaparecen.
Imágenes cortesía de Nordwood Themes, Haley Phelps e IB Wira Dyatmika