¿La crianza respetuosa no te funciona?: mira por qué

Si con la crianza respetuosa no estás logrando los resultados esperados, hay varios aspectos que revisar. Te contamos qué puedes hacer al respecto.
¿La crianza respetuosa no te funciona?: mira por qué
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 20 noviembre, 2022

Hay ciertas tendencias que están cobrando relevancia en los últimos tiempos, encaminadas a criar con apego, con respeto y fomentando la autonomía de los menores, como la crianza respetuosa. Sin duda son excelentes alternativas que benefician tanto a los niños como a los progenitores, pero es posible que sientas que no te funciona.

Si esto ha ocurrido, tal vez hayas concluido que esta opción no es para ti, o que tus hijos no cumplen los requisitos para llevarla a cabo. Muchos adultos piensan que sus niños son demasiado rebeldes o movidos para que esta práctica pedagógica funcione, y que únicamente pueden recurrir a estilos más autoritarios. En realidad, todos los menores merecen ser criados con respeto; por ello, vamos a explorar los principales motivos que pueden complicar la aplicación de este tipo de educación.

Si la crianza respetuosa no te funciona, revisa sus principios

Antes de aplicar este (o cualquier otro) estilo de crianza, es importante informarse bien y en profundidad a través de fuentes confiables. Y es que, de lo contrario, caemos en el error de no entender los principios y no ponerlos en práctica adecuadamente. Por ejemplo, muchos progenitores confunden la crianza respetuosa con la permisividad, y así se olvidan de poner límites, ser firmes y guiar a sus hijos.

Criar con respeto no es hablar siempre con dulzura, ceder a los caprichos infantiles o permitir cualquier conducta. Si esta es la idea que albergabas y que has estado poniendo en práctica, es natural que tus resultados no hayan sido los esperados. Recuerda que amor y límites son necesarios a partes iguales.

Niño llorando con rabieta
Es posible que tras aplicar algunas estrategias de la crianza respetuosa, los niños se vuelvan un poco más rebeldes. Esto es así porque ellos necesitan probar los límites del contexto.

No tienes paciencia

Es posible que sientas que la crianza respetuosa no te funciona porque no tienes paciencia para hablarle a tu hijo con calma, para validar sus emociones o para enseñarle a hacer las cosas por sí mismo. De hecho, esto sí requiere un tiempo extra, y en medio de la vorágine de obligaciones diarias puede parecer que no dispongas de él.

Es más sencillo coger la mano del niño para que siga caminando mientras tiene una rabieta que detenerse a acompañar sus emociones. Es más práctico servirle el desayuno que animarle a intentarlo por su cuenta. Y, a veces, es inevitable gritar. Sin embargo, para educar con respeto no se necesita tener paciencia, sino tener conciencia.

Como adultos, a ninguno de nosotros se nos ocurriría gritarle a nuestro jefe, zarandear a nuestra pareja o ignorar a un amigo cuando llora. Basta con entender que los niños merecen el mismo respeto, los mismos buenos tratos y buenos modos, y otra forma de educar ya no nos parecerá aceptable.

Tu hijo se ha vuelto más rebelde

Si hace poco tiempo que has comenzado a aplicar la crianza respetuosa, es posible que hayas notado un incremento en las actitudes rebeldes de tu hijo. Esto te puede desanimar y llevarte a pensar que nada está funcionando, pero se trata de una reacción natural.

Los niños suelen probar los límites de los adultos, simplemente para entender cómo funciona el contexto en el que están inmersos. Al cambiar las dinámicas familiares, es normal que surjan estas “pruebas”. Únicamente es cuestión de perseverar y mantenerse en este nuevo estilo educativo, y paulatinamente los pequeños irán entendiendo el cambio y transformándose también ellos.

El niño aún llora

Algunos progenitores descubren la crianza respetuosa en un intento desesperado por aprender a lidiar con las rabietas de sus hijos. Por ello, pueden sorprenderse al comprobar que estas se siguen produciendo, que sus niños aún se frustran, lloran y se desbordan emocionalmente.

Pero lo cierto es que estas reacciones son naturales a determinada edad y solo dan cuenta de que el niño aún no ha aprendido a regular su sistema nervioso y a gestionar sus emociones.

Este estilo de crianza no evitará los llantos ni los berrinches, por lo que no podemos medir su efectividad bajo este baremo. Sin embargo, sí nos enseña cómo acompañar y apoyar a los pequeños en estos momentos, facilitándoles el camino de aprendizaje emocional.

Sigue habiendo desobediencia

Por último, puedes pensar que la crianza respetuosa no te funciona si tu hijo sigue desobedeciendo. Pero la obediencia en ningún momento es el objetivo de este paradigma educativo. En realidad, se busca fomentar su autonomía y su pensamiento crítico, enseñarles a escuchar, pero también permitirles tener voz.

Si solo deseamos que un niño nos obedezca, no estamos respetando que él, como ser humano, puede tener sus opiniones, deseos y necesidades, y discrepar con nosotros. Por supuesto, no se trata de dejarle hacer lo que le plazca en cada momento, pero sí de guiarle con empatía y con argumentos, y no únicamente tratando de imponernos autoritariamente.

Padre criticando a su hija pequeña
Practicar la crianza respetuosa implica paciencia, compromiso y empatía por parte de los padres.

¿La crianza respetuosa no te funciona?: ajusta tus expectativas y persevera

En suma, muchas de las veces en que sientes que la crianza respetuosa no te funciona, lo que ocurre en realidad es que estás esperando resultados equivocados. El objetivo no es que el niño sea sumiso o deje de llorar, ni que los padres utilicen siempre un tono dulce y suave. La meta real es acompañar su crecimiento, respetando sus derechos, sus ritmos y sus emociones, forjando un vínculo sano y ayudándole a generar confianza en sí mismo.

Por ello, ajusta tus expectativas y persevera al aplicar los principios de este estilo de crianza. En poco tiempo verás cambios muy positivos, no solo en las reacciones de tu hijo, sino también en tu propio estado de ánimo y en vuestra relación.


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