Capital psicológico: qué es y cómo fomentarlo

Los trabajadores con niveles altos de capital psicológico se enfrentan mejor a las tareas difíciles porque las perciben como un reto o un desafío. ¿Qué consecuencias tiene esta perspectiva vital? ¡En este artículo te las contamos!
Capital psicológico: qué es y cómo fomentarlo
Gorka Jiménez Pajares

Escrito y verificado por el psicólogo Gorka Jiménez Pajares.

Última actualización: 31 enero, 2024

El capital psicológico hace referencia a una serie de variables de personalidad que se relacionan con el bienestar laboral. Los trabajadores con puntuaciones altas en estas variables cuentan con ventaja para adaptarse a situaciones complicadas. Son más proactivos, de manera que se sienten mejor y rinden más en su trabajo.

En este punto, debemos hablar del estrés de rol. Las demandas del trabajo pueden convertirse en potentes estresores laborales. Si los trabajadores necesitan realizar más esfuerzo y si este exceso se convierte en la norma en vez de en la excepción a la hora de mantener su nivel de producción, las consecuencias pueden ser negativas.

Así, el estrés de rol se refiere a circunstancias como la carga en el trabajo intensa y excesiva, las discusiones con los compañeros y los conflictos con los supervisores, así como la ambigüedad en las tareas que tienen que realizar (trabajadores que «hacen mucho, pero no saben muy bien qué hacen»).

«El agotamiento sería la consecuencia del estrés de rol».

-Bernardo Moreno-Jiménez-

Mujer estresada en el trabajo
El capital psicológico permite afrontar el estrés laboral.

¿Qué es el capital psicológico?

El capital psicológico es un recurso laboral. En concreto, es un concepto que engloba cuatro variables de personalidad positiva. Estas personas tienen la percepción de que son eficaces en las tareas que realizan, son optimistas, resilientes y experimentan a menudo esperanza. Además, se puede incluir un quinto elemento dentro del concepto de capital psicológico: las personalidades resistentes.

Este recurso constituye una buena vía personal para afrontar el estrés de rol que hemos mencionado. Tiene su origen en la psicología positiva aplicada al ámbito organizacional y consiste en un estado psicológico positivo de las personas que:

1. Se perciben como autoeficaces

La autoeficacia tiene que ver con la creencia de que tenemos recursos para llevar a cabo una determinada tarea con éxito. Implica visualizar el final, crear una imagen mental que nos guiará a través de la tarea, dividirla en fases, asimilar los resultados obtenidos y autorreforzarnos en consecuencia.

Estas personas confían en sus posibilidades, y es complicado abrumarlas incluso en situaciones que son desafiantes. Los trabajadores que se perciben a sí mismos como autoeficaces tienden a apostar y a comprometerse con tareas difíciles. Ante la posibilidad de fracasar, se crecen y se esfuerzan más.

«Las personas que tienen una gran seguridad en sus capacidades consideran las tareas difíciles como retos que han de ser superados, en vez de amenazas que han de ser evitadas».

-Albert Bandura-

2. Son optimistas

Esta emoción está recibiendo una gran atención por parte de la psicología positiva. Las personas optimistas perciben que sus resultados son suyos, es decir, se atribuyen la responsabilidad de buena parte de sus éxitos . El optimismo de las personas con alto capital psicológico es orientado tanto a presente como a futuro.

«Las personas optimistas tienen tendencia a esperar que el futuro les depare resultados favorables».

-Consuelo Morán Astorga-

3. Son resilientes

La resiliencia es un proceso activo. Es la capacidad de seguir trabajando a pesar de las dificultades. Para ello, las personas resilientes ajustan su comportamiento a las demandas del entorno. Cuando aparecen acontecimientos laborales adversos, estas personas siguen trabajando y luchando por lo que quieren. Es más frecuente que obtengan diferentes aprendizajes del malestar, se recuperen y sigan luchando.

«Los malos momentos tienen un valor; son ocasiones en las que todos podemos aprender».

-Ralph Waldo Emerson-

4. Tienen esperanza

La esperanza es la emoción de la que nace la conducta perseverante. Los trabajadores esperanzados son personas que persiguen sus metas, y si los caminos para alcanzarlas son infructuosos, buscan otros que les permita llegar a buen puerto.

Junto con la vitalidad, es una de las emociones que más se vinculan con la percepción de satisfacción y bienestar. La esperanza es una emoción muy positiva que dota de fuerza de voluntad a las personas para lograr las metas que se propongan.

«Donde una puerta se cierra, otra se abre».

-Miguel de Cervantes-

5. Su personalidad es resistente

Es un rasgo de personalidad propio de las personas firmes y fuertes. La personalidad resistente emerge ante situaciones intensamente adversas y engloba una serie de conductas aprendidas en distintos periodos de la vida. Entre sus características podemos encontrar las siguientes:

  • Participan y están comprometidas con las actividades que suponen un reto. Son personas que lidian bien con los desafíos.
  • Han aprendido a modular sus emociones, sus pensamientos y las conductas que están experimentando.
  • Perciben las situaciones adversas como escenarios idóneos para aprender.

Quienes tienen una personalidad resistente manifiestan una menor tendencia a padecer estrés porque hacen uso de un elenco de recursos de afrontamiento más amplio.

Mujer pensando en el liderazgo resiliente
Los empleados con personalidades resistentes son trabajadores que fluyen y se identifican con su trabajo.

¿Cómo podemos fomentar el capital psicológico?

Existen diferentes vías para fomentar y promover el capital psicológico:

  • A través de los denominados «logros de ejecución». Si escogemos deliberada y conscientemente tareas que consideramos difíciles y tenemos éxito en su realización, aumentará nuestra percepción de autoeficacia.
  • «Si tú puedes, yo puedo». Cuando vemos a otras personas enfrentarse a tareas complicadas y salir victoriosos, es posible que nos veamos identificados y crezca en nuestro interior un desafío que queremos resolver. Esta estrategia se basa en el modelado social.
  • Afronta activamente los problemas. El afrontamiento activo es lo contrario a la evitación. Si el problema es demasiado grande, puedes tratar de dividirlo e ir resolviendo cada una de las partes por separado. Consiste en aplicar acciones concretas en problemas definidos.
  • Haz uso del humor. El humor es un buen compañero para relajarnos y conectar con los demás.
  • Apóyate en otros. Las redes sociales que hemos tejido a nuestro alrededor pueden ser potentes amortiguadores que atenúan el impacto de los eventos estresantes. Además, el apoyo social entre compañeros de trabajo promueve una mejor comunicación, aspecto relacionado con el bienestar.
  • Evita etiquetar los problemas como «insalvables». Caminar por la vida bajo la perspectiva de que los problemas pueden ser superados es una forma de reaccionar potencialmente más adaptativa.

De esta manera, el capital psicológico es un recurso que todos los trabajadores pueden potenciar. Así, se ha visto que las personas con alto capital psicológico saben lidiar mejor con situaciones laboral y emocionalmente complicadas. De hecho, se considera un factor protector potencial contra el síndrome de burnout.

Las nuevas investigaciones sobre el capital psicológico apuntan en la línea de que las empresas, además de formar a sus trabajadores en competencias instrumentales, deberían promover en sus trabajadores variables de personalidad como las descritas.

«En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente».

-Khalil Gibran-


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